
Aunque son esenciales para promover un transporte más sustentable y seguro, han generado diversas críticas. La opinión de especialistas para que cumplan su función.
Pero…
Siempre están los imponderables: los automovilistas se vieron afectados porque se les redujo el margen de maniobra; los frentistas, porque ya no podían estacionar frente a sus domicilios; los peatones, porque las cruzaban sin mirar hacia ambos lados y se encontraban de repente con una bicicleta y hasta de los ciclistas, porque señalan que muchas están en mal estado y no comunican con los lugares adecuados.
El paso del tiempo no amortiguó el conflicto. De hecho, el municipio analiza varios cambios.
Un equipo liderado por el ingeniero Horacio Varela dio a conocer, junto con autoridades municipales, las conclusiones relacionadas con las ciclovías existentes en 19 de Mayo-Gorriti y en calle Montevideo, entre Chiclana y Brown.
El trabajo comenzó por verificar, mediante encuestas, qué uso tienen esos recorridos, quiénes son sus usuarios y con qué destino se utilizan.
La conclusión fue que se trata de recorridos “bastante inseguros”, lo cual contradice uno de los objetivos principales de su diseño, el cual es disminuir los riesgos al ciclista.

Aunque uno supone que las ciclovías actuales fueron trazadas siguiendo un criterio de demanda y utilidad, la realidad es que muchas ellas no unen puntos que alienten su uso.
“Nuestra tarea es establecer cuáles son realmente generadoras de viajes, donde existe una demanda, considerando, por ejemplo, instituciones educativas a las cuales sus alumnos van en bicicleta. Analizaremos el origen y destino de cada recorrido para establecer si sirve o no”, señaló Varela.
El sistema actual, agregó, no se resolvió con esta consideración, lo cual derivó en que muchas de estas rutas “no lleven a ningún lado”.
Paralelamente, de acuerdo a lo expuesto en el 4º Congreso Internacional de la Bicicleta que realiza anualmente la Plataforma de Sustentabilidad Integral (PSI), hay un aumento en el uso de la bicicleta como medio de transporte a partir de 2020; que en calles con ciclovías hay una doble circulación que en arterias sin ellas y que el 90% de los ciclistas optan por circular dentro de las ciclovías.
“Aunque no hemos tenido acceso a la información recabada por el equipo técnico, el diagnóstico coincide mayoritariamente con lo aprendido en todos estos años durante los Congresos por el día Mundial de la Bicicleta (COMBICI), Semana de la Movilidad Sustentable y Medición de Eficiencia Energética (MEMT) realizados en nuestra ciudad en varias ediciones”, señaló Guillermo Liverotti, presidente de la ONG y representante de varias instituciones ciclistas de la ciudad.
Precisamente, todas ellas reclaman mayor infraestructura ciclista adecuada, educación vial y estacionamientos de bicicletas seguros, aspectos que aún no están abordados.
“Creemos que el reordenamiento de las ciclovías es un paso importante para generar mayor seguridad vial si se realizan conjuntamente campañas de concientización sobre el uso correcto de la ciclovia y bicicleta como mencionado en la ordenanza 18433, además de la promoción de acciones de mejor convivencia vial entre peatón, ciclista y automovilista”, amplió.
¿Cumplen su función?
Las ciclovías fueron implementadas con el objetivo principal de proporcionar un espacio seguro para el desplazamiento de ciclistas, y si se analizan diversos estudios y testimonios recientes, se puede concluir que, en gran medida, han cumplido su función.
“Las decisiones de una familia sobre el tema movilidad no son de un día para el otro. Y pesan cuestiones culturales y de seguridad vial. Con esto quiero decir que la construcción de una ciclovía no va a generar un inmediato aumento de circulación por ella, sino que su uso va a ir creciendo paulatinamente”, sostuvo el profesor Adrián Sánchez, quien promueve los beneficios del ciclismo en escuelas primarias y en las personas de la tercera edad.
De hecho, un estudio realizado por la doctora Mónica Díaz y su equipo del Conicet han mostrado que el uso de la bicicleta en las calles con ciclovías aumentó considerablemente en comparación con años anteriores.
“Este aumento puede atribuirse no sólo a la mayor seguridad percibida por los ciclistas, sino también a una creciente conciencia sobre los beneficios ambientales y de salud que conlleva el uso de la bicicleta”, analizó Liverotti.

