SIERRA GRANDE ENTRE LA ESPERANZA Y LA DESCONFIANZA

Algunos sucesos ocurridos en las últimas semanas alertan a la población. Entre tantas frustraciones algunos acontecimientos generan desconfianza.

Sergio Bustos

lu17.com

La población de Sierra Grande miró con sorpresa, esperanza y desconfianza el proyecto de instalación de las monoboyas de YPF, con una planta de almacenamiento de petróleo. Peleaban nada menos que con la provincia de Buenos Aires, pero la definición en favor de la localidad serrana alentó las esperanzas.

Sin embargo, varios anuncios confusos respecto al segundo tramo de la obra del oleoducto, alentó la desconfianza, al punto que aún no está en claro si la segunda etapa se está construyendo, luego de las declaraciones del gobernador Alberto Weretilneck en la que alertaba que si no había un 80 por ciento de mano de obra rionegrina se tendrían que ir, esto mirando a operadoras y contratistas, algunas ya instaladas.

El miedo a que se vayan las empresas subsiste. Y más cuando, fuera de todo acuerdo previo, se comienzan a  pedir regalías sobre los tres emprendimientos principales. Como son el oleoducto, la planta de GNL de YPF y la regasificadora de PAE y Golar. Esto provocó escozor, no en la población, sino en los CEOs de las operadoras multinacionales.

Pero los contratistas también sufren “confusiones”. Lo sufrió la empresa Milicic, una de las empresas ganadoras de los concursos de YPF para trabajar en Punta Colorada. Curiosamente le dieron mal las coordenadas del lugar donde realizarán el movimiento de suelo en el sitio en que construirán su logística e increíblemente mandaron a la policía a desalojar la empresa. Esto, obviamente, provocó serios retrasos en las obras a realizar en la localidad serrana y los vecinos de Sierra Grande comenzaron a desconfiar. Es increíble que algún funcionario haya cometido el error de semejante característica, y más en un tema tan serio.

En las esquinas de pueblo, los rumores corren como reguero de pólvora y una situación de esta característica no pasó desapercibida, por el contrario, causó un efecto contrario. Alentó la desconfianza en un pueblo que tras tantas frustraciones difícilmente crea rápidamente en los coros de ángeles.

Mientras tanto, desde YPF se tomó la decisión de esperar hasta tanto se dirima esta situación, con malestar por el tiempo que se pierde, que en estos tiempos vale oro.

Pero hay otro tema que desvela a los directivos, y tiene que ver con “regalías” que de pronto aparecen como de la nada, lo que se relaciona con el valor que se busca imponer a las tierras. Virajes sorpresivos y que ponen en jaque un proyecto que generó expectativas no solo entre los serranos. Hay una Patagonia y un país mirando con atención al proyecto más grande de las últimas décadas, que de pronto comienza a encontrar tropiezos inesperados, vaya a saber con que intereses.

El gobierno de la provincia nada ha informado sobre el tema, se limitó a amenazar a las empresas a que tomen rionegrinos.

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