Constitucionalista. Antonio María Hernández: He tratado de ser un buen padre, es una de las tareas más difíciles

Es uno de los abogados argentinos de mayor trayectoria y cuenta con una larga actuación en la vida pública. Cómo ve a Milei. Por qué nunca se saca el traje y la corbata.

Antonio Maria Hernández, abogado constitucionalista. (Nicolás Bravo / La Voz)

–¿Sos parte de la casta?

–No. Cuestiono el uso de esa palabra, parte de un nuevo relato político destinado a fragmentar y polarizar a la sociedad.

–¿Por qué no?

–Porque he trabajado y estudiado confiando siempre en el cumplimiento del deber, en el esfuerzo personal y en hacer las cosas bien. Rechazo los privilegios de todo tipo. Concibo a la política como unida estrechamente a la ética. Ser republicano significa, entre otros aspectos, rendir cuentas de la función pública.

–Si la casta existe ¿dónde está, quiénes son?

–En el país hay enormes injusticias, privilegios y actitudes corporativas, que significan una gran corrupción, que debe terminarse. Argentina tiene una muy baja calidad institucional.

–¿Cuándo se jodió la Argentina?

–En el golpe del 6 de septiembre de 1930, que derrocó al gran presidente Hipólito Yrigoyen. Allí comenzó la decadencia nacional que se observará después en casi todos los aspectos de la vida nacional.

–¿Por qué somos un país que no respeta las normas?

–Es uno de nuestros más graves problemas y causa de nuestro subdesarrollo, como lo expuso Carlos Santiago Nino en un libro de lectura imprescindible: Un país al margen de la ley. Esa anomia se observa desde la violación de una ordenanza municipal hasta las violaciones sistemáticas de la Constitución Nacional.

–¿Ves una raíz histórica en esto?

–Así lo señaló Juan Agustín García en La ciudad indiana. Afirma que una de las características del argentino es el desprecio por la ley. Y esto viene desde la época colonial, pero se agravó a partir del golpe que te mencioné de 1930.

–Milei parece creer que cambiando la economía va a cambiar la cultura del país. ¿Es así o eso funciona al revés?

–Hay que cambiar muchas cosas en el país. Pero lo primero es lo educativo y cultural. Lo que hizo grande a la Argentina fue su educación, impulsada por Sarmiento y otros de nuestros próceres. Hay que educar ciudadanos y republicanos conforme a los principios y valores de la Constitución.

–Casi el 80% de los argentinos piensa que la Constitución no se cumple. ¿Qué nos dice eso?

–Es uno de los datos más notables de las tres encuestas que he dirigido sobre cultura constitucional en 2004 (junto con Daniel Zovatto y Manuel Mora y Araujo) y las otras dos en 2014 y 2023 junto con Zovatto y Eduardo Fidanza. En todas, el 70% o más de los entrevistados reconocen desconocer la Constitución Nacional. Y ello alcanza incluso a los sectores profesionales y universitarios. Además, se observa en el accionar de presidentes, ministros, gobernadores y legisladores.

Antonio Maria Hernández, abogado constitucionalista (Nicolás Bravo / La Voz)
Antonio Maria Hernández, abogado constitucionalista (Nicolás Bravo / La Voz)

–¿Por qué seguimos usando constituciones?

–Porque es el logro más importante del liberalismo como idea política y el resultado de tres grandes revoluciones: la inglesa de 1688, la norteamericana de 1776 y la francesa de 1789. El constitucionalismo significó un movimiento extraordinario para defender la dignidad humana, los derechos fundamentales y la democracia, frente a los sistemas autocráticos o totalitarios que concentraban el poder en pocas manos.

–¿Cuáles aspectos de la Constitución se violan más en este momento?

–La gran mayoría. Desde el Preámbulo hasta las Disposiciones Transitorias, pasando por la primera parte de Declaraciones, Derechos y Garantías y la segunda de Autoridades de la Nación. Es evidente que no tenemos una plena vigencia del sistema republicano y federal. Hay hiperpresidencialismo, declinación del Congreso y falta un mejor control de constitucionalidad por parte del Poder Judicial.

–La Constitución Argentina, ¿en qué debería ser cambiada o actualizada?

–A 30 años de la reforma, lo primero que debemos hacer es cumplir la Constitución, y muy especialmente lo incorporado en la más importante y democrática de las reformas que fue la de 1994. Claramente este no es tiempo para una reforma constitucional.

–¿Te sentís el “señor Constitución Nacional”?

–La Constitución es una obra colectiva, histórica y cultural. Tuve el honor de representar al pueblo de Córdoba en la última reforma, de 1994, donde ejercí una especial responsabilidad como vicepresidente de la comisión de Redacción. Además, integré la comisión de juristas del Acuerdo de Olivos por el radicalismo y participé en el debate de sanción de la ley declaratoria de la necesidad de la reforma, entre otras intervenciones.

–¿Naciste en una familia acomodada?

–De la típica clase media, que siempre valoró el estudio y el trabajo.

–¿Cuándo descubriste que te apasionaba el derecho constitucional?

–Desde muy joven tuve una vocación marcada por la abogacía, el derecho público y la política.

–¿Dormís con saco y corbata? No recuerdo haberte visto ni una vez vestido de manera informal.

–Ja, ja. Ahora visto más seguido de manera informal. Pero voy a la facultad con saco y corbata por respeto a mis alumnos.

–¿Sabés bailar?

–Me gustaría saber bailar bien. Me encanta la música en todos los géneros. Y me gusta cantar.

