Explora Especial Gasoducto: los detalles de la obra desde adentro

Para esta obra se calcula, según datos oficiales, que trabajaron 10.000 personas de forma directa, en tanto que en forma indirecta estuvieron involucrados alrededor 50.000 trabajadores. Los más de 500 kilómetros de extensión que abarca la traza del gasoducto justifican un movimiento humano de esta magnitud.

Sin embargo, los números crecen aún más cuando se conocen en detalle las cantidades del principal insumo utilizado para esta obra: los caños.

“Desfile” de caños

Todos los caños de la obra fueron traídos desde Buenos Aires en semi remolques, cada uno transportó 4 unidades a los sucesivos puntos de acopio que se ubicaron a lo largo de la traza.

En total el gasoducto utilizó 48 mil caños, por lo tanto los semi remolques hicieron 9.524 viajes para transportarlos, recorriendo 8.619.799 kilómetros en 138.839 horas.

El primer paso, previo a la colocación, es soldar los caños, esto incluye conectarlos hasta lograr una pieza unificada que varía entre los 600 y 800 metros de largo. En lo que se conoce como “desfile”, esta gran columna se ubica al costado de la zanja para tenerla lista en el próximo paso del proceso.

Bajada de caños

La bajada de tubos es un procedimiento que se lleva a cabo mediante un conjunto de equipos específicos: los tiendetubos, que trabajan en simultáneo y de manera coordinada, con una capacidad de izaje de 60 toneladas cada uno. Estas máquinas manipulan distintos tramos de aproximadamente 1.000 metros de cañería de 36″ de diámetro, que ya fueron soldados y desfilados a lo largo de la traza.

En este punto se procede con la colocación de la columna soldada en la zanja abierta, previamente realizada por equipos de zanjeo. Gonzalo Carnet, Jefe de Inspección ENARSA Tramo 3, explica: “Utilizamos alrededor de 8 o 10 de retroexcavadoras para hacer 1.5 km de zanja, dependiendo del terreno”. Completado el proceso de bajada, se avanza con la tapada y recomposición del terreno.

Cuando no se puede avanzar a “cielo abierto”, como en el caso de los cruces de rutas, la tarea se complejiza un poco más. En vez de trabajar con una zanja, se cambia el proceso por uno llamado “horizontal dirigido” entonces se utiliza una tunelera que dirige una barra a través de la traza. “Se coloca un cabezal en la columna de tuberías, se engancha la barra, se jala y se la recibe del otro lado de la ruta. De esta manera evitamos el cruce a cielo abierto y no se interrumpe el tráfico” señala en detalle Marcelo Arias, Gerente de Proyecto de BTU Tramo 3.

TN

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *