El pleno del Parlamento Europeo ha expresado este miércoles su preocupación por la decisión de Noruega que podría conducir a la explotación minera comercial de parte del fondo marino del Ártico y ha pedido a la Comisión Europea y a los países de la UE que trabajen para lograr una moratoria internacional sobre la minería submarina hasta que se haya estudiado suficientemente el impacto de esta actividad en el medio marino.
En una resolución que ha sido aprobada por 523 votos a favor, 34 en contra y 59 abstenciones, los eurodiputados también exigen que los países no pertenecientes a la UE respeten el principio de precaución y apoyen la moratoria.
El Parlamento del país vecino de la UE aprobó a principios de enero abrir 281.200 kilómetros cuadrados a una posible explotación minera comercial de los fondos marinos en aguas del océano Ártico a pesar de la presión ejercida por ‘lobbies’ pesqueros y ecologistas, mientras que grandes empresas internacionales, como Volvo, BMW, Volkswagen, Samsung o Phillips, se han comprometido a no obtener ni financiar minerales del fondo marino.
El país nórdico se ha convertido así en el primero del mundo en aprobar la explotación minera de aguas profundas para obtener materiales críticos para la producción de componentes como baterías de coches eléctricos o paneles solares, ya que su plataforma continental es rica en elementos muy cotizados como el zinc o el cobalto, según reveló un informe gubernamental en junio de 2023.
El área objetivo, que abarca desde la isla de Jan Mayen hasta el archipiélago de Svalbard, se encuentra en la plataforma continental extendida de Noruega, lo que afecta los intereses pesqueros de varios países e incluye la Zona de Protección Pesquera de Svalbard, donde un total de 55 países tiene intereses pesqueros, 22 de ellos de la UE.
Por ello, los eurodiputados recuerdan a Noruega sus obligaciones como parte de varios tratados sobre la gestión de las poblaciones de peces y la protección de las aguas árticas contra los efectos adversos de las actividades humanas.
La resolución de la Eurocámara apunta que el Parlamento noruego todavía tiene que realizar una votación final sobre las actividades de extracción y también destaca que la Agencia de Medio Ambiente del país considera que no hay suficiente conocimiento para proceder con la extracción del mineral.
Impacto sobre la pesca
La Comisión Europea también ha expresado su preocupación ante los posibles efectos negativos de esta decisión sobre las poblaciones de peces y, en consecuencia, sobre el sector pesquero, así como sobre los ecosistemas marinos, según reconoció una portavoz del Ejecutivo comunitario a Europa Press.
En concreto, ha advertido del «impacto potencial» de esta práctica sobre los caladeros en los que faena la UE, que en el caso del país escandinavo podría afectar a poblaciones de especial interés para la flota comunitaria, entre las que destacan las capturas de bacalao, eglefino, carbonero, merlán, solla o arenque.
La UE aboga por prohibir la explotación minera de los fondos marinos hasta que se descarten sus efectos nocivos, preocupada por la protección y restauración del medio ambiente, la biodiversidad de los fondos marinos y la mitigación del cambio climático.
El Gobierno de la nación escandinava ha defendido la extracción de estos minerales como una oportunidad económica, aunque ha subrayado que «solo se permitirá si la industria puede demostrar que se puede hacer de forma sostenible y responsable».
No obstante, hasta la fecha, los proyectos de investigación subvencionados por la UE –con una inversión de más de 800 millones– muestran que la comprensión actual del funcionamiento de los ecosistemas de aguas profundas es aún «muy limitada» y concluyen que existe una «incertidumbre considerable» sobre los efectos de la minería submarina.
«Se necesitan aún estudios a largo plazo para calibrar todas las repercusiones de la minería en la biodiversidad y el ecosistema de los fondos marinos, así como sus posibilidades de recuperación», apuntaron las fuentes consultadas, que han advertido también de que la Comisión permanecerá «atenta a la evolución de la minería de aguas profundas en Noruega y en todo el mundo».