Sequía extrema, elecciones y caída del consumo: ¿se sostiene el dólar pisado?

La restricción de divisas afectará seriamente a la economía y garantiza recesión en un año de elecciones. El atraso del tipo de cambio ronda el 30% y una corrección haría menos violenta la recesión, pero aceleraría una inflación que se prevé ya que superará el 100%.
Pasó el Mundial, se volaron las vacaciones, se va diluyendo la euforia por haber conseguido por fin la tercera Copa del Mundo. De repente, medio país sin energía por una quema de pastizales, la amenaza narco a la familia de Messi, una ola de calor tan extrema como desubicada en pleno inicio de clases, la inflación que no afloja y la política sumergida en su propio ombligo, debatiendo candidaturas vacías sin decir cómo salir del entuerto.
Se acabó lo que se daba. Es como si este marzo se hubiese empeñado en romper la magia y mostrarle a los argentinos que el bote sigue agujereado y en el medio del río.“Cuando llegan las nuevas cuotas del colegio o hay que renovar el alquiler, se comprende abruptamente de qué se trata 100% de inflación interanual. Las cosas cuestan el doble que hace un año (con suerte)”, dice el especialista en consumo Guillermo Oliveto. En las compras cotidianas, el aumento se va viendo por goteo, pero cuando llega aquello que se paga una sola vez, el cachetazo es desesperanzador. “El doble es el doble. Punto, sin medias tintas, sin cuentas sofisticadas, sin porcentajes, todos lo entienden”, agrega.

Para colmo, la gran viga que vendría a sostener la frágil economía argentina está colapsando: esta campaña, por efecto del calor, la falta de agua y hasta una helada en febrero será la peor cosecha de la historia reciente. La soja, principal aportante de divisas al país, recogería apenas 27 millones de toneladas de las 50 que se habían proyectado. En plata, son 12 mil millones de dólares menos, que trepan a 20 mil millones cuando se le suman las pérdidas de maíz, trigo y la cebada.

Si el Banco Central tenía un problema mayúsculo antes para sumar reservas, ahora se le agravó, al punto de que ya no es seguro que la política cambiaria llegue a diciembre sin hacer nada de fondo.

SEQUÍA EN TODOS LOS FRENTES

“Ni la gente ni la política han tomado noción del efecto de la sequía. Se viene una recesión de la re mil. No hay forma de esquivar eso, todas las sequías generaron recesión”, dice sin eufemismos Andrés Borenstein, economista de la consultora Econviews. Esta campaña será peor que la de 2008, hasta ahora el peor registro de los últimos 20 años, cuando se reportaron 31 millones de toneladas de soja. La que afectó a Macri, en 2017/18, estaba en el segundo lugar, con 37,8.

El problema es que el Gobierno se quedó sin herramientas para pilotear. Ante una sequía de esta magnitud, los países que dependen de su producción primaria pueden apelar a las reservas guardadas en tiempos de prosperidad -cosa que no se tiene- o endeudarse para pasar el chubasco, opción que tampoco es posible.

“Los que no tienen esas alternativas, dejan flotar el tipo de cambio para absorber los shocks negativos sin que la economía sufra tanto”, dice Borenstein.

El economista le pone palabras al temor a lo que el mercado teme por estos días. “El plan llegar es que se llegaba sin devaluación, pero ahora todos tenemos muchísimas dudas de que eso sea posible”, sostiene.

El dólar oficial mayorista cerró a 200 pesos. Pero el de 60 pesos que existía cuando asumió el binomio Fernández equivale a un tipo de cambio real multilateral de 255 pesos, lo que marca un nivel de apreciación del peso del 27,5%.

“El Gobierno va a hacer todo lo que esté a su alcance para evitar la devaluación del dólar conurbano, que yo lo llamo al tipo de cambio que si lo movés te impactaría en los precios de la canasta básica, te haría subir la inflación, la pobreza y los problemas sociales y políticos”, dice Fernando Marengo, economista jefe de BlackToro Global Investments.

