El antecedente del ataque a Patagonia Gold expone fallas en la seguridad minera. A casi un año, los lingotes siguen desaparecidos y los responsables, prófugos.
A más de un año del hecho, el caso sigue sin resolverse y los delincuentes permanecen prófugos. Este episodio, como el asalto a la mina Don Nicolás de este sábado 28 de diciembre, plantea serios interrogantes sobre la seguridad en la industria minera y los riesgos de filtración de información interna.
Cómo actuaron los delincuentes en Patagonia Gold
El robo se llevó a cabo en el goldroom del yacimiento Cap Oeste, una instalación utilizada para procesar y refinar el oro extraído de la mina. Los delincuentes ingresaron al predio a pie, utilizando un camino alternativo para evitar los controles principales. Cubrieron sus rostros con medias y usaron guantes de látex para no dejar huellas.
El modus operandi fue meticuloso y planificado. Primero redujeron al primer vigilador y lo maniataron. Luego, se dirigieron al sector de producción, donde repitieron la maniobra con el segundo guardia y los empleados presentes.
Utilizaron una amoladora para abrir la bóveda donde se almacenaban los lingotes, listos para ser despachados al día siguiente. Además se encargaron de intentar destruir evidencia: inutilizaron las cámaras de seguridad, aunque quedaron respaldos en los sistemas de almacenamiento, que muestran a dos de los asaltantes en acción.
Huida organizada
Luego cargaron el botín en una camioneta Hilux perteneciente a la empresa, que fue abandonada más tarde en una cantera a kilómetros del lugar, rumbo a la Ruta 40.
El hecho dejó al descubierto no solo la vulnerabilidad en la seguridad del yacimiento, sino también un posible acceso a información interna. Los ladrones conocían la ubicación de los lingotes, el protocolo de los guardias y las rutas más discretas para entrar y salir del lugar.
“Esto no fue improvisado. Alguien con conocimiento interno debió facilitarles los detalles”, reconoció una fuente cercana a la investigación.
Impacto y recompensa
Tras el robo, Patagonia Gold suspendió temporalmente las operaciones en todas sus áreas para garantizar la seguridad del personal y colaborar con las autoridades. Además, la empresa ofreció una recompensa de 150 mil dólares por información que permita recuperar el botín o identificar a los responsables.
A pesar de los esfuerzos, el paradero de los lingotes y de los delincuentes sigue siendo un misterio.
El Caso de Minera Don Nicolás
Casi dos años después, la provincia volvió a ser escenario de otro asalto, esta vez en Minera Don Nicolás, en la zona de la estancia El Cóndor, entre Puerto San Julián y Caleta Olivia.
Estos episodios generan preocupación en el sector minero, que deben enfrentar la creciente sofisticación de las bandas criminales y reforzar las medidas de seguridad en yacimientos clave para la economía regional.
Un desafío para la seguridad minera
El robo a Patagonia Gold y otros recientes en Santa Cruz reflejan un patrón alarmante que combina conocimiento interno, fallas en la seguridad física y tecnológica, y planificación delictiva. Este contexto plantea la necesidad urgente de implementar nuevas estrategias para proteger tanto a los trabajadores como a los recursos de alto valor que generan estas mina