Qué dejó el paso de Milei por Agroactiva: más poda, insultos y poco diálogo con los gobernadores

Pullaro, Llaryora y Frigerio tenían expectativas de anuncios en Agroactiva. Reclaman obras y fondos cuyos recortes el presidente destacó como un logro de su gestión

El presidente Javier Milei aseguró este jueves en Agroactiva que bajará las retenciones al campo «cuando la economía crezca y se obtenga superávit». La promesa estuvo lejos de llenar las expectativas de los tres gobernadores que integran la Región Centro, es decir, el motor productivo del país: el santafesino Maximiliano Pullaro, el cordobés Martín Llaryora y el entrerriano Rogelio Frigerio.

Los mandatarios esperaban una reunión con el presidente, pero el encuentro se limitó a un abrazo al bajar del helicóptero y a los escasos minutos que tardó el vehículo oficial en trasladarlos hasta la carpa en la que esperaba un selecto grupo de empresarios, ante los que Milei expuso lo realizado hasta ahora por su gobierno, ponderó la baja de inflación, insultó a «la casta» y amenazó con «bajar aún más el gasto público si siguen votando contra el déficit», en clara alusión a la nueva fórmula jubilatoria que obtuvo media sanción en Diputados y que, adelantó, vetará.

Así, la llegada del presidente a Armstrong, situada a 94 kilómetros al oeste de Rosario, fue la primera visita a suelo santafesino tras su aplastante triunfo electoral en diciembre y, fiel a su estilo, fue todo un torbellino.

Dos horas antes de que el libertario aterrizara en la muestra más importante del campo, los gobernadores habían cerrado filas detrás de dos reclamos puntuales: la baja de retenciones y la concreción de obras de infraestructura que permitan movilizar la producción. Es más, el secretario de Bioeconomía de la Nación, Fernando Vilella, les había asegurado en el escenario que «el presidente bajó la inflación y va a bajar los impuestos». Milei se encargó luego de no inflar expectativas.

El mandatario nacional llegó, a las 13.29, acompañado por el diputado nacional José Luis Espert, un hombre que viene de raíces agropecuarias y que toda la vida tuvo emprendimientos relacionados al campo en Pergamino. Es más, su hermano Gustavo lo esperaba en el selecto grupo de empresarios que escucharon disertar al presidente dentro de una carpa. El resto lo vio y escuchó por parlantes y monitores que se habían instalado afuera.

En la primera fila estaban los tres gobernadores. Sus reclamos no tardaron en evaporarse. Desde un escenario con una mesa, Milei comenzó a repasar lo que considera los logros de su gobierno, y a la cabeza colocó la baja de la inflación. Dijo que este año llegará al 50 por ciento anual. «Me resisto a tener una inflación de 50% anual, pero veníamos de 17.000% y lo bajamos en cuatro meses. No hay registro histórico de esto», dijo y afuera estalló la hinchada. «¡Peluca, peluca!» vivaron efusivos y, rápido de reflejos, el presidente miró a Espert y le dijo, «evidentemente los gritos son para mi», en elíptica alusión a la calvicie del diputado.

Luego, subrayó que esa baja de inflación se logró «sin estallido social, sin expropiaciones como lo fue un plan Bonex, sin control de precios y sin fijar el tipo de cambio. Este es un logro enorme, la inflación de junio estará por debajo de 5 por ciento, pese a que algunos no lo quieran reconocer», remarcó.

El balde de agua fría

Ese fue el prólogo para el balde de agua fría a los tres gobernadores. Allí, tuvieron que escuchar impávidos cómo Milei les bajaba las expectativas con las que habían llegado al gran campo situado a la vera de la autopista Rosario-Córdoba en el que se montó la feria.

«El 90 por ciento del ajuste es motosierra» aseguró y empezó el punteo: «Eliminamos la obra pública, bajamos la transferencia a las provincias y el gasto social».

Pullaro, Llaryora y Frigerio no movieron un músculo. Por dentro se desmoronaban las ideas de más obras para el interior productivo y recursos. El presidente subrayaba esa poda como un logro.

En relación al gasto social Milei, volvió a cargar contra los que él denomina «gerentes de la pobreza». E indicó: «Estamos encontrando un montón de corruptos, los estamos llenando de causas. Lloran porque se les terminan los curros y tienen abstinencia de caja».

Luego volvió a asegurar que renunciaba a su jubilación de privilegio, dijo que eso no puede ser un seguro para los políticos y fue contundente. «Si hiciste las cosas mal, merecés cagarte de hambre por hijo de puta», lanzó.

La frutilla del postre la dejó para el final. Anunció que, cuando la economía crezca, va a bajar los impuestos y dijo que tiene tres en la mira: el impuesto País, las retenciones y el impuesto a los créditos y débitos bancarios.

Luego saludó y salió por la puerta de la carpa para darse un baño de gritos y abrazos. Se subió a una camioneta que lo trasladó al helicóptero y, a las 14.30, ya se había ido. Los tres gobernadores se quedaron en Armstrong con más dudas que certezas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *