Baja de retenciones. Cómo impactaría en el bolsillo del productor

Analiza Mónica Ortolani

Concretada la baja de las retenciones, surgieron los interrogantes en torno al nuevo esquema y el potencial impacto que podría tener tanto en los precios de los granos como en el bolsillo de los productores.

Por un lado, la analista Mónica Ortolani plantea que, si bien la reducción en las alícuotas ofrece un respiro a los productores agropecuarios, es incierto si esta disminución se traducirá en una mejora real en el “Excel” del campo. Además, con cierta visión crítica, emparenta la medida con el llamado “dólar soja” de Massa.

Para Ortolani, aunque la medida es un paso positivo, la situación seguiría siendo complicada para los productores, a la vez que los beneficios para la “mesa de los argentinos” también podrían ser limitados ya que no se produciría una baja en los precios de los alimentos.

Impacto en el bolsillo

La reducción de las retenciones debería, en teoría, aumentar el precio de los granos en el mercado, pero esto podría no ser tan claro.

De esta manera, para responder al interrogante sobre cómo impactaría en los precios de los granos y por ende en el Excel de los productores, Ortolani responde con números.

Para la analista, el trigo y maíz deberían mejorar casi US$ 6 y la soja U$S 28, y de permanecer constantes el resto de las variables deberían cotizar a U$S 202, U$S 199 y U$S 310 la tonelada, respectivamente.

Como se advierte, según los números que planteó Ortolani, por ejemplo, en el caso de la soja, la analista estima que al productor le llegaría una mejora de aproximadamente del 40%.

Sin embargo, “los valores de FAS teórico con el actual sistema prácticamente están a los mismos valores que las cotizaciones actuales, incluso el maíz”, explica. Por lo tanto “¿estarán los exportadores y fábricas dispuestos a seguir pagando el diferencial que venían reconociendo para cumplir sus compromisos y alimentar a sus industrias?. ¿Quién terminará capitalizando esta mejora? ¿Llegará a los bolsillos de los productores?”, se pregunta Ortolani.

Por lo expuesto, con “la baja de DEX a nivel precio, no creemos que el productor agropecuario reciba un mayor precio por el valor de sus granos y un alivio a su pesada asfixia climática, económica y financiera”, sentenció la analista, quien recomendó esperar a ver cómo reacciona el mercado local a medida que se va acomodando al nuevo esquema.

¿Un “Dólar Soja libertario”?

Para Mónica Ortolani, la temporalidad hasta el 30/06 y “la opción” a hacer uso o no del beneficio de baja de DEX, abren muchas dudas.

En este sentido, opinó “que se reavivarán algunos interrogantes como en el primer ‘dólar soja’ en setiembre del 2022”:

¿Se publicarán dos precios pizarra?

¿Cómo se liquidarán las operaciones ya cerradas a fijar precio?

¿Qué precio se tomará para las compras aún no declaradas y viceversa?

¿Aplicarán tanto a cosecha anterior como nueva?

¿Cómo se liquidarán los alquileres?

¿Qué precio se tomará para los canjes a precio abierto?

¿Cómo afectará a las cotizaciones futuras posteriores a junio/25?

¿La quita de derechos de exportación al maní incrementará los costos y competencia por alquileres?.

Por lo tanto, concluye que “la norma (el decreto 38/2025) repetiría al productor los mismos problemas comerciales que con el dólar soja”.

“Mesa de los argentinos”

Uno de los “argumentos” de la existencia de los nocivos derechos de exportación, ha sido el cuidado de la “mesa de los argentinos”, los que “regulan” los precios de los comodities descomprimiendo la presión hacia los principales alimentos que los utilizan en su elaboración.

Pero los números hablan por si solos, sostuvo Ortolani. En este sentido, ejemplifica que “la leche aumentó un 135% y el pan un 104%, mientras que las carnes aumentaron alrededor del 50% y 56%”.

“Lo expuesto explica que el precio de los alimentos ‘no se acoplan’ a la baja de los granos necesarios para producirlos, aunque sí lo hacen cuando los mismos aumentan”, explicó Ortolani.

Sin embargo, “hay que tener en cuenta, que a los productores le han aumentado los costos de la misma manera que a otros actores de la cadena, siguen padeciendo la misma presión fiscal, en un contexto de baja de precios internacionales, sequía y volatilidad de los mercados” agregó.

En suma, recomendó “esperar a ver cómo reaccionan los mercados, la ‘letra chica’ del decreto y cómo se aplican a los acuerdos entre privados por deudas en canje y alquileres, para que tengan un efecto inmediato en los bolsillos de los productores sin impactar en alimentos”.

*artículo originalmente publicado el 24/1 en la web de Tonicaonline por Mónica Ortolani (hacer click aquí)

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