La provincia en particular, y el norte argentino en general, tienen la suerte de contar con rocas que representan a casi todos los periodos geológicos por los que pasó el planeta Tierra. Hay rocas que se formaron en los lejanos tiempos precámbricos y otras durante el Cuaternario, y el proceso continúa.
Ricardo Alonso
Así, en la dinámica del edificio u orógeno andino, rocas viejas fueron y aun son arrancadas por las fuerzas tectónicas del borde de la Puna y sedimentos jóvenes, que alguna vez serán rocas, se están depositando en la amplia llanura chaqueña. En una historia cíclica que se repite a lo largo de los eones (**).
La anatomía de Salta
En la anatomía de Salta tenemos rocas de viejos supercontinentes y de viejos súper océanos acumuladas en una secuencia de mundos superpuestos. Mundos que vieron pasar las grandes transformaciones climáticas y biológicas que hacen palidecer cualquier comparación actual. Como cuando la Tierra se convirtió en una bola de hielo a fines del periodo Precámbrico, más concretamente en ese tiempo que recibió el nombre de Criogénico. Y al cual probablemente pertenezcan algunas rocas viejas de Salta y Jujuy. O ese fenómeno mayor que fue la caída de un asteroide a fines del periodo Cretácico y que no solamente extinguió a los dinosaurios y otros reptiles marinos y voladores, sino que interrumpió el periodo Mesozoico para dar paso al Cenozoico. Ese evento está muy bien documentado en las rocas calcáreas que abundan en el norte argentino dentro del llamado Grupo Salta.
El estudio de las montañas de Salta confirma el apotegma de que, en geología, lo local es, a su vez universal. En la parte está contenida el todo. Un grano de arena contiene escrito en su interior la historia del universo.
Abraham G. Werner, padre de la geología alemana y del neptunismo, nunca salió de sus montañas de Sajonia. Y creó un sistema de la Tierra desde su cátedra de la Academia de Minas de Freiberg. Así como Kant jamás dejó su amada ciudad de Königsberg, y desde allí creó su potente sistema filosófico de la razón pura y la razón crítica.
Werner tuvo entre sus discípulos geólogos a Johan Wolfang Goethe, que hizo su tesis sobre el origen del granito y al que le dedicó el nombre del mineral goethita, un hidróxido de hierro. Y a Novalis, el escritor del «Himno de la Noche»; o Humboldt, Delhuyar, Del Río, José Bonifacio de Andrada y Silva y tantos otros que dieron lugar a una edad de oro de la geología y la literatura en el siglo XIX.
Las rocas más antiguas de Salta se encuentran al sureste del Valle de Lerma en las sierras de Sancha y Castillejo. Representan una época anterior a los 540 millones de años. Se formaron en el fondo de un océano antiguo cuando el mundo era muy diferente al actual. No solamente en el ensamblaje de los continentes, sino también cuando la vida se limitaba a bacterias. Faltaban algunos millones de años para que aparecieran las faunas de Ediacara, unos organismos globosos que estaban fijos sobre un tapiz bacteriano. También en la sierra de Sancha, continuación austral de la sierra de Mojotoro, se encuentran grandes espesores de calizas negras, muy notables en Las Tienditas y en La Troja, que fueron originalmente estudiadas por el primer geólogo y doctor en ciencias geológicas de Salta, el Dr. Apolo Ortíz a comienzos de la década de 1960. Fue quien dio inicio en aquellos años al periodismo geológico de divulgación en El Tribuno.
Esas calizas recibieron atención para su uso en la industria del cemento y también para ser cortadas como rocas ornamentales en un símil del mármol negro. Constituyen un recurso minero potencial importante para Salta, más aun con las crecientes necesidades de la industria del litio y de la construcción. Son calizas negras equivalentes a las que se explotan en la entrada de la Quebrada de Humahuaca, en la localidad de Volcán.
Los antiguos indicios de vida
Salta registra además las rocas que contienen el límite entre el Precámbrico y el Cámbrico, esto es entre los eones Proterozoico y Paleozoico, en una unidad sedimentaria marina llamada Puncoviscana.
Esas pizarras verdes forman el núcleo de la mayoría de las sierras de la Cordillera Oriental. Y se aprecian espectacularmente en la Quebrada del Toro, ricas en traza de fósiles de gusanos y otros organismos de cuerpos blandos. Luego se superponen grandes espesores de rocas marinas del Cámbrico y del Ordovícico. En estas últimas ya aparece una gran diversidad de organismos marinos con conchillas y exoesqueletos como los braquiópodos y trilobites.
