
Las hidroeléctricas sobre los ríos Limay y Neuquén están a la deriva. Neuquén y Río Negro intimaron al Gobierno a no tomar decisiones sin consultarlas.
Furia en Río Negro y Neuquén
Desde julio del año pasado están caídas las concesiones de cinco complejos, que provocó el enojo de las provincias y agrandó el nivel de incertidumbre de los actuales concesionarios privados. Weretilneck y Figueroa intimaron a la Nación para que brinde una solución concreta y le advirtieron a Rodríguez Chirillo que se abstenga de tomar una decisión sin consultar a las provincias.
De la ola privatizadora a una nueva era
Esta historia se remonta a 1993, en el contexto de privatizaciones del gobierno de Carlos Menem. Las hidroeléctricas, construidas en 1972, pasaron a manos privadas por 30 años: eran El Chocón-Arroyito, Cerros Colorados, Alicurá y Pichi Picún Leufú, además de Piedra del Águila. La decisión fue unilateral por parte de la Nación, pero un año después se reformaría la Constitución y se les daría la potestad de los recursos naturales, entre ellos el agua, a las provincias.
Nadie podía augurar en el lejano 1993 que el vencimiento de esas concesiones iba a coincidir con las elecciones primarias en la Argentina y en un camino electoral que culminaría con la derrota del peronismo y la llegada de una fuerza política que celebra el neoliberalismo de los noventa.
Sin embargo, el periodismo neuquino y rionegrino tecleó muchas veces sobre el inminente vencimiento de las concesiones, en agosto de 2023 para la mayoría de esas centrales y para diciembre en el caso de Piedra del Águila. El pedido de la Norpatagonia es que se las incluya en la decisión sobre el futuro de esas centrales para aggiornarse a la Constitución de 1994, que son estratégicas por motivos energéticos y son clave para la regulación del agua en la región.
En el gobierno de Alberto Fernández se llegó a hablar de una nueva “Hidronor”, una empresa estatal que fuera administrando las concesiones que llegaran a su final. Allí tendrían una participación accionaria las provincias. De un plumazo, Sergio Massa como ministro de Economía y su secretaría de Energía, la salteña Flavia Royón, descartaron la idea: como las centrales fueron construidas por el Estado, Enarsa se quedaría con el manejo (funcionarios de la empresa llegaron a hacer entrevistas a los empleados actuales).
Todavía no está definida cómo será esta nueva era de los complejos hidroeléctricos de El Chocón-Arroyito (con una potencia instalada de 1320 MW), Alicurá (1000 MW), Cerros Colorados-Planicie Banderita (450 MW), Pichi Picún Leufú (261 MW) y Piedra del Águila (1400 MW). Los cortocircuitos del tándem Figueroa-Weretilneck con el presidente Milei no facilitan la apertura del diálogo por este ni por otros temas.
¿Quiénes son los concesionarios de las represas?
En potencia instalada, después de los 2746 MW de Yacyretá (administrada por una entidad binacional con Paraguay), las tres siguientes son neuquinas: Piedra del Águila, a cargo de Central Puerto, la empresa de Carlos Miguens, Guillermo Reca y la familia Escasany del Banco Galicia; El Chocón, que es operado por la italiana Enel, y Alicurá, que maneja la estadounidense AES.
En tanto, Cerros Colorados-Planicie Banderita fue comprada recientemente por el Grupo Aconcagua, que también tiene negocios en el petróleo y las renovables, y Pichi Picún Leufú está gestionado por Pampa Energía, la empresa de Marcelo Mindlin, que tiene una división de hidrocarburos involucrada en Vaca Muerta