“Sin financiamiento, la única vía será la emisión de pesos, que puede generar pesos excedentes que vayan al dólar; por eso es crucial el mercado de deuda en pesos, si no lográs rollear vas a tener una severa crisis”, agrega Marengo. Es más, considera que el canje de deuda “no resultó gran canje” y mantiene la incertidumbre.

La decisión política del Gobierno es no devaluar. Mientras resiste, más allá del éxito que pueda tener en ese embate, el torniquete a las importaciones será todavía más fuerte, lo que acentuará la recesión. Eso afectará el empleo y el consumo real, en un año electoral en el que se supone que el oficialismo aspira a competir en la general y al menos conservar el poder en provincia de Buenos Aires.

EL CONSUMO

El año 2022 fue de estancamiento. Los números dicen que la economía creció 5,2%, pero el grueso es arrastre estadístico del 2021, el año de la recuperación pospandemia. “Fue un año difícil y este 2023 arrancó con caídas, venimos de seis meses de caída; y en Córdoba, si bien hubo una importante cantidad de turistas, el consumo minorista sigue en baja por la caída del poder adquisitivo de la gente por efecto de la inflación”, dice Ezequiel Cerezo, titular de Fedecom, que agrupa a buena parte del comercio minorista, especialmente del interior.

“Las mediciones que hemos estado haciendo no son halagüeñas, hemos tenido una disminución de las ventas en el último análisis de enero y febrero”, coincide José Viale, de la Cámara de Comercio de Córdoba.

La capacidad de consumo está seriamente restringida porque los salarios perdieron poder adquisitivo de forma notable en el último trimestre del año. La inflación, que parecía se iba a desacelerar, volvió a tomar impulso en enero. El Indec dará el dato este martes de febrero, pero también rondaría el 6%. Se agrega entonces la desazón de que este año será más complicado que el pasado.

También ha desaparecido, o al menos quedó en un papel menor, el financiamiento en planes largos con tasa subsidiada.

El Ahora 12 ofrece en la mayoría de los bienes que están dentro del programa sólo tres cuotas sin interés, como la ropa y el calzado. Hay electrodomésticos que directamente no ofrecen pagos en 12 cuotas. Los largos que hay están en materiales de construcción, por caso, y alguno que otro producto más.

Tampoco las familias pueden endeudarse demasiado: los márgenes están agotados. “La gente no está en condiciones de comprar, está al límite del gasto porque, ha estado comprando con crédito y ahora hay que pagar”, advierte Viale. Sin embargo, el nivel de deuda de las familias con el sistema financiero, según datos del Banco Central, está entre los niveles más bajos de la serie: menos del 4% del PIB, cuando cuatro años atrás estaba en el 7%.

Esto se explica por la extrema cautela de los bancos, que no actualizan los límites de gasto a las familias. Al fin y al cabo, con tasas reguladas, les conviene más prestarle al Estado que financiar la compra de la heladera.

En el sector comercial creen que, más próximo a las Paso, habrá algún anabólico para reactivar el consumo. El problema es que no es gratis sostener artificialmente el consumo en una economía que se quedó sin dólares, con caída real de los ingresos reales y una incertidumbre exacerbada por el año electoral. La paradoja misma es la crítica de Cristina Fernández al 100% de inflación. Huelga recordar que es la vicepresidenta en ejercicio de sus funciones.

“Con estos números es difícil que el oficialismo gane estas elecciones, porque la dinámica hace que la inflación vaya a ser más alta y el nivel de actividad, más bajo”, apunta Borenstein. Cuando Cristina ganó con el 54%, el consumo equivalía al 10% del PBI. Hoy está en el 2,5% y la proyección es que seguirá en baja.

La disyuntiva no es fácil: apuntalar el consumo en la previa electoral sin recursos. Subsidiar tasa de interés es aumentar el gasto, como ya se decidió con la moratoria previsional, que cuesta 0,27% del PBI este año y 0,42% el que viene. Es probable que se reedite un soja 3, para incentivar la liquidación de lo poco que queda y acelerar lo que haya de la nueva, pero es también más costo fiscal.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *