Los efectos del cambio climático sobre las ciudades obligan a sus gobiernos a involucrarse en el diseño e implementación de políticas para afrontar ese fenómeno y la planificación climática, es una herramienta fundamental para que las ciudades impulsen su transformación hacia los nuevos paradigmas urbanos, basados en la Agenda 2030 y en los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), poniendo a la sustentabilidad, a la inclusión y a la calidad de vida de las personas en el centro de los modelos de desarrollo urbano.

En este mismo sentido, las visiones tradicionales de ordenamiento territorial están mutando hacia la incorporación de parámetros socioambientales y del cambio climático en la planificación. Las distintas urbes están incorporando lenta y progresivamente la noción de que la naturaleza es una aliada estratégica, llevando adelante acciones climáticas basadas en ella, capaces de ayudar a combatir las olas de calor y absorber los Gases de Efecto Invernadero. Es por eso que hoy no es posible encarar proyectos de gestión local si no se respeta la tendencia de planificar y desarrollar ciudades compactas, caminables, accesibles, más verdes, resilientes, equitativas y seguras.

Al comprender la importancia del tema y en el marco de una planificación estratégica, el Municipio de Godoy Cruz decidió abordar la problemática del cambio climático de una manera transversal a toda la gestión de gobierno y formular políticas en el corto, mediano y largo plazo para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación frente al cambio y variabilidad climática en el territorio, mediante el Plan de Acción Climática (PLAC). Allí se establecieron los presupuestos mínimos para una gestión adecuada del cambio climático a nivel local. Impulsando los siguientes objetivos:

  • Promover el desarrollo de políticas públicas, acciones, y estrategias que mitiguen la emisión de GEI;
  • Desarrollar medidas de adaptación al cambio climático en el territorio Departamental;
  • Aprovechar las oportunidades derivadas del cambio climático;
  • Reducir la vulnerabilidad y aumentar la resiliencia de los sistemas naturales, sociales y económicos con el objetivo de minimizar los riesgos e impactos en la vida de las personas;
  • Trabajar hacia la meta de ser una ciudad carbono-neutral al año 2030.

Anteriormente, el Plan Municipal de Ordenamiento Territorial había definido entre sus objetivos estratégicos: adaptar la ciudad a los efectos del cambio climático, con un desarrollo compacto, resiliente, innovador y tecnológico, promoviendo la eficiencia energética, para reducir los niveles de carbono en la infraestructura urbana, en el consumo de los recursos naturales y en las prestaciones de servicios, logrando en los últimos 8 años disminuir un 37% las emisiones de gases y analizando la variación de esas emisiones a causa de la actividad de la ciudadanía.

Como conclusión, puedo decir que estos datos demuestran que el desafío real de lo que se viene es continuar vinculando la planificación de la mitigación y adaptación al cambio climático como parte del proceso cotidiano y estratégico del desarrollo territorial, y debe ser integrada como un aspecto central, no como algo adicional o complementario.

Los gobiernos locales son los ejes del sistema territorial y, por lo tanto, centros de demanda de energía, alimentos y agua, pero también de producción de emisiones y de calor. Es por esta razón que un enfoque sectorial, orientado al fomento productivo y de soluciones de infraestructura no es suficiente y desde allí la importancia de una planificación territorial y climática capaz de coordinar respuestas adecuadas de corto, mediano y largo plazo que influyan en la eficiencia urbana y la vulnerabilidad de sus poblaciones.