Las empresas ganan menos pero las acciones vuelan

Con el mundo desacelerando, muchas commodities retroceden, pero los granos siguen firmes. Por eso, en medio de la campaña electoral, los títulos locales recuperaron terreno. Y hay una paradoja: las empresas ganan en dólares 8,5% menos que en 2022, pero sus cotizaciones suben.

Después del dato de inflación de abril que detonó todos sus planes (y con riesgo de que el IPC de mayo sea peor, con dos dígitos), el ministro de Economía Sergio Massa trabajó febrilmente todo el fin de semana buscando una última carta que lo mantenga con chances de ser el candidato presidencial único del FdT.

Durante todo el domingo se esperaron los anuncios de Massa. Se hablaba de más de lo mismo: más precios justos, más tasas de interés, más deuda con el FMI o con los BRIC… Un menú repetido que nos arrinconó en el último recurso de una emisión de pesos a todo vapor: la semana pasada el BCRA le dio en billetes crocantes, con la tinta fresca, por otros $150.000 millones en un enésimo préstamo transitorio.

Esta repetición de una receta que no cambia llevó al Tesoro a una deuda en bonos en pesos gigantesca, que tiene un vencimiento gigante el próximo miércoles. Al tiempo que la deuda del BCRA con los bancos ya llega a $13 billones en Leliq, que ocupan en las entidades el lugar de los plazos fijos que los depositantes creen tener en sus cuentas. Con esto, el déficit fiscal y cuasifiscal llega a casi 10% del PIB. En el BCRA hay reservas líquidas negativas. Muchos economistas afirman que se usan encajes de depósitos en dólares de la gente, para frenar el estallido del dólar.

De fondo, Massa ya lleva 283 días en Economía y no ha cambiado nada. No bajó el gasto público, sino que le trasladó más costos a los privados. Emite sin parar. Espera que el FMI le adelante DEG para su «Plan Llegar», pero a los técnicos del Fondo se les quemaron los cables con la moratoria previsional. El directorio del organismo multilateral tiene orden de EE.UU. de tirarle una soga al ministro. Es porque Washington está interesado en el 5G, que quieren los chinos. Y como los DEG no llegan, Massa se prepara para ir a Beijing para pedirle a los BRIC que salgan como garantes de un préstamo brasileño que el Banco do Brasil ya dijo que no está dispuesto a dar.

Dólar más débil (afuera)

Pero mientras el Gobierno le sigue echando la culpa de todo a Macri, a la pandemia, a la sequía y a la mar en coche, mientras Argentina tiene una inflación anual del 108,8%, Brasil del 4,18% y EE.UU. la acaba de reducir apenas, de 5% a 4,9% anual, por lo que se teme que la Fed suba otros 25 puntos básicos su tasa base, de 5,25% a 5,5% anual, en su reunión de junio. Así, con la discusión por el tope de la deuda norteamericana (con republicanos presionando a Biden para que baje el gasto), hasta el miércoles se vivirán tres ruedas tensas. Por eso las tasas largas norteamericanas se acaban de alterar: bajaron algo las más cortas a 4,8% anual a 1 año de plazo y 3,4% a 5 años, y subieron las más largas a 3,5% a 10 años y 3,8% a 30 años.

Con ese contexto, de manera inesperada, la semana pasada el dólar global subió: avanzó 1,6% contra el euro, 1,5% contra la libra, 0,9% contra el franco suizo y 0,7% contra el yuan y el yen. Sólo bajó en América Latina: el billete verde cedió 0,6% en Brasil, 0,9% en México y 1% en Chile.

Pero a nivel local el mercado cambiario argentino no siguió el camino latinoamericano. Massa quemó bonos en el MEP y en el CCL (hipotecando al país, regalando deuda a los privados con un impagable costo del 45% anual en dólares) y entregó en lo que va del mes reservas por US$ 1.711 millones para aplacar la corrida, y ni con todo eso logró aplacar los dólares libres: en la semana el oficial subió 2,7%, el blue avanzó 1,1%, el MEP creció 0,5% y solo el CCL se movió poco (0,1% arriba) con los especuladores que viven de la patria financiera haciéndose ricos con rulos y trenzas, comprando dólar cripto o dólar MEP a $434, vendiéndolo en el blue a $474, dando vuelta y volviendo a empezar, ahondando el vaciamiento del Banco Central y la deuda del país.

El proceso sigue siendo el mismo desde hace once años: la gente desconfía, huye del peso, compra todos los dólares que puede, se los lleva al exterior, a cajas de seguridad o al colchón. Nada importa, incluso si hay inflación alta en EE.UU.

Más trade electoral

Mientras todo eso sucede, capitales especulativos que siempre hacen un «toco y me voy» ante un trade electoral -sobre todo en casos como el actual, donde se supone que llegará un gobierno más amigable con la inversión- a seis semanas de la inauguración prometida del gasoducto desde Vaca Muerta, los papeles argentinos emergieron de las cenizas: la semana pasada los bonos subieron 3,6%, aunque el riesgo país volvió a subir 60 unidades hasta 2.584 puntos y la Bolsa porteña literalmente estalló, ya que el índice S&P Merval en pesos subió 8,2% la semana pasada y saltó 7,1% medido en dólares.

Y atención que esto se concretó a pesar de la entrada de balances del primer trimestre: hasta ahora, presentaron sus números de enero-marzo de este año el 63% de las compañías cotizantes. Y en promedio, medidos en dólares blue, en el 1°T de 2022 cada firma había ganado US$ 18,55 millones, mientras que en el 1°T de 2023 cada compañía ganó US$ 16,97 millones, lo que significa que las ganancias bajaron 8,5%. Y, por los números presentados hasta ahora, las 5 empresas que más dinero ganaron fueron YPF, Siderar, IRSA, Telecom y Pampa Energía. Y las cinco que más dinero perdieron fueron Edenor, Gas Cuyana, San Miguel, Dycasa y Metrovías.

Las bolsas se frenan

Con esta consistente recuperación de los títulos locales, el mundo bursátil que va frenando, salvo Brasil y Chile que siguen firmes por ser países ordenados y proveedores de materias primas. Crece la expectativa de recesión en EE.UU. (algunos sectores de hecho ya están en receso) y en consecuencia no fue una buena semana en la Bolsa de Nueva York, donde hubo notables distorsiones de papeles, con algunos que vuelan y otros que se hunden. Con el agregado de que EE.UU. está con riesgo de default por tope a la deuda: quedan tres días, por lo que los mercados se van a poner nerviosos hasta el miércoles, al punto que para algunas calificadoras EE.UU. perdió el escalón AAA, insólito.

Así, la semana pasada la Bolsa de San Pablo subió 3,2%, Chile trepó 2,1%, Madrid 0,9%, Tokio 0,8%, México no varió y Frankfurt cedió 0,3%. Y la Bolsa de Nueva York estuvo mixta, con el tecnológico Nasdaq 0,4% arriba pero con el industrial Dow Jones 1,1% abajo.

Esta particular ruptura en la tendencia de los mercados obedece a que también está partida la tendencia de las materias primas: la actividad global se desacelera, pero el hambre no tiene recesión, por lo que en lo que va de mayo los granos vuelan, mientras que los metales básicos y el petróleo caen. De hecho, en lo que va del mes en Rosario el girasol sube 14,4% en dólares, el sorgo 11%, la soja 10,5%, el trigo 8,6%, el maíz 5,9%. Todos bien lejos de la soja de Chicago, que cede 0,2%. Y contra todas esas subas, los metales básicos se derriten: en el mes el cobre baja 4%, el aluminio cede 4,8% y el níquel se hunde 8,3%. Mientras que el petróleo se desploma 13%. Y en medio de toda esa incertidumbre global, las reservas de valor alternativas a las monedas también tienen una particular diferencia: en lo que va de mayo el oro sube 1%, la onza de plata cae 4,4% y el Bitcoin retrocede 8,6%.

Un nuevo vencimiento

El miércoles hay otro mega vencimiento de bonos en pesos, que involucra esencialmente a participantes que están encepados en moneda local y no tienen muchas alternativas para dolarizarse, con un agregado: Massa acaba de publicar en el Boletín Oficial una nueva normativa en la que creó la figura de «creadores de mercado líderes», que les dará a los principales tres intermediarios de deuda soberana la posibilidad de participar por un monto reservado para ellos en las segundas vueltas de las licitaciones, como parte de una estrategia para rolear la deuda en pesos y evitar que se dolaricen. Es decir, el próximo Gobierno se acerca, del color que sea, y la herencia que recibirá será una torta caliente, que puede empezar a crujir en las PASO, o antes de lo que muchos esperan.

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