Antonio Maria Hernández, abogado constitucionalista. (Nicolás Bravo / La Voz)
Antonio Maria Hernández, abogado constitucionalista. (Nicolás Bravo / La Voz)

–¿Seguís siendo radical?

–Por supuesto. Soy hijo y nieto de radicales y he tratado de continuar los ejemplos extraordinarios de Alem, Yrigoyen, Alvear, Sabattini, Illia y Alfonsín.

–¿Para qué sirve un radical?

–Para defender los principios filosóficos, doctrinarios y políticos del partido de la democracia argentina, de honda raíz nacional, popular, federal y humanista. Y en particular, porque es el partido que tiene como programa a la Constitución, como dijera Yrigoyen.

–Después del desastre económico de Alfonsín y el fracaso de De la Rúa, ¿alguna vez se le puede volver a confiar el país al radicalismo?

–Dependerá de los cambios que impulse el partido, que ha perdido el rumbo hace tiempo. Hay que modernizarlo.

–Hace 25 años que el radicalismo cordobés no gana una elección a gobernador. ¿Qué hicieron tan mal?

–Muchas cosas. También es imprescindible aquí cambiar.

–Si fueras presidente del radicalismo, ¿cómo lo resucitarías?

–Con un claro programa de cambio, siempre respetando nuestro legado histórico y ético de defensa de la Constitución y de los principios republicanos y federales.

–El juez Lijo a la Corte Suprema ¿es el apocalipsis judicial?

–Ha sido enorme el rechazo concitado por esa postulación. Ha demostrado que no existe verdadera preocupación en el Gobierno por la independencia del Poder Judicial y por la lucha contra la corrupción.

Antonio Maria Hernández, abogado constitucionalista.  (Nicolás Bravo / La Voz)
Antonio Maria Hernández, abogado constitucionalista. (Nicolás Bravo / La Voz)

–¿Adónde llevarías la capital de la Argentina y por qué?

–A cualquier lado, menos a Buenos Aires, como dijo Artigas en su momento. En mis 20 Propuestas para Fortalecer el Federalismo Argentino he sostenido que de inmediato hay que producir ese debate. Creo que debe ser una ciudad relativamente pequeña, para que se pueda pensar en grande al país.

–De uno a 100, ¿qué tan federal es nuestro país?

–Muy poco federal, porque existe una tendencia a la centralización, basada en un conservadurismo y status quo que nos impiden cumplir el gran proyecto federal de la Constitución. Además, tenemos un muy mal ordenamiento territorial, con un nudo, como dice Pagni, que es el Conurbano.

–¿Por qué el federalismo siempre es un horizonte lejano?

–Porque tenemos una baja cultura constitucional y democrática, y hace falta una política arquitectónica para vencer los intereses que mantiene el centralismo. Argentina cambiaría enormemente si se cumpliese la Constitución, a la luz de las reformas de 1994 en torno a la descentralización del poder.

–¿Qué medidas debería exigir un gobernador de Córdoba hoy para debilitar el centralismo?

–Cumplir la Constitución y promover el inicio del debate de una nueva ley convenio de coparticipación impositiva. Dichas bases deben fijarse por acuerdo del presidente con los gobernadores en ejercicio de un federalismo de concertación. Llevamos 28 años de violación constitucional al respecto. Y estamos en medio del más crudo unitarismo fiscal, donde más del 80 por ciento de los ingresos están en manos del Gobierno llamado federal, pero central en los hechos.

–¿Qué tipo de padre has sido?

–Es una de las tareas más difíciles. He tratado de ser un buen padre.

–¿Qué creés que más van a recordar tus hijos de vos?

–Que he trabajado y estudiado mucho y que luché apasionadamente por mis ideales.

–¿Qué aprendiste en pandemia?

–Siempre trato de aprender. Trabajé mucho de manera virtual gracias a la tecnología.

–¿Por qué los jueces argentinos están tan desprestigiados?

–Porque no cumplen adecuadamente con sus funciones.

–¿Qué sentiste al ver la imagen de Menem en el Salón de los Próceres?

–Es muy notable la influencia de Menem y del peronismo en este gobierno, que además utiliza los mismos instrumentos: decretos de necesidad y urgencia, emergencias, delegaciones legislativas, desprecio por el Congreso, avances sobre la Corte Suprema.

–¿Cuál es el sentido de la vida?

–Luchar por altos ideales.

–¿Qué cosas sentís que te quedan pendientes?

–Seguir luchando por el cambio de Argentina.

Un CV eterno y más de 50 libros en el placard

El CV “resumido” de la vida profesional de Antonio María Hernández es casi un pequeño libro. De extensísima carrera pública, este abogado constitucionalista es autor o coautor de más de 50 libros sobre derecho constitucional, federalismo, constitucionalismo provincial y derecho municipal. Ha ganado importantes distinciones académicas.

Nació en Villa María el 13 de marzo de 1949. Su papá era abogado, docente y dirigente del radicalismo, cercano a Amadeo Sabattini. Cuando en 1964 el gobernador Páez Molina designó a su padre fiscal de Estado, Antonio se vino a vivir a la ciudad de Córdoba. Pasó por los barrios Alto Verde, Argüello y Cerro de las Rosas. Fue al Liceo General Paz, se recibió de abogado en la UNC a los 21 años. A los 26 fue doctor en Derecho y comenzó su carrera como profesor universitario, que continúa hasta hoy. Se casó en 1973 con Alejandra Buteler, con quien tuvo cinco hijos: Luz María, Pilar, Antonio María, Gonzalo y Jaime. Los tres varones también son abogados y trabajan con Antonio en su estudio jurídico. Tiene 14 nietos y le gustan las reuniones familiares

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