
Los trabajadores se enfrentan a condiciones extremas en la Puna.No existe legislación para un ambiente laboral a más de 3.500 metros de altura.
A por lo menos 3.500 metros de altura, en sitios inhóspitos, varias horas alejados de la población más cercana por los precarios caminos de tierra, y en donde las condiciones climáticas están entre las más extremas del planeta, son varios los aspectos que se deben tener en cuenta para estar aunque sea unos minutos en un lugar como ese y mantener un estado de salud aceptable. Muchos más si se tiene que trabajar durante días en un entorno así.
Uno de los principales desafíos que deben enfrentar las mineras que deciden emprender un proyecto en la Puna salteña es el aspecto de la salud. No solo en cuanto a la adaptación fisiológica y psicológica de sus trabajadores a la altura y aislamiento de los yacimientos sino también en contar con una infraestructura médica suficiente. Es un camino que las empresas están desandando, en un ámbito donde ni siquiera hay una legislación de seguridad laboral adecuada o protocolos específicos que tenga en cuenta las condiciones que enfrentan los empleados y empleadas en la minería de estas latitudes.
«No tenemos hoy una legislación clara que indique cuáles serían básicamente los criterios de aptitud que debería tener un trabajador para desempeñarse en forma segura a cuatro mil metros de altura, donde las condiciones de hipoxia e hipobaria, que es la disminución de la presión de oxígeno y disminución de la presión atmosférica, influyen negativamente y a veces en forma muy seria en un trabajador que no esté en condiciones físicas adecuadas», contó a El Tribuno Jorge González, coordinador médico de Río Tinto, la minera que está a cargo del proyecto de Rincón Litio, en el salar homónimo ubicado en Los Andes.
El médico fue uno de los convocantes a la Primera Jornada Médica para un Trabajo Seguro en Minería de Altura, que se realizó el jueves de la semana pasada en la ciudad de Salta y fue organizada por Río Tinto. La actividad despertó un gran interés, con 180 inscriptos.
«Queríamos hacer énfasis en los problemas se pueden presentar como consecuencia de la altura geográfica. La infraestructura que deberíamos tener arriba como para tratar esos problemas, identificarlos a tiempo y tratarlos. Y también cómo tenemos que hacer los exámenes médicos correspondientes cuando estamos evaluando personal. No nos alcanza solamente con lo que dice la normativa laboral respecto al examen básico de ley», explicó González.
Mal de montaña
El principal peligro contra la salud que se enfrenta a partir de los 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar es el denominado mal agudo de montaña, que tiene que ver por la baja presión del oxígeno a gran altitud.
«Se lo puede sufrir de forma leve o de forma brusca y a veces hasta con riesgo de vida. Esto puede ir desde un edema agudo de pulmón o un edema cerebral, que son las manifestaciones más agudas y dramáticas del mal de montaña, hasta trastornos importantes, tal vez no tan agudos, que pongan en riesgo inmediato la vida, pero que implican a lo mejor tener que bajar al paciente a una altura más conveniente, como trastornos severos del sueño, dolores de cabeza terribles y permanentes, alteraciones del apetito y alteraciones de la coordinación», señaló el especialista.
Obviamente, los trabajadores más adaptados a la altura son quienes residen en localidades de la Puna.
«Es gente que fisiológicamente ya está adaptada a la altura. Tienen mayor cantidad de glóbulos rojos que alguien que vive a una altura menor, toman mejor el poco oxígeno que existe en ese lugar, además están aclimatados a la altura», señaló el doctor.
Otro punto a tener en cuenta en el trabajo minero es la cuestión psicológica, sobre todo por lo relacionado a los regímenes laborales que son de 7 o 14 días seguidos en los yacimientos y otra cantidad similar de descanso.
«El aislamiento es un factor a tener en cuenta. Hay personas que no aguantan el hecho de estar tanto tiempo fuera de sus casa, les genera estrés, que también hay que tenerlo en cuenta a la hora de la selección correcta del personal», indicó.
Infraestructura
La falta de una legislación específica lleva a que quede a criterio de cada minera la infraestructura de salud para sus empleados. En el caso de Río Tinto, que está en una fase inicial de su proyecto de litio, en su campamento de la Puna cuenta con cuatro médicos fijos y dos salas con equipamiento para emergencias. Además tienen tres ambulancias disponibles y la posibilidad de vuelos sanitarios con una pista de aterrizaje en el yacimiento, aunque el clima es un limitante para esa opción.
También está prevista la eventualidad de siniestros viales con víctimas múltiples, que las pésimas condiciones de las ruta puneñas llevan a tener más que presente esa posibilidad.
La minera de capitales multinacionales dispone de un vehículo liviano con paramédicos y otro de rescate con personal bombero como parte del convoy de colectivos que traslada al personal de la mina en cada cambio de turno.
La empresa hizo, además, un convenio con otra operadora en el salar de Rincón, Puna Mining, para que en el caso de que exista un accidente con múltiples víctimas puedan reforzar con recursos compartidos la asistencia de emergencia.
Capacitación
La jornada médica sobre minería de altura contó también con las disertaciones de referentes nacionales en medicina de montaña, como son los doctores Juan Lacava e Ignacio Rogé.
Lacava, quien llegó desde Neuquén, habló sobre conductas preventivas para enfrentar el mal de altura y los procedimientos que se deben seguir ante distintas contingencias relacionadas con esa condición.
En tanto, Ignacio Rogé, quien es director médico del Parque Provincial Aconcagua, en Mendoza, afirmó, entre otras cosas, que «contar con médicos con conocimiento de medicina de montaña ayuda a bajar la cantidad de evacuados en las empresas, por ejemplo».
Expuso, además, el doctor Luciano Torres, director del hospital Santa Clara de Asís, quien se refirió respecto de las diferentes patologías que deberían ser consideradas como contraindicaciones absolutas para los trabajos en altura geográfica. Entre su experiencia figura el trabajo en un regimiento de montaña del Ejército.
Formación necesaria
Los objetivos de la capacitación para un trabajo seguro en la minería de altura fueron conocer el entorno de la altura geográfica y sus efectos en el cuerpo. Establecer pautas de prevención, diagnóstico, tratamiento, recuperación y seguimiento de las patologías médicas. Contextualizar efectos en los trabajadores mineros de la Puna. Y discutir contraindicaiones absolutas y relativas, entre otros puntos que se trataron.
En la actividad participó el secretario de Trabajo de Salta, Alfredo Batule