“Lo que sí está claro y comprobado es que, en todas las ciudades que se construyeron, aumentó el número de ciclistas. Y paralelamente se redujo el número de accidentes que involucraran a usuarios de bicicletas”, acotó Adrián Sánchez.
De acuerdo a su opinión, la infraestructura ciclista adecuada anima a más personas a optar por este medio de transporte, contribuyendo a una reducción en el uso de vehículos motorizados y, por ende, a una disminución de la congestión vehicular y de las emisiones contaminantes.
“La validación de las ciclovías se da sobre tres ejes fundamentales: sin seguridad vial no hay seguridad ciudadana. Si la gente tiene temor a circular, ya sea por robos o por el mal estado de las bicisendas, se va a inclinar por otro transporte”, señaló, por su parte, Juan Manuel González, consultor en movilidad activa sostenible y segura y titular del Observatorio Académico de Movilidad Sostenible y Seguridad Vial de la Universidad de Flores (UFLO).
Según el especialista en movilidad sustentable, quien será disertante en la Semana de Movilidad Sustentable 2024 (a desarrollarse del 16 al 22 de septiembre) el mantenimiento de la infraestructura es otro eje fundamental.
“No alcanza con construirla, sino que hay que mantenerla en buen estado para garantizar un correcto desplazamiento. Por ejemplo, en este punto, un dato que parece menor, pero que realmente se transforma en significativo, es la pintura que se utiliza en las ciclovías para que no causen resbalones o caídas”, opinó González.
“En Bahía se percibe que se está generando un cambio cultural respecto al uso de la bicicleta como medio de transporte principal. De hecho, hay instituciones educativas terciarias que más de la mitad de sus alumnos se movilizan de esta forma”, añadió Sánchez.
Otro eje a tener en cuenta es la red global de comunicación.
“Las ciclovías tienen que conectar los grandes atractores de movilidad. Si esa red está conectada parcialmente o no se encuentra en buen estado o no es segura, el ciclista va a tomar otros caminos alternativos y termina fracasando la correcta promoción de la bicicleta como medio de transporte”, manifestó Liverotti.

En nuestra ciudad, a priori, las ciclovías han cumplido su función de proporcionar un espacio seguro para los ciclistas, lo que se refleja en la disminución de accidentes y el aumento del uso de bicicletas. Sin embargo, para maximizar sus beneficios, es crucial continuar invirtiendo en su mantenimiento y expansión.
“Para que se afiance el uso de la bicicleta se requiere tiempo y concientización. Y fundamentalmente, respaldar su uso con la mejora de las ciclovías y ampliar su red de comunicación. Todas las acciones deben ir hacia un mismo sentido”, resumió Sánchez.
Las críticas
Las ciclovías en Bahía Blanca, aunque son esenciales para promover un transporte más sustentable y seguro, han generado diversas críticas.
Este fenómeno puede atribuirse a varios factores profundamente arraigados en la cultura y sociedad local.
“En primer lugar, la cultura autocentrista ha jugado un papel significativo. Durante muchos años, se ha promovido el uso del automóvil como símbolo de estatus, confort, lujo y comodidad. Esta mentalidad ha llevado a que gran parte de la población asocie el automóvil no solo con un medio de transporte, sino también con un indicador de éxito personal y social”, opinó Liverotti.
En este contexto, la implementación de ciclovías puede percibirse como una amenaza a este status quo, ya que promueve un estilo de vida más sencillo y menos ostentoso.
“Las ciclovías, al requerir un cambio en esta mentalidad, pueden generar resistencia y críticas entre aquellos que no ven los beneficios inmediatos para ellos mismos”, sumó González.
“Las críticas siempre van a estar presentes, por la sola cuestión que hay una costumbre arraigada de movernos en auto y cuando le sacan un espacio de la calle, los automovilistas sienten que les están quitando algo. Y la realidad es que el automóvil sigue teniendo privilegios. Y el bahiense está acostumbrado a estacionar en la puerta de su casa o el lugar donde va y la ciclovía, en ese sentido, es una complicación”, añadió Sánchez.

