
Los Gobernadores K le hicieron un corte de manga al Congreso y seguramente verán gruesos nubarrones en sus provincias, especialmente en todo lo que se refiere a inversiones obra pública, servicios y obviamente, ya no contarán con los regalos millonarios que hasta diciembre/23 le llegaban generosamente de parte del gobierno de Alberto, Cristina y Massa en forma de ATN.
Uno de esos gobernadores fue el de Santa Cruz, Claudio Vidal, quien expuso, sin que nadie le crea, que no estuvo presente porque el tema climático le requería su presencia en los campos nevados de su provincia. Obvio, lo que Vidal quiso evitar fue la foto. Al día siguiente del acto el Tucumán le confirmó a Francos que estará allí para firmar el pacto. Todo indicaría que entre el 9 de julio y el 11 de julio, la emergencia por las nevadas en la provincia vecina, desapareció. Un papelón de alguien que quiere quedar bien con Dios y el diablo, pero no sabe cómo articular su comportamiento binario.
¿Y “Nachito” por dónde irá?
Nuestro gobernador Ignacio Torres, en cambio, fue más frontal. Asistió, se sacó la foto, firmó el pacto y ahora espera que Javier Milei le retribuya los servicios prestados como les prometió, luego de maltratarlos a los jefes de Estados diciéndoles de todo, menos que eran decentes.
Teniendo en cuenta el perfil ideológico de Milei y sus opiniones desarrollistas, especialmente vinculadas a las riquezas naturales en las provincias y su explotación intensiva con la finalidad de remontar las economías regionales para que no demanden asistencia nacional y engordar la billetera presidencial que le permita disponer de mayores recursos de cara a los años por venir, Chubut se destaca, no solo por el petróleo sino por la inmensa ley de oro y plata que permanecen enterradas en la meseta central.

Y el tema de la megaminería es un explosivo sin seguro en Chubut, ahora en manos del gobernador del PRO. Recordemos los incidentes con represión incluída cuando Arcioni accionó en la Legislatura para modificar la Ley 500, por orden expresa de su amigo Sergio Massa y tuvo que reprimir a los manifestantes que en esta provincia se oponen abiertamente, junto a las asociaciones ambientalistas, al desarrollo del “Proyecto Navidad”, una iniciativa megaminera planificada meticulosamente para explotar de manera intensiva oro y plata en Chubut.
“Hay cierta hipocresía o mirada electoralista en la clase política que no está pensando en el desarrollo de la provincia. La Legislatura provincial mantiene frenada la discusión sobre el desarrollo minero en Chubut, a pesar de que hay varios proyectos presentados”. Esto lo decía en octubre del año 2018 el entonces Delegado del Ministerio del Interior en nuestra provincia, Ignacio Torres, quien en ese momento opinaba que Trelew “podría convertirse en un importante “polo de servicios” si se concreta “El proyecto Navidad”.
“No hay que discutir minería sí o minería no, sino minería cómo. Hoy tenemos un tipo de minería que es el petróleo en Comodoro Rivadavia, que me parece que hay cierta hipocresía o mirada electoralista u oportunista en vez de pensar en el desarrollo de la provincia” reafirmó en ese momento quien hoy es Gobernador y decía oponerse abiertamente al crecimiento y sostenimiento del empleo estatal, una concordancia más con Javier Milei, pero sin embargo, Torres no se animó a tocar un solo puesto de trabajo estatal en Chubut, por miedo a la reacción social.
Una realidad distinta
Ignacio Torres, ahora Gobernador, deberá bucear en aguas poco transparentes cuando deba cumplir su palabra ante el Presidente, dando luz verde para que la megaminería sea una realidad en nuestra provincia. Allí tendrá un baño de realidad que si no maneja de manera hábil y política, lo hará caer del pedestal virtual que le han creado los medios, desde aquella patética bravuconada cuando amenazó con “cerrar las válvulas”, encabezando un grupo de gobernadores patagónicos que ni entre ellos se ponen de acuerdo por lo ególatras que son.
Cuando llegue el momento de explicarle a la sociedad chubutense que la megaminería llegará para quedarse, Torres deberá lidiar no solo con la “licencia social” que el Estado provincial nunca obtuvo, sino con las acciones directas que va a sufrir el gobierno en una provincia donde hay un fuerte movimiento antiminero, alentado, cuando el discurso era políticamente correcto, desde el mismo gobierno provincial y los candidatos que mucho antes de Mario Das Neves, ya usaban como mejor les convenía el “No a la mina”, para congraciarse con el pueblo y negociar con el gobierno nacional.
Cuando esto suceda, cuando Ignacio Torres deba convencer a los grupos antimineros de Chubut, la necesidad de explotar minerales a cielo abierto, veremos el verdadero handicap político que tiene el Gobernador y la capacidad de gestionar una crisis social que por el momento está latente por cuanto es un tema que ha esquivado de manera conveniente, desde que lanzó su candidatura y corrió a Mariano Arcioni, uno de los que más sufrió en las urnas, el impacto de su obediencia debida a Massa y Alberto, respecto de forzar la inclusión de la megaminería en las decisiones legislativas de nuestra provincia. (Agencia OPI Chubut)