La industria espera los resultados del proyecto Argerich, pero la macroeconomía juega en contra de desarrollar una campaña de exploración en el Mar Argentino.
Ahora es el turno que el buque perforador Valaris DS-17 tome la posta de las operaciones. La embarcación cumplió tareas en la Cuenca de Bacalhau, ubicada frente a las costas surorientales de Brasil y es capaz de operar en profundidades de agua de más de 3600 metros.
De hallarse hidrocarburos, se ingresaría en la siguiente etapa, que es la de establecer los límites del yacimiento con pozos diseñados para testear el fluido a producir. Las proyecciones marcan que en una tercera etapa se podrían comenzar a perforar los pozos de producción,
Cabe destacar que el Clúster de Energía Mar del Plata estimó que el hallazgo de petróleo convencional abriría la oportunidad de generar inversiones por 40.000 millones de dólares en componentes nacionales y la contratación de unos 125.000 trabajadores para el sector durante las próximas tres décadas.
A la espera
La industria se mantiene expectante. Si bien los potenciales números de Argerich son prometedores, los actores esperan tener un panorama más claro para tomar decisiones.
En diálogo con +e, Ernesto Díaz, vicepresidente para Latinoamérica de Rystad Energy, sostuvo que, si bien es fundamental que Equinor, YPF y Shell puedan perforar en el bloque CAN-100, es importante que las compañías puedan sostener un plan de trabajo en el offshore. “Hay que incentivar a las empresas para que puedan mantener un plan donde puedan invertir y seguir explorando más allá de los resultados de un pozo”, subrayó.
El proyecto Argerich puede significar un antes y un después en el offhore argentino. El segmento tiene un historial de exploración que comenzó en la década del sesenta, pero las tareas de relevamiento fueron mermando debido a sus altos costos y la falta de licencia social. Ahora, el panorama es totalmente distinto.
“El foco debe estar puesto en que las compañías que ganaron las licitaciones de áreas (en el Mar Argentino) puedan llevar adelante tareas exploratorias para conocer el potencial que tiene cada bloque. Hasta ahora los únicos que dieron señales fuertes fueron Equinor, YPF y Shell, pero deberían ser más empresas las que estén anunciando sus proyectos”, consideró Díaz.
El shale se lleva todas las miradas. Las inversiones en onshore son más seguras y la rentabilidad es más rápida en comparación al escenario que presenta el offshore. La logística también es un elemento que se tiene que aceitar en Argentina, pero todo eso queda en segundo lugar cuando se analiza la macroeconomía y la inestabilidad política que reina en el país.
“Es verdad que hay mucha expectativa con lo que pueda pasar con el pozo (Argerich), pero la realidad marca que todo está sujeto al marco regulatorio y a la macroeconomía. Si las cosas no están en orden es muy difícil que las compañías decidan avanzar con un plan de exploración y todo puede quedar en los resultados de un pozo”, consideró Díaz.
“Uno ve poca actividad en el offhore. Estamos en instancias muy tempranas de exploración y debería haber más actividad. Yo creo que pasa mucho por la macroeconomía, por el marco regulatorio y por la seguridad jurídica, porque son inversiones muy grandes y de muy largo plazo”, agregó.
La experiencia de Brasil puede ser un punto de referencia para Argentina. Tal como informó este medio, las empresas brasileñas están dispuestas a colaborar con su experiencia y se mostraron expectantes con lo que pueda pasar en el bloque CAN-100. Sin embargo, hasta que las reglas de juego no estén claras no piensan en pisar el acelerador.
“Hay una visión de los inversores de las compañías en general de esperar. Es decir, hay un cambio de gobierno en Argentina donde la visión de largo plazo parece prometedora, pero las empresas están mirando a ver qué pasa y ahí decidir si avanzan o no con sus inversiones”, sostuvo el vicepresidente para Latinoamérica de Rystad Energy.
Un año bisagra
En la industria quieren señales claras. “Esperar para ver”, es una de las frases que más se repite entre los actores de la actividad y son conscientes de que la gestión de Javier Milei recién comienza. “Todavía no hay decisiones de inversión de bancos, de operadoras o de empresas de servicios porque se arrastra el tema de las deudas con los proveedores del exterior, que frena muchas cosas”, aseveró Díaz.
La clave pasa por la estabilidad de la economía para que los niveles de inflación no atenten contra cualquier intención de invertir. Los analistas consideran que el 2024 será un año bisagra y el 2025 podría ser el comienzo de despegue de la actividad.
“Si se puede estabilizar la economía, bajar la inflación y normalizar las importaciones, el acceso a los dólares y el giro de divisas al exterior, sin dudas que la actividad debería empezar a normalizarse a partir del año que viene, que no sé si va a ser un boom inversiones, porque son inversiones a largo plazo en infraestructura y en proyectos de exploración. No son inversiones de corto plazo, pero sí puede ser el inicio de un despegue el año que viene”, aseguró el vicepresidente para Latinoamérica de Rystad Energy