El nacimiento del sindicalismo, desde los primeros movimientos gremiales y anarquistas a fines del siglo XIX (finales del 1800), fue algo muy bueno para la Argentina, donde evidentemente, por aquellas épocas era más que necesario regular y organizar el sistema de trabajo y sus trabajadores. Las jornadas laborales eran interminables, se trabajaba de «sol a sol», no existían prácticamente los días de descanso y cada «patrón» o «patronal», pagaba lo que querían a sus empleados. El Sindicalismo vino a poner orden al sistema «patronal» y defender los intereses laborales de toda una «fuerza trabajadora» que lo necesitaba y mucho ya que los abusos del «patrón» existía y eran muchos.

Breve historia del trabajo en Argentina: El proyecto de 8 horas de trabajo es un proyecto de Ordenanza Municipal por parte del Concejal Radical Eduardo Pittaluga por Capital Federal. Fue el primero que ideó un ordenamiento protector de los trabajadores que se presentó en un cuerpo deliberativo de la República Argentina. Lo hizo en 1894, hay indicios que antes del reclamo de Chicago ya en Argentina se presentaba leyes a favor de los trabajadores.

El proyecto de ordenanza del doctor Pittaluga había sido co-redactado con Juan B Justo. El riojano Joaquín Víctor González fue el autor en 1904 del primer proyecto de Código de Trabajo en Argentina, que no fue aprobado. Otra ley importante es la de Francisco Pérez Leirós, permitió la aprobación de la ley 11.640, estableciendo en la capital Federal la cesación del trabajo los días sábados después de las 13 horas. Esta norma se denominó «sábado inglés» por el precedente sancionado en Gran Bretaña en 1911 y complementó la ley 4.661 de agosto de 1905, que establecía el descanso dominical. La ley 4661 de descanso dominical fue sancionada durante la segunda presidencia de Julio A. Roca.

La prohibición de que las mujeres realizaran trabajos peligrosos y el otorgamiento de beneficios tales como pausas para amamantar, además de la protección del trabajo infantil, surgen de la ley 5291 de 1907. La Ley de Jornada de Trabajo, o Ley 11.544, es una legislación argentina que establece que las jornadas laborales no pueden durar más de 8 horas diarias o 48 horas semanales. Fue promulgada por Hipólito Yrigoyen en 1929. En junio de 1964, durante la presidencia del Radical Arturo Illia, el Congreso nacional estableció un «salario vital, mínimo y móvil» mediante la Ley 16.459.

A mediados del siglo XX, la propaganda oficial hizo creer que los beneficios laborales eran «la creación divina» del líder de esa época y alentó a la conformación de Sindicatos que tenían una afiliación partidaria, convirtiéndose en el ala sindical del Partido Justicialista. Desde aquella época hasta ahora el sindicalismo argentino, se transformó en una asociación prebendaria que bajo la excusa de «conquistas sociales», lo único que persiguen sus dirigentes es enriquecerse a costa de los aportes de sus agremiados y cuando el Justicialismo no gobierna, le hacen «la vida imposible», al gobierno de turno.

El mejor ejemplo de este accionar fue durante la presidencia de Raúl Alfonsín cuando intentó modernizar el sindicalismo con el proyecto de Ley Mucci. La acción que esos dirigentes sindicales, desplegaron en el Congreso, fundamentalmente a través del bloque del PJ provocaron el fracaso del proyecto radical. Historiadores sostienen que ese golpe desencadenó la suerte del gobierno de Alfonsín que sufrió 13 paros generales.

Hoy, nuevamente el «sindicalismo argentino», nuevamente está en «pie de guerra», contra un gobierno que no llegará a cumplir dos meses gobernando y ya programaron un «Paro General» para el 24 de este mes.

Les guste o no, el sindicalismo argentino debe modernizarse y eliminar esa dirigencia enquistada y deshonesta. No podemos vivir de conquistas pasadas y ya obsoletas; es como pretender «operarse el corazón» con métodos quirúrgicos de los años 60.

DIARIO DE CUYO