La guerra fría entre Chubut y Neuquén por alcanzar la cima petrolera

En agosto de 2019 Vaca Muerta desplazó a la cuenca del Golfo en la producción de crudo. Hoy Neuquén produce el 52,2% del petroleo del país.

La reacción del gobernador de Chubut, Ignacio Torres, en la guerra con el presidente Javier Milei y la trunca amenaza de cerrar el grifo petrolero, tiene un antecedente poco visible para el común de los mortales en Buenos Aires.

Chubut es una provincia en crisis, cada vez más desfinanciada, con pocas alternativas y que en agosto de 2019 (antes de la pandemia) perdió el podio de la producción de petróleo en el país.

En ese mes, la provincia de Neuquén pasó al frente en la producción de crudo, con la aceleración de las etapas de fractura de Vaca Muerta, pero también por la contracción de los yacimientos convencionales de la cuenca del Golfo.

Según datos de la subsecretaría de Hidrocarburos de Neuquén, en diciembre pasado, Neuquén se quedó con el 52,2% de la producción de petróleo del país, mientras que el territorio chubutense sacó el 21,1% de la participación nacional.

El 10,6% de la producción se la queda la provincia de Santa Cruz, el 8,6% Mendoza y el 7,4% se va en el resto del país, donde Tierra del Fuego, Salta, Río Negro, La Pampa y Formosa se dividen ese porcentaje, un poco más marginal.

Chubut tiene una producción convencional de petróleo y apuesta a la recuperación secundaria de sus pozos maduros. El yacimiento Cerro Dragón pero sus yacimientos están en declino desde hace cuatro años. Es que las inversiones migran y ven con buenos ojos a la cuenca neuquina. Y es todo un problema para las regalías de la provincia.

La provincia tocó el techo de producción en agosto de 2019, antes de perder el podio con Neuquén.

En ese momento llegó a 152.068. De esa fecha en adelante, la producción cayó al orden de los 140.000 bpd, se estabilizó y no repuntó más hasta la pandemia, donde la actividad mundial se desplomó, por los precios negativos del barril.

Chubut: declino antes de la pandemia

Chubut tuvo una producción de 134.616 bdp en diciembre pasado mientras que Neuquén llegó al récord absoluto con 381.411 bdp, motorizado por la aceleración de las etapas de fractura, que son el indicador más fiel de la producción no convencional.

La curva de declinación se interpreta en costos e inversiones. Desde 2019 la producción en Neuquén es ascendente y a pasos agigantados, más allá de la pandemia y los gobiernos. En Chubut, en cambio, hay un declino de meseta descendente, y con un giro hacia otras cuencas.

No es casual que la desesperación por encontrar una salida económica a la provincia, lleve a una reacción que, pese al apoyo inicial de las provincias petroleras, se fue desinflando con la racionalidad de los números sobre la mesa

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