Tras cuatro años sin presencia presidencial, Rosario retomó la centralidad del acto por el Día de la Bandera. Milei dio el presente, habló de federalismo, pero por ahora es solo un vocablo que no pasa a la acción
El presidente, en el centro de la escena.
Este jueves, no obstante, la celebración rosarina por excelencia recobró vida. Estuvo bien organizada, concurrida, primó el patriotismo y las autoridades nacionales le hicieron un guiño a la ciudad, con la presencia del presidente Javier Milei y casi todo su gabinete.
Fue una muestra de que el país necesita uniones y no divisiones. Las palabras del intendente Pablo Javkin y del gobernador Maximiliano Pullaro fueron en esa dirección. Javkin agradeció el acompañamiento federal en materia de seguridad hacia una ciudad, azotada por el narcoterrorismo, que busca levantar cabeza. Pullaro se mostró permeable a apoyar la lucha contra el déficit fiscal y las medidas que la actual administración pide a gritos para garantizarse la gobernabilidad.
Exigencias
Sin embargo, el jefe de la Casa Gris mostró los dientes al pedirle al presidente que mire al interior productivo, cuide al comercio y la industria, y se ocupe de obras clave de infraestructura y de la universidad pública.
Cuando llegó su turno, Milei hizo un revisionismo histórico enalteciendo la figura de Manuel Belgrano que contrapuso al centralismo porteño. “Escribamos un nuevo capítulo de progreso”, exhortó en busca de incluir al interior. Ese mismo interior que todavía es víctima de los privilegios de Buenos Aires. Por caso, las autoridades locales siguen rogando para que los subsidios al transporte contemplen a la ciudades que están fuera del ombligo porteño.
¿Habrá tomado nota el presidente de esos merecidos pedidos o solo apuntará a discursos atinados que quedan en el camino de las declamaciones? En el interior exigen que la vea, porque, tal como él mismo lo reclama, la salida es con todos