
El Gobierno hizo oficial la extensión de concesiones a una empresa que heredó áreas de YPF. El CEO de la petrolera estatal dijo que buscarán desprenderse de todos los activos convencionales.
El Gobierno de Mendoza hizo oficial la prórroga por 10 años de algunas de las áreas petroleras que YPF cedió a Petróleos Sudamericanos y con eso, como adelantó MDZ, un ajuste de las condiciones: menos regalías, un recálculo para restringir la zona y un plan de inversiones que en los primeros años es escueto, pero con crecimiento a futuro hasta llegar a los 500 millones de dólares. Son las áreas de Mendoza Norte, la más compleja por la antigüedad, los impactos y la cercanía al Gran Mendoza. En el medio, surgió una información trascendente que puede acelerar el cambio de modelo petrolero de Mendoza: el CEO de YPF, Horacio Marín, dijo que su objetivo es que en 2026 la empresa sea 100% Vaca Muerta, es decir que ceda todas las áreas convencionales.
Con el Plan Andes YPF bajó fuertemente la participación en el upstream en Mendoza. Pero sigue siendo la principal empresa, con más del 30% de la producción de petróleo. En el mapa de activos con potencial, esa empresa tiene a cargo el área Chachahuen, que es la joya del petróleo convencional en la región gracias al proceso de recuperación terciaria. El petróleo extraído es convencional, pero se realiza con un proceso complejo con inyección de polímeros. El área, que tiene una extensa historia, es la de mayor producción de Mendoza. Chachahuen tiene una historia particular. YPF es la operadora e inversora, pero tiene otros socios. Esa empresa posee el 70% de la participación. Las empresas Ketsal y Kilwer tienen 10% cada una. Se trata de firmas del grupo liderado por José Luis Manzano que había obtenido originalmente la concesión con enormes promesas de inversión y las regalías al 18%. El concesionario original no la explotó y, en cambio, trianguló el activo. Una de las empresas que ingresó en ese proceso fue Energía Mendocina S.A, del grupo Álvarez (que ahora tiene otro 10% de participación).

En la línea de pensamiento y ejecución de Marín, Chachahuen está fuera de los planes de mediano plazo para la empresa, al menos en su fase convencional. “Tenemos como objetivo que YPF sea una empresa no convencional en 2026, que tengamos un lifting cost de US$4,2, que sea una empresa resiliente a bajos precios de petróleo», dijo Marín en la meca del petróleo, en Houston. En una entrevista con Diario de Río Negro, el ejecutivo de la empresa ratificó esa idea y los activos de Mendoza quedaron incluidos. A YPF no le interesa la producción convencional por el elevado costo que tiene. Eso ya ocurría antes de la llegada de Marín y por eso, por ejemplo, se redujeron las regalías para amortiguar parte de esos costos.

El hilado fino, sin embargo, puede tener otro recorrido. Si bien la producción convencional no es de interés de YPF, Chachahuen y las áreas cercanas están sobre la formación Vaca Muerta, que está casi inexplorada en Mendoza. Por eso la posible cesión tendría otros condimentos o podría estar condicionada a ese potencial. De hecho es una zona cercana a los pozos piloto que hace la misma YPF en la parte mendocina de Vaca Muerta.
Este año se realizará la segunda etapa del plan para hacer pozos horizontales con mayor ímpetu. Del resultado final del proceso dependerá también el resto de las inversiones y el futuro. Allí es clave no solo el volumen de petróleo y gas que emanen los pozos, sino también los costos. YPF tiene un modelo de producción industrial para Vaca Muerta en el que el objetivo es bajar costos y estandarizar procesos. Todo, obviamente, con la logística, la producción y los recursos disponibles en Neuquén. El costo de extracción previsto es de algo más de 4 dólares. En la cuenca cuyana es de USD46. Marín apunta a que este año se reorganice toda la cartera de activos de YPF, pero, aclaró, en consenso con las provincias y vinculándose con el sector. No hay datos oficiales sobre el «nuevo plan Andes» o los pasos a seguir para que la petrolera estatal ceda más activos. Pero la palabra de Marín resuena con fuerza.
Mendoza es altamente dependiente de YPF en toda la cadena de valor del petróleo. Con la venta de los activos a través del Plan Andes, hay más atomización. Justamente ese es el plan: ante el desinterés de las grandes compañías por explotar las áreas maduras y convencionales, Mendoza apunta a atraer empresas medianas y chicas para que se enfoquen en esos activos. Igualmente YPF tiene el 38% de la producción, seguido por Pluspetrol con el 22%. En tercer lugar está Petróleos Sudamericanos, con el 20%. Claro que es una producción testimonial, pues esa empresa aún no tiene a cargo de manera completa las áreas que adquirió.
Chachahuén y la reactivación de algunas áreas maduras fueron las claves para que la producción de petróleo dejara de caer y haya tenido un leve repunte en Mendoza el año pasado.
El Gobierno extendió la concesión por 10 años de las áreas Barrancas, La ventana, Vizcacheras y Río Tunuyán. La prórroga se hizo aún cuando el traspaso de la propiedad no está terminado, pues el contrato está en el período de 4 meses que tienen YPF y PS para presentar la escritura definitiva y que se logre la aprobación final. Pero el Gobierno se adelantó a autorizar esa prórroga porque sin esa autorización, explican, no tendría sentido la concesión, pues vencían pronto y el nuevo dueño no podría seguir a cargo. El dato relevante es que se autorizó una fuerte reducción de la regalías que pagará la empresa por el petróleo extraído. Petróleos Sudamericanos pagará un 7% del valor del petróleo extraído. Hasta ahora se pagaba 12%. No es la primera vez que ocurre y ese parece ser el camino: que el Estado absorba parte de los mayores costos que tiene producir en los yacimientos de petróleo de los que vivió Mendoza durante décadas y hoy languidecen