La furia de Cornejo y el drama local: por qué los mendocinos empobrecen más rápido

Javier Milei dio muestras de su desconfianza, la soledad y el desprecio hacia otros poderes. En Mendoza el shock del ajuste pega fuerte y Cornejo tendrá decisiones duras por delante.

PABLO ICARDIdomingo, 11 de febrero de 2024 · 10:41 hs
 
Foto: Prensa Gobierno de Mendoza

La conducción política suele marcar una impronta, un discurso, una cultura. Es un efecto mímesis en el que “la comunidad” puede parecerse a su líder. Javier Milei es una persona honesta, que no camufla cuál es su construcción cultural, discursiva y política. Individualismo, la idea del sálvese quien pueda sin mirar rostros y un apego a consignas que lo hacen impermeable. Para la gestión de un país con más de la mitad de las personas viviendo con carencias, ese enfoque es complejo.

Hoy, por ejemplo, el país está en el desequilibrio perfecto: los ingresos más bajos de la región, con los precios más caros. El salario mínimo en Argentina es de 160 mil pesos y los sueldos en blanco crecieron menos del 150%; con una inflación por arriba del 200%, precios liberados y costos en alza. Los que más lo sufren son los jubilados, los trabajadores informales (casi la mitad) y las familias más desfavorecidas económicamente.

Influyentes. Milei aplica la motosierra, Bullrich «es la policía» y Argentina sufre el plan platita de Massa. 

La frase no es retórica. Es literal, como casi todo lo que dice Javier Milei. “No confía en nadie, salvo en su hermana y eso se ha potenciado desde que asumió. «Se lo ha hecho saber a todo el Gabinete”, aseguran. El Presidente transitó los dos primeros meses de gestión de gobierno afianzando sus pareceres y con un equipo que avanza con vértigo, con temor a caer de la cornisa. “Están todos, incluidos los ministros, a tiro de Decreto para irse”, explican. Ese miedo a avanzar paraliza y es, en parte, lo que explica el estado de situación del país y la provincia; aunque no todo. “No había ni para comprar papel. El país no existe; es una fantasía”, se quejan los liberatarios y, sobre todo, los aliados del Pro que ya conocían la gestión nacional.

En el Gobierno de Mendoza se terminó de romper el encanto. Alfredo Cornejo ajustó más su discurso a lo que realmente piensa. Cree que el de Milei es un gobierno improvisado, sin equipo y sin idea del funcionamiento del Estado y la gestión pública. Hasta ahora el gobernador de Mendoza había rozado la obsecuencia para aggionarse al impuso del «cambio» y respetando el 70% que Milei sacó en Mendoza. Lo hizo aún con los insultos que el Presidente hacia los gobernadores. La imposibilidad de llegar a él (no hay una sola foto del Presidente con algún dirigente fuera de su mesa chica) y su desprecio hacia los otros representantes terminó de romper el encanto. Milei no solo no tiene ningún gobernador que le responda; a él no le interesa. No tiene configurado en el esquema de gestión que hay otros estadíos de poder y representatividad. Y ante los obstáculos, apela a la descalificación violenta. El problema es que el Presidente concentra la administración de los recursos y hasta ahora lo hace como si fueran propios y solo mirando el tablero de comando del Ministerio de Economía.

Mendocinos más pobres

La torpe eliminación de los subsidios al transporte dejó en evidencia esa falta de pericia, al igual que las restricciones anunciadas para otros fines. Los salarios docentes, por ejemplo, peligran por la falta de pago del incentivo docente, el ítem que fue creado por Fernando De La Rúa para levantar la mítica carpa blanca de la dignidad. Las escuelas de todo el país, las universidades públicas y privadas, por ejemplo, van a tener serios problemas para pagar sus servicios primero, y sueldos después por la falta de presupuesto 2024

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