DESARROLLO DEL HIDRÓGENO
El proyecto de ley para promocionar el hidrógeno en el país llegó a Diputados en mayo y, desde entonces, poco y nada avanzó. En tanto, en el mundo ya hay miles de kilómetros de hidroductos construidos, plantas y métodos de generación en el marco de la transición.
En tanto en la Argentina se busca, aún, sentar las bases para el desarrollo futuro, a partir de establecer un marco normativo que lo permita y la labor internacional para conseguir interesados. El país tiene un enorme potencial, sobre todo por la calidad de sus vientos, que permiten la generación de hidrógeno verde. De igual forma sucede con el gas, para la producción del llamado hidrógeno azul (considerado el más apto para la transición).
En mayo de este año y con casi 7 meses de tardanza, desde que se anunció, el Gobierno envió la Ley de Promoción de Hidrógeno a la Cámara de Diputados. Se esperaba que la misma tuviera un tratamiento “prioritario”, sin embargo no sucedió. El año electoral puso en estado de letargo al Congreso que, ahora, el Gobierno busca romper.La presidenta de la Cámara Baja, Cecilia Moreau, y el presidente del bloque del Frente de Todos, Germán Martínez, acordaron comenzar su tratamiento en comisiones, apuntando a que baje al recinto entre agosto y octubre, más allá del proceso electoral.
La ley, que comenzará a ser debatida en Diputados, es imprescindible para la llegada de inversiones en el sector. Hay proyectos ambiciosos en provincias como Río Negro, pero que, atendiendo la alta competencia global que hoy existe, requieren de este tipo de alicientes para que sea el país, que tiene un enorme potencial para la generación, el elegido para su desarrollo.
Pero mientras Argentina busca poner primera en la producción a escala de esta fuente de energía clave en la transición energética, en el mundo existen avances tanto tecnológicos como de desarrollo cada vez más notables.
Generación
Como se mencionó, nuestro país apuesta a la generación de los hidrógenos azul y verde, fundamentalmente. El primero (a modo de transición) se basa en el gas, el segundo (y más apreciado globalmente) se genera a partir de las energías limpias y renovables, principalmente de la eólica, por la alta calidad de viento que tiene la región patagónica.
Pero qué pasa en otros lados. La generación de hidrógeno a partir de las microondas y la de un foto-reactor para producir el elemento a partir del sol son las últimas novedades del sector, en las que España viene picando en punta.
En dicho país, recientemente, se firmó un acuerdo para una planta piloto para producir hidrógeno verde mediante microondas. El convenio fue firmado entre la Universitat Politècnica de València (UPV), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el grupo de ingeniería y tecnología Sener.
Se trata de una investigación de casi una década de la UPV, que logró un avance revolucionario que se basa en el fenómeno de la reducción por microondas de materiales sólidos a temperaturas inusualmente bajas. La tecnología protegida a nivel internacional, a través de una familia de patentes, permite realizar procesos electroquímicos, directamente, sin necesidad de electrodos, lo que simplificó y abarató sustancialmente su aplicación práctica, uno de los grandes obstáculos para este tipo de energía. Para Sener, “es fundamental el trabajo en I+D y desarrollo de tecnología escalable e industrializable, que permita un despliegue masivo, fiable y optimizado del hidrógeno como vector energético”.Viviendas a hidrógeno
En Japón se dio a conocer una vivienda sustentable a partir del hidrógeno solar. El proyecto, presentado por la empresa Sekisui House-W, ha dado vida a esta innovadora propuesta, que propuso producir hidrógeno limpio en un nuevo modelo de vivienda autosuficiente alimentada por energía fotovoltaica.
En una mirada inicial se trataría de una casa abastecida por paneles solares en el techo. Pero, la energía que no se utiliza en el día, iría a un pequeño electrolizador doméstico que produciría hidrógeno, el cual a su vez se almacenaría químicamente en una aleación especial. Cuando sea necesario, se usaría a través de un conjunto de células de combustible. Esto ofrecería la ventaja de una gran capacidad y almacenamiento a largo plazo, similar a los cilindros de gas domésticos.
A esto se le sumó el hallazgo del hidrógeno blanco de fuentes geológicas “eternas”, pero de esto se dará cuenta en una entrega futura de Santa Cruz Produce.
Distribución
Europa se perfilaba a ser puntera en la carrera de la transición energética, cuando estalló la guerra en Ucrania y la matriz se complejizó al ritmo del entramado geopolítico. Pero en el replanteo que obligó la crisis energética, el viejo continente aceleró decisiones para cristalizar la transición energética y echó mirada a los proyectos de hidroductos o nuevos gasoductos, que también pueden transportar hidrógeno con el fin de cumplir sus metas de descarbonización.
Para lograrlo, el foco se puso en la construcción de la infraestructura necesaria para el paso imprescindible, luego de la generación, esto es: el transporte. En la actualidad ya existen más de 4.300 kilómetros para el traslado de hidrógeno (hidroductos), más del 90% está situado en Europa y Estados Unidos.
España, Francia y Alemania se encuentran entre los países comprometidos. “El aumento constante de los proyectos de ductos para el hidrógeno es una señal temprana de que la transición energética está cobrando ritmo. Europa, con su extensa red de gas, está bien situada para dar el salto”, dijo Lein Mann Bergsmark, analista principal del hidrógeno de la consultora Rystad Energy, con sede en Oslo, Noruega.
Un informe de la European Hydrogen Backbone (EHB) -red que agrupa a 32 operadores europeos de sistemas de transporte de gas- publicó un documento sobre la futura infraestructura de transporte para el hidrógeno y marcó la disponibilidad de las redes de gas natural existentes, como base para los futuros conductos de hidrógeno dedicados. Se espera que Europa cuente con más de 28 mil kilómetros de redes para 2030 y casi el doble hacia 2040.
En el mundo, la EHB planteó que el 60% de las redes de gas existentes podrían reutilizarse para el hidrógeno hacia 2040, complementándose a los nuevos hidroductos que se podrían construir