
Con foco en el GNL, el hidrógeno verde y la reactivación de cuencas maduras, la provincia patagónica despliega una ambiciosa estrategia para diversificar su matriz energética y captar inversiones de escala global.
La provincia patagónica apunta a posicionarse nuevamente como un actor clave en el mapa energético del país y del mundo.
El gobernador Ignacio Torres encabezó recientemente el foro «Energía Chubut 2050 – Tierra de Futuro» en la ciudad de Buenos Aires, donde presentó los principales lineamientos de esta agenda renovada: desde la construcción de una terminal de gas natural licuado (GNL) en Puerto Rawson hasta la promoción del hidrógeno verde, la reconversión de cuencas maduras y el regreso del debate por el uranio.
El puntapié institucional de esta estrategia fue la sanción de la Ley I N° 815, que establece por primera vez una política energética integral para Chubut. La norma plantea objetivos en torno a la sostenibilidad, la modernización tecnológica, la estabilidad fiscal para proyectos estratégicos y, sobre todo, una mayor participación del Estado provincial en la renta energética.
«La ley marca un antes y un después en la planificación energética chubutense», señala un informe de la consultora Paspartu, dirigido por el especialista Juan José Carbajales. Sin embargo, también advierte que su éxito dependerá de una implementación efectiva, con metas claras, recursos asignados y mecanismos de seguimiento.
GNL en Rawson: perfil exportador
Entre los proyectos más ambiciosos se encuentra la construcción de una terminal de GNL en Puerto Rawson, a cargo de un consorcio de empresas nacionales. La propuesta prevé una inversión de magnitud, la creación de hasta 16.000 empleos directos e indirectos y la posibilidad de abrir un nuevo canal de exportación de gas desde el sur del país hacia mercados internacionales.
El proyecto busca aprovechar los recursos de cuencas maduras como el Golfo San Jorge y se presenta como un complemento estratégico a Vaca Muerta, ampliando la infraestructura energética exportadora desde la Patagonia.
Lejos de cerrar los pozos tradicionales, Chubut propone reconvertir sus yacimientos maduros mediante incentivos fiscales y marcos regulatorios que promuevan la recuperación terciaria, la incorporación de nuevas tecnologías y la extensión de la vida útil de las áreas productivas.
Un ejemplo destacado es el caso de Cerro Dragón, operado por Pan American Energy, que contará con un plan piloto de inversión de U$S 250 millones para su reconversión. Además, la salida de operadoras como YPF y Tecpetrol en ciertas áreas abrió el paso a nuevos actores, entre ellos Crown Point Energy, lo que renueva la dinámica del sector.
Hidrógeno verde y uranio
Otra de las apuestas del gobierno provincial, según el informe de Paspartí, es el desarrollo del hidrógeno verde, con gestiones para establecer un marco normativo específico que acompañe futuras inversiones. El potencial de la región en energía eólica y solar convierte a Chubut en un escenario favorable para este tipo de desarrollos.
En paralelo, se reactiva el debate sobre la explotación de uranio, un recurso estratégico en el contexto de transición energética global. Si bien Chubut posee importantes reservas, el avance del sector enfrenta obstáculos normativos, no existe aún una ley provincial habilitante, y resistencias sociales que demandarán consensos amplios.
La nueva agenda energética de Chubut representa una apuesta ambiciosa para diversificar su matriz, atraer inversiones privadas, fortalecer su presencia en los mercados internacionales y reactivar su economía regional. Sin embargo, el verdadero desafío será pasar del anuncio a la acción.
«El plan está trazado. Ahora el foco debe estar en su ejecución efectiva, en garantizar transparencia, participación y resultados concretos», concluye el informe de Paspartu