Rosario. Estudiarán la contaminación por metales pesados en el arroyo Ludueña

El Ludueña cruza la ciudad de Rosario de oeste a este para desembocar en el Paraná, a la altura del parque Alem. A lo largo de sus 19 kilómetros, su cauce se alimenta de las aguas de escurrimiento de los campos de Rosario y localidades aledañas como Funes, Roldán, San Jerónimo, Luis Palacios, Ricardone e Ibarlucea, entre otras.Una zona que, en las últimas décadas, creció exponencialmente por la erradicación de industrias y nuevas urbanizaciones. También, en paralelo, el Ludueña fue dando señales de degradación ambiental que los vecinos e instituciones asentadas en sus orillas se encargaron de denunciar, como mortandad de peces, acumulación de residuos y olores nauseabundos.

Hace dos años, el municipio y Universidad Nacional de Rosario realizan estudios trimestrales sobre la calidad del agua del arroyo Ludueña. Los primeros resultados del trabajo se volcaron en dos informes, uno de marzo de 2023 y otro de febrero de este año. Ambos concluyen que “se puede observar algunas situaciones a las que se debería prestar atención y continuar monitoreando, a través de la continuidad de la toma de muestras y análisis en el arroyo, para verificar la evolución de los diferentes analitos» en el curso del arroyo.

La propuesta

La víctima se tiró al arroyo Ludueña antes de que lo asesinaran

Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital

Las mediciones de las muestras tomadas en distintos puntos del arroyo abarcan el pH del agua, temperatura, sólidos en suspensión, demanda biológica y química de oxígeno, oxígeno disuelto, conductividad eléctrica y turbidez. Pero no alcanzan a la presencia de metales pesados, componentes que generalmente se asocian a la actividad industrial.

Por eso, el Concejo Municipal aprobó un proyecto presentado por Julián Ferrero (Ciudad Futura) para que se la investigación incluya la presencia de níquel, plomo, cromo, arsénico, cadmio y mercurio y el análisis de hidrocarburos totales e hidrocarburos aromáticos para detectar indicadores de contaminación industrial.

La propuesta advierte que estos elementos pueden encontrarse en el curso del agua y causan efectos nocivos en mamíferos y aves luego de una exposición crónica. Las consecuencias de una exposición a altos niveles de metales pesados también se verifican en humanos, afectando riñones, hígado, estómago, intestinos, pulmones y el sistema nervioso.

Y recuerda que existen antecedentes de presencia de metales pesados en el arroyo, tanto en sus aguas como en el sedimento, dado el uso industrial y agrícola que tiene la cuenca y canales tributarios, como el canal Ibarlucea.

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Fuentes de contaminación difusas

El arroyo Ludueña, en su desembocadura, muestra postales de la contaminación que se repite a lo largo del curso de agua.

Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital

El Ludueña es un arroyo alimentado a partir de lluvias que van escurriendo a lo largo de toda su cuenca. A mediados del año pasado, desde el Ministerio de Ambiente de la provincia se elaboró un mapa donde se georreferenciaron una serie de puntos críticos para considerar en las evaluaciones de la calidad de sus aguas.

Según se explicó en su momento, el arroyo tiene «muchas fuentes de contaminación difusas» relacionadas a microbasurales, descarga indebida de camiones ambientales, desarrollos inmobiliarios, comerciales e industriales con un deficiente acceso a la red de cloacas o servicios de recolección de residuos.

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Por eso, el proyecto presentado por Ferrero, reclama además que el municipio elabore un plan de trabajo «para mitigar la peculiar situación ambiental del arroyo Ludueña y para preservar la calidad de vida de todas las personas y especies que habitan sus costas» y que se informen las medidas tomadas para enfrentar este problema y los resultados de estas iniciativas