Otro factor a considerar es la infraestructura urbana existente. Bahía Blanca, como muchas ciudades, ha sido diseñada y adaptada principalmente para el uso del automóvil. La introducción de ciclovías a menudo implica redistribuir el espacio vial, lo que puede resultar en la reducción de carriles para autos o la eliminación de estacionamientos.
“Estos cambios son vistos como inconvenientes para los conductores y, por lo tanto, generar críticas y resistencia. Asimismo, el desconocimiento o la falta de información adecuada sobre los beneficios de las ciclovías puede contribuir a las críticas”, añadió Liverotti.
Y añadió: “Muchas personas no están plenamente conscientes de cómo las ciclovías pueden mejorar la calidad del aire, tampoco se han realizado campañas de concientización como indica la Ordenanza 18433 para mostrar los beneficios del uso de la bicicleta para reducir la congestión vehicular y fomentar un estilo de vida más saludable”.
Entonces, una mejor comunicación y campañas de concienciación podrían ayudar a mitigar algunas de estas críticas al resaltar los beneficios a largo plazo para toda la comunidad.
Obras faltantes
Para promover efectivamente la movilidad en bicicleta como medio de transporte alternativo, es necesario contar con infraestructura ciclista adecuada, educación vial y estacionamientos de bicicletas seguros.
“La implementación incompleta de la red de ciclovías es un problema significativo. No se ha avanzado con un cuarto del total de las ciclovías proyectadas en la ordenanza. Esto significa que muchas rutas planificadas que deberían conectar diferentes partes de la ciudad y proporcionar una red continua y segura para los ciclistas aún no están disponibles”, analizó Liverotti.
La falta de una red completa limita la funcionalidad y la conveniencia del uso de la bicicleta como medio de transporte diario, disuadiendo a potenciales usuarios que necesitan desplazarse por trayectos largos o por áreas sin infraestructura adecuada.
“Por ejemplo, el eje Entre Rios/Córdoba permitiría unir el sector Noroeste con la UNS/Paseo de las Esculturas, que es un recorrido muy utilizado”, manifestó la investigadora Mónica Díaz.
Además, la inseguridad es otro factor crítico que ha impedido que las ciclovías cumplan su función.
“Otro tema importante es la confección de estacionamientos seguros, para evitar los robos de las bicicletas. Además de ser muy necesarios, no deben tener un fin recaudatorio. Porque eso va a desalentar el uso de este medio de transporte”, opinó Juan Manuel González.

