La diyuntiva entre la producción frutícola y el shale

En 14 años se perdió buena parte de las hectáreas en producción frutícola por Vaca Muerta. Queda el debate futuro de la convivencia de las economías.

El pésimo momento que vive la producción frutícola frente al gigante de Vaca Muerta, que trae aparejada la llegada de más de un millón de pobladores hasta el 2030 no sólo generó menos hectáreas de cultivos, sino también que las mismas estén en pocas manos en la provincia de Neuquén.

El dato pone contra las cuerdas al pequeño y viejo chacarero y la producción, que se encuentra en una encerrona, desde hace una década desde el descubrimiento del shale, por una convivencia con el mundo hidrocarburífero que por momentos es muy tensa.

Al final de la gestión de Omar Gutiérrez en Neuquén y con la designación del nuevo secretario de Producción e Industria de Rolando FigueroaJuan Peláez, hay expectativa de cómo se va a manejar este equilibrio entre el mundo de Vaca Muerta, y las zonas fuelle, en el límite con el mundo de la producción frutícola.

Son dos economías distintas: la petrolera, que es la más emergente en la provincia de Neuquén, pese a la tradición de un siglo, es considerada como “el segundo campo”, luego del boom de Vaca Muerta.

Y la segunda, la fruticultura, estuvo anclada a los inicios de las colonias de productores en principios del Siglo XX y hoy lucha por sobrevivir el polo agroindustrial, a la sombra de la economía petrolera.

Los contrastes ente las dos economías y actividades se puso de manifiesto con las torres e perforación que se levantaron en Allen, provincias e Río Negro. La imagen siempre fue impactante, pero lo cierto es que pozos petroleros convencionales hay desde hace tiempo (hoy marginales) en distintas zonas de la provincia de Neuquén.

En 14 años, y con el despliegue de los parques industriales, las empresas de servicios y los pozos petroleros cerca de la zona productiva, hay más establecimientos rurales grandes de más de 100 hectáreas, en manos de un puñado de productores.

Mientras que los pequeños dedicados a la agricultura familiar, están desapareciendo en cantidad y superficie, por el cambio de uso de suelo de lo agrícola, a lo urbano, para uso petrolero

De acuerdo a los anuarios del Senasa, en desde 2009 a 2023, en Neuquén se redujo un 32% la cantidad de superficie cultivadas con pepita y carozo, equivalente a 2.583 hectáreas menos.

En términos netos la superficie cultivada con manzanas, peras y duraznos, entre otras frutas, pasó de 8.001 a 5.418 hectáreas de 2009 a la actualidad

La mayoría de las hectáreas que desaparecieron están en la zona de Neuquén, Plottuier y Centenario, que comenzaron a construir urbanizaciones, por la demanda que implicó el cambio de la economía petrolera

Haciendo foco en las grandes superficies de más de 100 hectáreas, puede decirse que la producción se ha sostenido por los grandes jugadores del mercado.

Ejemplo de ello es que en la actualidad hay 11 productores en 92 establecimientos frutícolas que concentran el 51,4% de las superficies cultivadas en Neuquén. Son 2.788 hectáreas en esa franja de productores y de empresas grandes.

Los números en ese segmento productivo no distan mucho comparados con 2009, cuando había 13 productores, dos más que en la actualidad, pero la cantidad de chacras era mucho mayor: 195 establecimientos rurales contra los 92 de la actualidad, es decir, 103 chacras menos.

Se puede inferir que los mismos jugadores del mercado han obtenido más superficies y unificadas las razones sociales, pero no hay mayores datos desagregados sobre eso

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