La medida es necesaria para devolverle competitividad al cereal frente al avance de Rusia en los mercados
Los argentinos no mienten, dicen la verdad a medias, que es distinto. En 2011/12, la Argentina superaba el récord de exportaciones de trigo registrado en 2004/05. He visto moler trigo en Dakar hasta junio de 2012, es decir cuatro meses más tarde que de costumbre, lo cual trajo aparejado un gran beneficio para los molinos subsaharianos ya que en esa época del año se encuentran en pleno empalme de campaña. La calidad de las partidas molidas procedentes de la Argentina fue excelente, superando holgadamente los 25% de gluten y 12,5% de proteína.
Todo lo escrito hasta aquí es verdad. Falta agregar que en 2011/12 se exportaron más de 3 millones de toneladas correspondientes a la campaña 2010/11 acompañadas de una caída en el precio FOB de alrededor de -100 US$/tonelada, soportada integralmente por el productor como resultado del cierre de exportaciones resuelto por Guillermo Moreno, secretario de Comercio de ese momento.
Hubo que esperar hasta 2016/17, que junto con 2017/18, marcaron campañas récord de exportación, superando 2011/12. Esto se logró gracias a la quita total de retenciones y restricciones cuantitativas llevada a cabo en el inicio de gestión de Mauricio Macri, lo cual permitió una fuerte recuperación en el uso de fertilizantes que se vio reflejado en la calidad panadera, sustancialmente mayor a la observada en 2015/16.
Todo lo escrito hasta aquí es verdad. Falta agregar que 2017/18 marca el inicio del hartazgo de la industria brasileña que consiste “en pagar el trigo argentino caro a partir de abril/mayo”. Por caso, el FOB Up-River 12% comenzó en diciembre de 2017 en 180 US$/t y alcanzó en mayo de 2018 unos 260 US$/t. De manera inédita tanto por la época del año como por la disponibilidad de trigo argentino, dos Handy provenientes de Vancouver descargaron trigo en los puertos de Fortaleza y Bahía en junio de 2018. Frente a este hecho el trigo argentino perdió automáticamente -20 US$/t.
Es allí donde la industria brasileña descubrió una eficaz herramienta que consiste en ponerle techo al precio del trigo argentino, solicitando al origen ruso en lugar de los del norte de América, estructuralmente más caros de producir y por ende de originar. Tal es así que un programa regular de trigo del hinterland de Kaliningrado se instaló de agosto a noviembre a partir de 2019, descargando de Fortaleza hasta Santos. Este programa se llegó a prolongar de octubre de 2022 a diciembre de 2023 como resultado de la escasa disponibilidad de trigo argentino (que no arroje contra margen).
Mientras que en 2011/12 Rusia exportó en promedio 1 millón de toneladas mensuales de diciembre a marzo, meses que la Argentina llega a concentrar hasta un 75% de su saldo exportable, en 2022/23 y 2023/24 el embarque mensual promedio trepó hasta 4 millones de toneladas
La expansión de las exportaciones de trigo ruso que se superpone con el arribo del trigo argentino en la escena internacional se explica por numerosos factores. La continua progresión de los trigos de invierno en detrimento de los de primavera no solo agregan más kilos por hectárea, sino que acerca aún más los excedentes a las terminales portuarias de agua profunda. Cambio climático mediante, el mar de Azov se congela cada vez menos durante el invierno. Esto fluidifica sustancialmente el connecting de barcazas entre las terminales de agua poco profunda de Azov y el transhipement hecho en Kavkaz que representa el 40% de las exportaciones de trigo ruso.
Por último, cabe mencionar el rol activo del Kremlin en las exportaciones de trigo que alcanzaron 48 millones de toneladas en 2022/23. A los subsidios al transporte ferroviario otorgados a los óblasts alejados de los puertos, se le suma un intenso lobbying público que permitió recientemente aumentar de forma sustancial el mínimo exigido de bug damage en los guidlines tanto del OAIC (Argelia) como de la SAGO (Arabia Saudita).
Mercados
Por otra parte, el aumento sustantivo y estratégico de la producción brasileña de trigo observado estos últimos años que persigue como objetivo “exportar más para importar menos y mejor” exacerba aún más la competencia directa con el origen ruso en ambos lados del Atlántico.
Hacia el norte de África, el costo del flete argentino es exactamente el doble al del ruso mientras que hacia el sudeste asiático esta relación se mejora. Además, el discount que presenta el trigo argentino frente al APW 10,5% ofrece una buena opción a la industria indonesa.
En cuanto a América Latina, el trigo ruso está presente hace rato en el norte de Brasil, Perú, México y Ecuador, posicionándose como un remplazo alternativo al HRW, y a su vez recordándole al trigo argentino que no puede ni debe perforar el piso exigido en general por la industria molinera latinoamericana que establece un 25% de gluten. En definitiva, los rusos presionan más al trigo argentino, y los brasileños lo compran menos.
Surge la extrema necesidad de sumarle competitividad al trigo argentino ya que si se desea aumentar la producción actual se deberá contar aún más con destinos lejanos tanto desde el punto de vista geográfico como cultural.
El productor argentino paga en este momento 28 dólares de retenciones por tonelada de trigo. Su colega ruso, 35 dólares. Sucede que el productor argentino presenta un costo de producción de trigo en el sur de Santa Fe de cara a la próxima campaña de 220 US$/t mientras que un productor ruso ubicado en Krasnodar asume un costo de producción de 135 US$/t.
La quita inminente del 12% de retenciones al trigo argentino no solo le aportaría al productor argentino la rentabilidad necesaria que necesita para poder sembrar este año, sino que le permitiría a su vez al exportador de obtener algo más de alivio a la hora de competir con orígenes sumamente agresivos, más allá del ruso. El break even de un productor situado al sur de Rusia es justamente de 135 US$/t (CPT) al día de hoy (y encima con un 17% de retenciones móviles calculadas semanalmente) ¿No la ven?
El autor es consultor externo de cadenas agroindustriales