Hoy por hoy todo parece estar dentro de los carriles ya estipulados pero no escritos. La actividad pesquera, con Mar del Plata con el mayor entramado productivo del país, en pocos días tendrá un “visitante”, que se convertirá en “inquilino”.

Días atrás el Municipio de General Pueyrredón abrió un registro para que empresas de distintos rubros se conviertan en proveedoras de servicios y artículos para la actividad offshore, iniciativa que va camino a conseguir medio millar de inscriptos.

Aquellos que tengan posibilidades de hacerlo y aún no realizaron su inscripción están a tiempo a de hacerlo a través del siguiente link: bit.ly/registrooffshoreMdP

Los rubros son completamente variados. Van desde automatización y digitalización, control de corrosión, equipamientos de refrigeración y calefacción, equipos de proceso y acondicionamiento de gases y fluidos, pasando por logística marina y terrestre y hasta provisión de combustibles y alimentos, en el más de medio centenera de rubros para los que todavía se reciben las peticiones.

De todo lo que se ha estado hablando desde aquel primer artículo publicado por PESCARE en el año 2021, donde era un tema prácticamente oculto, la actividad offshore (al menos en los “papeles”) recorrió mucho más los escritorios y los estrados judiciales que la acción misma dentro de todos los requerimientos que tiene la actividad.

Agudizando la visión para el análisis, claramente se puede ver que hasta ahora ha sido mucho de “promoción” pero poco de “acción”, ante un silencio muy llamativo del sector pesquero junto con el esquive de una gran reunión explicativa entre los representantes de las dos actividades.

Nadie quiere mover la primera ficha. La pesca sabe que Mar del Plata es el puerto más importante del país, y que lo seguirá siendo, o al menos eso se cree.

Lo cierto es que nadie se sentó a preguntar y escuchar de manera dispuesta las explicaciones, en dos de las actividades que están más acostumbradas a la protesta y a la queja post acciones, que al diálogo proyectado propiamente dicho.

En buena hora que no todos piensan y accionan de esa manera. De hecho hasta algún gremio está haciendo “el camino de hormigas” para que aquellos que se desempeñen en la actividad de la explotación offshore, forman parte de sus afiliados.

Las explicaciones propiamente dichas nadie las dio. Por un lado empresas privadas que vienen por el petróleo que puedan encontrar, “duplicando por lo menos la producción de Vaca Muerta”, como alguien señaló en varias ocasiones y al que muchos subestimaron.

La idea del puerto de Mar del Plata, para celebrar por cierto, es que ambas actividades puedan trabajar mancomunadamente y sin ningún tipo de problemas, pero nadie se sentó a dialogar, por ejemplo, de cómo deberían ser los espacios en los muelles, algo que escasea desde muchos, pero muchos años en el puerto marplatense.

“Vamos a trabajar para los lugares que nosotros necesitamos, que los necesita la pesca, que los necesita también el offshore, el portacontenedores. El offshore no va a ir a parar a ese lugar, pero donde se le pueda otorgar un lugar que tenga comodidad para poder salir o el puerto de contenedores no va a ir la Escollera Norte”, le dijo a horas de asumir el nuevo presidente del Consorcio Portuario Regional de Mar del Plata, Marcos Gutiérrez, a esta editorial.

Desde el escritorio y con el empuje de la fresquera del inicio de la gestión, Gutiérrez lo tiene en mente. La duda está si podrá concretarlo sin el apoyo y planificación de todo el puerto de Mar del Plata, entiéndase por “todo”, los actores de cada una de las actividades productivas y de seguridad que no son pocas.

Si nadie se sienta a la mesa (y nadie que la convoque), nos enfrentamos a otros de los tantos problemas que tiene el puerto marplatense. Sin diálogo será imposible hacer nada.

Sería muy descabellado y con un pensamiento malintencionado, el decir que una de las actividades se querrá llevar “puesta” a la otra. Entre personas de bien y con el trabajo como premisa fundamental, no se podría pensar en eso.

Lo concreto es que las actividades deben convivir, pero el dinero manda, hay aires de ferviente preocupación del sector pesquero, lo saben, es que no hay espacio en los muelles, el espigón 3 sección 12 y 13 parecen terminar en manos de la offshore, igual que el lugar que ocuparían los dos portacontenedores que tienen pensado operar Mar del Plata, mas los buques de bandera que solo podrán atracar en ese mismo sector habilitado. No es descabellado pensar que las reparaciones y reasfaltado de los muelles es solo una gran lavada de cara en ese particular sector con capas de asfalto de no más de algunos centímetros.

Nada planificado.

La gran pregunta del sector pesquero es cual será la parte operativa para las descargas y alistamiento de sus buques, además de coexistir una industria naval de reparaciones menores y todas las actividades conexas al alistamiento operativo despues de grandes reparaciones. La respuesta es inconclusa, todo tendra solucion y en el mientras tanto para mover un buque a muelle y dar salida a otro el movimiento de remolcadores puede alcanzar varios miles de dólares. La ineficiencia y falta de planificación estatal, la termina pagando el privado. En fin, tanto se habla de eficiencia y de bajar costos, pero mientras quien deba planificar y distribuir el futuro físico de las 3 actividades que tendrá el puerto de Mar del Plata (Pesca, Offshore, portacontenedores), está más ocupado en el negocio de las defensas del muelle, que en ver con anticipación lo que pudiere ser el puerto de concretarse el rumor de una muy buena prospección sísmica que alienta a grandes sueños en materia petrolera, el sector está complicado, pero mientras tanto, mira a lo lejos lo que pasa en la popa del BP Siempre Maria Elena.

Hace unos meses se hablaba de un helipuerto (nunca se dijo ni donde ni como operaría) y hasta algunos de los principales impulsores del offshore, graficó una ciudad donde irían y vendrían helicópteros hasta la zona de la exploraciones, en un ida y vuelta constante, solo comparable con alguna destacada ciudad estadounidense.

No se estaría previendo nada, o al menos nadie está pensando más allá de lo que pueda suceder –con los tiempos corriendo- con la cuotificación de merluza, el pescado no está dejando ver el petróleo, sería el parangón… y viceversa. Ya debería ser hora que se abra el diálogo y se abran los ojos