Limitado el radio de picardía procesal internacional, las opciones están lamentablemente acotadas. La de no cumplir es negociar un pago razonable para el país. Los criterios son los de siempre en estas situaciones: postergar los pagos y reducir el monto, utilizando bonos. El problema es que con esas garantías en juego, el margen de maniobra también está reducido. Estamos ante un callejón en el que la salida se angosta. Para peor de males, el gobierno actual empezó con el pie izquierdo: designó como subprocurador del Tesoro de la Nación, para lidiar con este tema, a Andrés de la Cruz, quien hasta hace días fue socio del bufete americano Cleary Gottlieb, con dos antecedentes muy negativos en la materia: el primero es que históricamente actuaron durante todo el período kirchnerista como defensores del país con las estrategias políticamente más erradas y contumaces, justamente ante Griesa y Preska: la peor carta de presentación. Pero lo más grave es que De la Cruz fue el abogado de la familia Eskenazi en la transacción que permitió la escandalosa compra de acciones de YPF sin poner un centavo. Menudo conflicto de intereses.
Todo tiene que ver con todo, afirmó una expresidenta de la Nación. Eso repiten otros como el dirigente Gustavo Gutiérrez, quien, con esa típica actitud de denunciante al voleo, sostiene sin muchos fundamentos que los funcionarios del gobierno de Juntos por el Cambio fueron cómplices del kirchnerista, argumentando para ello que el juez Ariel Lijo no avanzó en la causa penal que tiene sobre este y otros temas vinculados con YPF y que se habría planteado el Discovery en el juicio de forma tardía. Olvida Gutiérrez el principio de división de poderes y el derecho procesal, que indica que hay etapas y plazos para plantear las cosas, incluyendo el Discovery. Claro está que este tipo de actitudes, figuronas e infundadas, flaco favor le hacen a la claridad de los temas.
Todo esto no tiene que ver con todo, sino con impericia, corrupción e ignorancia política de un grupo de funcionarios que hizo muy mal las cosas para que hoy los argentinos enfrentemos las consecuencias. Es un tema complejo y avanzado el que hereda el actual gobierno. No basta con poner nombres creativos a los impuestos y mucho menos con designar profesionales con serios y palmarios conflictos de intereses para resolver de la manera menos perjudicial posible para el país semejante entuerto.
EL ANCASTI – Publicado en La Nación