El país tiene la oportunidad, muy cercana de alcanzar rápidamente grandes saldos exportables de productos primarios como GNL o elaborados a través del Polo Petroquímico de Bahía Blanca.
Argentina tiene en el mediano plazo un panorama de oportunidades en el mundo exportador.
Las dos más nítidas son importancia estratégica mundial, en un mundo convulsionado por una impensada guerra que afecta directamente a los insumos: agroalimentos y energía.
En el campo energético, como productor de hidrocarburos, se presenta una enorme oportunidad para desarrollar la exploración, producción, agregado de valor y comercialización de gas y petróleo. Sólo con Vaca Muerta el país tiene la oportunidad, muy cercana de alcanzar rápidamente grandes saldos exportables de productos primarios como GNL o elaborados a través del Polo Petroquímico de Bahía Blanca.
Consolidar la matriz energética permitirá volver a alcanzar el autoabastecimiento generar de más inversiones, aporte de innovación y tecnología, desarrollo de proveedores locales con alcance nacional y generación de empleos genuinos y calificados.
Precisamente, en ese contexto, Daniel Dreizzen, director de Aleph Energy y exsecretario de Planeamiento Energético destacó la inauguración de la Reversión del Gasoducto Norte, que afirman que permitirá ahorrar 1.000 millones de dólares anuales en la importación de energía.
“Es una gran noticia que en lugar de importar gas de Bolivia, el gas de Vaca Muerta pueda llegar al norte de país y cada vez en mas volumen. Esta reversión permite ahora aumentar de 10 a 15 millones de metros cúbicos por día y es algo histórico”.
El exsecretario de Planeamiento Energético aseguró que “Argentina está en un momento histórico porque luchaba para tener abastecimiento, con un modelo de escasez, pero con Vaca Muerta y otros recursos, además de los hidrocarburíferos, como el viento, sol y otros biocombustible, tiene la oportunidad de ser un jugador internacional, de exportar energía, uno o dos millones de barriles”.
Agregó que “los principales desafíos son de infraestructura. Argentina va a exportar cada vez mas pero en gas falta mas confianza para construir mas infraestructura”.
El proyecto de reversión del Gasoducto Norte permitirá a la Argentina dejar de importar gas de Bolivia y comenzar a exportar más, tras una inversión de US$740 millones financiada con fondos públicos.
Este gasoducto permitirá abastecer a las provincias del norte del país con gas de Vaca Muerta y reducirá la necesidad de importación desde Bolivia.
La obra, licitada durante el gobierno de Alberto Fernández, se considera un avance estratégico para la autosuficiencia energética de Argentina.
Según Damián Mindlin, presidente de Sacde, una de las empresas constructoras junto con Techint y BTU, Argentina gastó US$20.000 millones en importaciones de gas de Bolivia en las últimas décadas. Gracias a esta obra, el país planea reducir significativamente esos costos y destinar el gas de Vaca Muerta a nuevas exportaciones.
El proyecto, además de reemplazar las importaciones, abre la puerta a la exportación de gas a Brasil, a través de un gasoducto que, hasta hace más de 20 años, abastecía la central térmica de Uruguayana.
Sin embargo, se deben resolver detalles técnicos y administrativos antes de iniciar estas exportaciones, como la instalación de un medidor bidireccional por parte de Energía Argentina (Enarsa).
Esta medida es necesaria para habilitar el flujo de gas hacia Brasil y se espera que esté lista en los próximos meses.
Por otro lado, persisten negociaciones con Bolivia para reducir los costos de transporte del gas hacia Brasil.
La industria energética de Argentina también está explorando la posibilidad de exportar gas natural licuado (GNL) a partir de 2027, lo que aumentaría las exportaciones a Brasil a 15 millones de metros cúbicos diarios, ayudando a equilibrar la balanza comercial energética.
Con la capacidad de producción de gas en crecimiento, Argentina planea exportar hasta el 8% de su producción a Brasil en los próximos años. Se proyecta que este aumento en las exportaciones no solo reduzca el déficit comercial, sino que también establezca al país como un proveedor confiable en la región