La defección del radicalismo

CARA Y CRUZ

Si bien es cierto que el diputado Alfredo Marchioli, presidente del partido, se refirió al tema en términos críticos hacia la firma, el Gobierno y la gestión de la exintendenta Roxana Paulón, y lo mismo hizo su par Natalia Herrera, la defección que marca la ausencia de un posicionamiento institucional sólido y enfático es más notoria si se tiene en cuenta un detalle: el intendente Raúl Úsqueda es radical y el motivo de las tensiones es el giro que pretende darle a las relaciones del municipio con la firma con la creación de una secretaría de Gestión Estratégica Productiva Minera y de Control Ambiental.

Los despidos que iniciaron el conflicto obedecieron precisamente a esta decisión política de Úsqueda, contrastante con los contemplativos y permisivos vínculos que mantuvo Paulón con la empresa durante sus dos mandatos.

Las cesantías fueron en realidad de una represalia terminante del comando de la factoría china a trabajadores que habían participado de una reunión con las nuevas autoridades municipales en la que se trataron las competencias y alcances del novedoso organismo, cuyas proyecciones pedagógicas sería ingenuo ignorar. Zijin-Liex no está dispuesta a tolerar disidencias o matices de opinión entre sus tropas. Otro ingrediente del “choque cultural” que saltó a la vista en la polémica.

Que una firma de capitales extranjeros castigue conductas que, en última instancia, son parte de la vida y las predilecciones privadas de sus empleados debería ser ya motivo suficiente para precipitar reacciones no solo de los radicales.

No existe el delito de opinión en la Argentina y no se entiende de qué modo afectaría una repartición municipal específicamente abocada al tema minero el desempeño de la empresa, salvo que ésta se considere, como parece ser, eximida de cumplir con leyes y regulaciones.

El intendente de Fiambalá, Raúl Úsqueda, enfrenta a la litífera china Zijin-Liex si el respaldo institucional de su partido, la UCR

En el caso de Fiambalá y los radicales se suma el hecho de que los despidos contragolpearon la iniciativa de un intendente del radicalismo con un agregado para nada menor: Úsqueda se propone instrumentar un modelo de relación con las mineras diferente al que llevó adelante su antecesora, que respondía con pelos y señales al del Gobierno.

Recuperada para el radicalismo por un dirigente joven, Fiambalá podría convertirse en una oportunidad para que la UCR exhiba con hechos qué política minera llevaría adelante en caso de acceder al poder.

Una gestión en tal sentido sería tal vez más convincente para el electorado que el jarabe de pico, y además contribuiría a diluir sospechas de componendas con el oficialismo como las que se extendieron cuando los cargos que ofrece el Gobierno a la oposición en la CAMYEN se mezclaron en las frustradas tratativas por la reforma constitucional hace un par de meses.

A diferencia de los radicales, el peronista disidente Hugo Ávila advirtió en el acto este potencial y se posicionó antes que nadie. Incluso se apersonó en el lugar del conflicto y apuntó los misiles sin trepidar sobre el Gobierno y la empresa, con información precisa.

Si de sus correligionarios depende, Úsqueda parece estar solo en la pulseada, pero el episodio que protagoniza trasciende su peripecia y la del partido desertor. Expone a una oposición carente de vocación de poder, más entusiasmada y enérgica para librar sus batallas intestinas que en la búsqueda de ampliar su una representación que le permita emparejar cargas con el Gobierno que la apabulló en octubre.

Un radicalismo cuyos dirigentes, en definitiva, no consiguen cubrir el vacío que dejaron los líderes que lo mantuvieron durante 20 años en el Gobierno provincial- EL ANCASTI

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