“El robo de bicicletas es un problema común y significativo en la ciudad. La percepción de inseguridad y el riesgo de perder una bicicleta desalientan a muchas personas de optar por este medio de transporte. Sin medidas efectivas para reducir estos incidentes, como la instalación de estacionamientos seguros para bicicletas y una mayor presencia policial en áreas vulnerables, será difícil fomentar el uso masivo de la bicicleta”, amplió Liverotti.
También es importante que se legisle el estacionamiento de bicicletas en estacionamientos privados para que se acepten bicicletas y estén resguardadas.
“Asegurar que todas las ciclovías estén bien iluminadas para aumentar la seguridad durante las horas nocturnas también ayudará a reducir el riesgo de delitos. Este es un punto muy importante que solicitamos enfatizar para el proyecto Diagonal al Puerto y los ejes planteados por el equipo técnico de la UTN”.
Tanto Liverotti como González coincidieron en la necesidad de fomentar las campañas de concientización.
“Es clave implementar campañas educativas y de concienciación sobre la importancia del uso de la bicicleta y las normas de seguridad vial para todos los actores viales y abordar la reducción de velocidades máximas en las calles y avenidas de la ciudad”.
¿Más tramos?
Desde la Banca 25, la Plataforma ha estado solicitando desde 2019 que se realicen mejoras y expansiones en la red de ciclovías de Bahía Blanca para asegurar que sean seguras y funcionales para todos los usuarios.
“Es fundamental avanzar en el Eje Entre Ríos/Córdoba, ya que permite unir el sector Noroeste con la Universidad Nacional del Sur (UNS) y el Paseo de las Esculturas”.
Según los estudios compartidos por el equipo de Mónica Díaz (investigadora independiente y profesora adjunta de Plapiqui), este recorrido es muy utilizado, lo que justifica la necesidad de una ciclovía bien estructurada en esta área.
Otro tramo muy utilizado por los ciclistas es el de calle Córdoba, entre Alem y 12 de Octubre.
“Ese eje carece de infraestructura adecuada. Allí proponemos la creación de una bicisenda o la pintura de una vereda ciclista compartida con peatones para asegurar un paso seguro y cómodo para los ciclistas. Esta intervención mejoraría significativamente la seguridad y la comodidad de los usuarios, reduciendo los riesgos asociados al tránsito vehicular denso en esa área”, explicó Mónica Díaz.

En distintas solicitudes por mesa de entrada, la ONG requirió que los parques tengan senderos o bicisendas para que se puedan atravesar de manera segura junto a peatones, evitando de esta manera siniestros viales con consecuencias graves.
En cuanto a los tramos existentes que podrían no estar cumpliendo su función adecuadamente, es crucial analizar los obstáculos más comunes.
“Ciclovías con espacio de desagote pluvial. Es inadecuado que las ciclovías incluyan el espacio de desagote pluvial al lado del cordón como parte de la misma. Este diseño no solo reduce el espacio seguro para los ciclistas, sino que también aumenta el riesgo de accidentes debido a la gran distancia generada por tantos reasfaltados”.
También existen tramos que pueden no estar siendo utilizados de manera eficiente debido a su ubicación o diseño.
“Las ciclovías deben estar donde la demanda de ciclistas es alta y deben ofrecer un trayecto seguro y directo”, opinó González.
El estacionamiento de los autos
Uno de los posibles cambios que se analizan en el municipio es el de mano de estacionamiento de automóviles, que pasarían de la derecha a la izquierda para ganar el espacio de apertura de puertas.
“Para que esta nueva implementación sea realizada sin consecuencias negativas, es fundamental que se adopten ciertas medidas complementarias”, señaló Liverotti.
–Definición de máxima velocidad: “Es imprescindible establecer un límite de velocidad de 30 km/h en todas las calles donde se realice este cambio. Las altas velocidades son un factor crítico en la severidad de los siniestros que involucran a peatones y ciclistas. Un límite de velocidad más bajo no solo reduce la probabilidad de accidentes, sino que también disminuye la gravedad de las lesiones en caso de que ocurra un siniestro”.
–Señalización adecuada: “Debe haber una señalización clara y visible que informe a los conductores sobre el nuevo esquema de estacionamiento y el límite de velocidad. Además, es importante señalizar adecuadamente las ciclovías y los espacios de apertura de puertas para que todos los usuarios de la vía estén al tanto de las nuevas disposiciones”.

–Educación y concienciación: “Es crucial llevar a cabo campañas de educación y concienciación tanto para conductores como para ciclistas. Los conductores deben ser informados sobre la importancia de abrir las puertas con precaución, mirando siempre hacia atrás para evitar colisionar con ciclistas. Los ciclistas, por su parte, deben ser conscientes de los nuevos espacios de apertura de puertas y cómo utilizarlos de manera segura”.
“Con estas condiciones, seguramente podremos avanzar hacia una ciudad más segura y amigable para todos los usuarios de la vía”