La medida también cayó pésimo en el flamante foro que reúne a intendentes del interior, del que forma parte el catamarqueño Gustavo Saadi, que se lanzó hace poco en un encuentro realizado en Rosario del que participó el ministro del Interior, Guillermo Francos.
El subsidio al transporte es uno de los mecanismos que con mayor claridad expone la inequidad administrativa arraigada en la Casa Rosada, que Javier Milei parece dispuesto a llevar al paroxismo.
El transporte se subsidia con el impuesto a los combustibles, que cada argentino paga cuando carga nafta o gasoil.
Milei eliminó el fondo destinado a este fin, instituido para compensar a las provincias después de que Mauricio Macri volteó el Fondo Sojero, en febrero pasado.
Ya entonces la gestión libertaria excluyó del sablazo al área metropolitana a la que ahora vuelve a beneficiar con un incremento mientras mantiene al interior mendigando por la brutal retracción de las partidas con asignación específica, la suspensión de la obra pública y la caída de la coparticipación debido a una recesión que se prolonga sin visos de revertirse.
El “no hay plata” es relativo. Para auxiliar al AMBA se consigue.
El aumento de las partidas para que el boleto no suba en esa región se da pocas horas después de que la gestión libertaria ofreciera otra muestra de sus predilecciones: destrabó las partidas para la Universidad Nacional de Buenos Aires y postergó al resto que, obviamente, se puso otra vez en pie de guerra.
El interior sigue siendo desplumado para solventar el área metropolitana por motivos demográficos y demagógicos: AMBA concentra más del 40% del padrón nacional. A la hora de administrar, los gobiernos nacionales priorizan la razón electoral.
El federalismo que se pregona deviene trucho. Las gestiones anteriores a Milei lo sostuvieron con aportes que distribuían discrecionalmente, en el conocido método del látigo y la billetera para disciplinar políticamente.
Milei aplica látigo para el interior y billetera para el AMBA
EL ANCAST