
Hace poco más de seis meses que se desempeña en la cocina del lugar.»Es un cambio muy significativo. Es algo nuevo y hermoso porque me encanta la cocina. Es una experiencia nueva la que estoy experimentado a nivel climático y porque también son funciones nuevas en la cocina», explica.
«Hay que acostumbrarse al frío, porque hay mucho viento, nieve», aunque afirma que «el trabajo no varía mucho de lo que es en un restaurante, si bien no es lo mismo tener una carta a contar con un menú día a día destinado a la comida. Me faltaba experimentar esto, que es más orientado al catering», evalúa.
Confiesa que vive en pareja y tiene un hijo de 9 años. «A él le costaba al principio, pero ya sabe que yo debo estar 15 días acá y los otros 15 en casa y se acostumbró».
Además del factor tranquilidad resume que «la minería acá en San Juan es un auge, todos quieren trabajar en ella porque conviene económicamente, además quería hacerlo porque mi papá fue minero, y quería saber como es. Se gana mucho más, el cambio de vida es notable. Abajo (en la ciudad), el trabajo quizás es más que acá pero se cobra mucho menos».
Patricia apostó por San Juan, la minería, y éstas le retribuyen el sacrificio con creces