Millones de esos fósiles acumulados en antiguas playas marinas están conservados en las rocas salteñas. Y se los encuentran en los cantos rodados de la mayoría de los ríos que atraviesan la región. Cada formación geológica tiene sus fósiles característicos que permiten identificarla y definirla. Y es así como se fue construyendo la estratigrafía local y regional.
También se tienen rocas marinas depositadas en los periodos Silúrico y Devónico, que afloran en las sierras de Unchimé y Zapla, conocidas por sus formaciones de hierro. Las plantas más antiguas del mundo, Cooksonia, se encontraron en esas rocas, que al igual que las anteriores siguen hasta Bolivia. El Devónico fue además un periodo de intensa formación de hidrocarburos, que se explota en las Sierras Subandinas.
Las huellas de dinosaurios
En estas sierras aparecen además rocas del Carbonífero y el Pérmico, con las cuales finaliza el periodo Paleozoico. Luego da inicio el Mesozoico y hay muy pocos registros del Triásico y del Jurásico, representados por otra parte en Ischigualasto y la Patagonia respectivamente. Sí en cambio tenemos muy bien documentado el Cretácico, con formaciones rojas (Pirgua), blancas (Lecho) y amarillas (Yacoraite), ampliamente distribuidas en la geografía regional.
Entre esas formaciones destaca la Formación Yacoraite, una caliza amarilla llena de huellas de dinosaurios, restos de gasterópodos, bivalvos, peces y estromatolitos.
En Salta se encontraron por primera vez en el mundo las aves enantiornites que convivieron y se extinguieron con los dinosaurios. Al igual que dinosaurios como el titanosaurio Saltasaurus, el maniraptor Unquillosaurus y el pequeño carnívoro Noasaurus, todos descubiertos en el departamento de La Candelaria y que merecen su promoción en el marco del geoturismo y el turismo paleontológico.
La Formación Yacoraite contiene también yacimientos de uranio (ej. Mina don Otto) y reservorios de petróleo, al punto que parte del petróleo que se explota en Jujuy (Caimancito), Salta (Los Blancos) y Formosa (Palmar Largo) proviene de dicha unidad estratigráfica.
Sobre esas rocas se superponen las del periodo Terciario, hoy diferenciadas en Paleógeno y Neógeno, que contienen las faunas de mamíferos que se sucedieron a las de los reptiles del Mesozoico. Se han encontrado representantes de muchos grupos de mamíferos, desde los más primitivos hasta los más evolucionados. Incluso se tienen registros de los mamíferos de la megafauna que se extinguió unos diez mil años atrás y que contaba con mastodontes, megaterios y gliptodontes. Esos últimos fueron contemporáneos con la llegada de los primeros cazadores recolectores a fines de la última edad del hielo.
En la sierra de Zenta, entre Salta y Jujuy, se tiene lo que se considera el perfil de los tiempos geológicos más completo de América del Sur. Desde las rocas del Precámbrico hasta los depósitos del Cuaternario, cubriendo los tiempos Paleozoico, Mesozoico y Cenozoico.
Es más, en un radio de 50 km alrededor de la ciudad de Salta encontramos rocas de casi todos los periodos geológicos que contienen desde primitivos cuerpos blandos del Precámbrico, pasando por invertebrados marinos paleozoicos, restos de dinosaurios cretácicos y mamíferos cenozoicos.
Ello constituye un laboratorio a cielo abierto, darwiniano, para profesores y alumnos. Los guías de geoturismo tienen la oportunidad de mostrar a los visitantes la extraordinaria variedad de rocas, su antigüedad y fósiles. Además el conjunto de rocas policromáticas, su arquitectura, distribución y erosión en profundos cañones y quebradas, permite apreciar paisajes de gran geodiversidad y colorido desde la Puna hasta el borde de la llanura chaqueña.
En síntesis, un extraordinario patrimonio natural que debe ser puesto en valor para el disfrute y conocimiento de los habitantes y visitantes actuales y futuros de este espacio geoandino.
(*) Subsidencia: Hundimiento progresivo de la superficie del terreno
(**) Eones: Unidades de tiempo geológico