Petróleo en la Antártida: cómo es el protocolo que blinda al continente blanco

Tras el hallazgo de Rusia

El Tratado Antártico establece una serie de restricciones y protecciones ambientales que pesan sobre el continente y prohiben la explotación minera.

Esta semana se conoció que Rusia descubrió un yacimiento petrolero en la Antártida que representaría 30 veces las reservas de Vaca Muerta. El territorio sobre el que estaría emplazado está además en disputa entre Argentina, Chile y el Reino Unido. El continente blanco está regido por un acuerdo que prohíbe, por ahora, la explotación minera.

Si bien aún Argentina no cuenta con información detallada, se estima que la reserva antártica tiene una capacidad de 511 mil millones de barriles de petróleo, 10 veces la producción del Mar del Norte y 30 veces las reservas de Vaca Muerta.

Las reservas se encuentran en un territorio que es reclamado por Argentina, Chile y el Reino Unido. La particularidad sobre esta reserva se centra en que pesa sobre el continente blanco una restricción a la explotación minera, incluida la exploración, y un estricto régimen de protección ambiental y de las especies autóctonas.

Qué es el Tratado Antártico

El Tratado, que nació en 1959, está integrado por miembros originarios y no consultivos, los cuales pueden participar pero no tienen una actividad efectiva en el continente. Sobre este aspecto es importante destacar que, entre las no consultivas, se encuentran algunos de mucha relevancia, como el caso de India, que será sede de la próxima reunión consultiva del Tratado Antártico, que tendrá lugar en la localidad india de Kochi entre el 20 y el 30 de mayo.

Rusia, por su parte, está entre los miembros originales ya que participó de su fundación cuando aún existía la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

«Es importante destacar que el Tratado Antártico se conoce como sine die, que significa que no tiene terminación», aclaró en diálogo con El Cronista Myriam Colacrai, investigadora principal del Conicet y profesora de relaciones internacionales de la Universidad Nacional de Rosario.

El Tratado fija las actividad que pueden practicarse, esencialmente científicas, prohíbe la actividad militar en el continente y especifica que las Fuerzas Armadas que están allí lo hacen para dar apoyo logístico. Además, establece que no se podrán realizar actividades de exploración con fines no científicos, incluidos los de búsqueda de reservas.

«Algo importante de este Tratado, a diferencia de la mayoría de los otros, es que en este todas las partes tienen que estar de acuerdo. No quiere decir que o se vota o alguno tiene poder de veto. Acá se tienen que acercar posiciones hasta que todos estén de acuerdo. Es complejo, pero le da fortaleza al Tratado».

Sobre la necesidad de los acuerdos, la docente destaca que se le agrega un beneficio: si se votara por mayorías, las grandes potencias tendrían mayor influencia que los miembros menores. «Esto es particularmente para Argentina o Chile que, si bien son reconocidos como signatarios originales del acuerdo, no tenemos las capacidades de Rusia, China o Estados Unidos».

Prohibición de la explotación minera

A partir de 1991 se incorpora la necesidad de protección ambiental y se prohíbe, impulsado por Argentina y Chile, la actividad nuclear en el continente.

El protocolo ambiental entró en vigencia en 1998 y enfatiza en la necesidad de proteger el entorno natural, cuidar los recursos vivos del continente y fija requisitos para el turismo en el mismo. Además, prohíbe cualquier tipo de actividad minera y la explotación de los recursos naturales.

Este protocolo tiene vigencia por 50 años. «Se dice que luego de esa fecha podría, con el consenso de todas las partes, constituirse una nueva conferencia antártica que tuviese por objetivo negociar un nuevo Tratado que permita la explotación de los recursos mineros», agregó Colacrai.

«Quizás podamos encontrarnos no en una revisión del protocolo para permitir la explotación de minerales, sino que se profundice por consenso ser mucho más estrictos con la protección ambiental«, especuló la investigadora, aunque consideró que esto no es motivo de calma. «No nos tiene que dejar tranquilos, porque es un proceso negociador que se da por años».

Otros recursos

«Es información que se filtró porque hay empresas trabajando en esta investigación», subrayó la investigadora, quien agregó que muchos países discuten hace tiempo las potencialidad de la región, pero no solo la minera. «Está el agua dulce», señala sobre el continente cuya superficie está cubierta en casi el 98% de hielo

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