Los contrastes de la ganadería (desde las zonas Núcleo hasta el sudoeste bonaerense)

En las zonas de mayor producción existen expectativas de una buena campaña, pero cerca de Bahía Blanca el panorama es diferente.

La Cuenca del Salado, recuperada por las lluvias (izq.). El extremo: Coronel Rosales, entre Bajo Hondo y Calderón, en una imagen de esta semana. / Imágenes: Karina Fernández Schwerdt

El optimismo aflora, sustancialmente, a partir de las licencias (reales y sensoriales) otorgadas desde la asunción del nuevo gobierno encabezado por el economista Javier Milei que, según los encuestados, dejan de lado la incertidumbre para ingresar en el terreno de la previsibilidad y de la transparencia, dos de los reclamos más insistentes que se realizan desde el sector.

En las mismas zonas productivas por excelencia donde se trazó la investigación (entre ellas la Cuenca del Salado, por ejemplo, pero también en el centro de Santa Fe y en el NOA), el grupo de Seguimiento Forrajero Satelital de CREA comprobó, como otra de las fortalezas, la recuperación de la indispensable base forrajera que permite ampliar una visión optimista de cara al futuro.
De la SEA surgió que se infiere una retención de vientres del 3,6 % superior a la registrada en 2023, con mayores incrementos relativos en las regiones Santa Fe Centro (+15 %); NOA (+10 %); sudeste bonaerense (+5 %); Litoral Norte (+5 %); y zonas norte de Santa Fe (+5 %) y de Córdoba (+5 %).

La tasa de extracción de hembras —resultado de faena de hembras/stock— registró en 2023 el nivel más elevado desde el período de la última gran liquidación de hacienda producido en las desérticas campañas 2008/09. Esto implica que —según el informe— gran parte de los empresarios pecuarios están comenzando a trabajar para recuperar la capacidad productiva de la denominada fábrica ganadera.

Si bien desde diciembre de 2023 un 68 % de los grupos CREA informó una afectación por restricciones hídricas, que impactaron en la disponibilidad de recursos forrajeros, así como un porcentaje importante experimenta golpes de calor en sus rodeos bovinos, en virtud de las tecnologías de procesos implementadas por las empresas CREA, en el marco de una red de intercambio de conocimientos, se aguarda un crecimiento interanual del 1,3 % de los destetes en todo el país.

Del mismo modo, un mayor incremento de los períodos de engorde —en sistemas de base pastoril— con la intención de lograr animales más pesados quedó reflejado, de alguna manera, en la recuperación relativa del precio de la hacienda pesada (respecto de la liviana).

¿Una debilidad en esta coyuntura? No se espera una recuperación sustancial de los precios de la hacienda.

Más allá de la encuesta, esto puede comprenderse para el mercado interno (una cuestión relacionada puntualmente con el poder adquisitivo, porque la carne ha pasado a convertirse en uno de los alimentos más económicos respecto de la equivalencia en proteínas) como para el externo, ya que China, que se lleva casi el 75 % de nuestra producción, no tiene previsto un incremento en este sentido (aunque sí en los volúmenes).

Ahora bien. La realidad no es la misma en el sudoeste bonaerense, una región semiárida que se resiste a dejar campos abandonados e insiste en planteos agrícolas (casi todos de fina) y ganaderos con una casi inexistencia de recursos forrajeros por la falta de precipitaciones.

Un panorama a la vera de la ruta 3, desde Bahía Blanca al sur, / Pablo Presti-La Nueva.

Según el Informe Agrometeorológico de Estudios Agronómicos de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca (BCP), desde este 1 de enero en la región llovió 168 milímetros, 48mm menos respecto del promedio de los últimos 8 años. En enero del corriente año fueron 29mm (67); en febrero 79mm (62) y en marzo 60mm (87).

Más allá de la estadística, no son pocos los ganaderos que empiezan a ver un escenario semejante al citado 2008/2009, con una de las sequías más crudas de las últimas décadas en la región.

¿De qué manera se expresa? Con la venta de los animales a precios acomodados (para el comprador) por la imposibilidad de alimentarlos en forma adecuada y, además, porque los pronósticos respecto de eventuales lluvias no aparecen en el radar climatológico (y los vientos no se detienen y los campos se vuelan).

Este fenómeno ya se expresa en los distritos de Villarino, Patagones y Puan, en forma más importante, así como en Coronel Rosales, Saavedra y Tornquist, de manera más tímida. Con este panorama, no resulta sencillo ser optimista —citando sólo las cuestiones productivas y obviando las impositivas— para el desarrollo de la actividad ganadera en el sudoeste bonaerense

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