La provincia de Mendoza sumó casi 700 empresas formales en un año

Pese a eso, los datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo muestran que todavía no se alcanzan los números prepandemia. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Los sectores en los que se concentra ese crecimiento son Comercio, Servicios de alojamiento y de comida, Información y Comunicaciones, e Industria Manufacturera.

En noviembre de 2022, en comparación con el mismo mes de 2021, la provincia sumó 685 empresas formales, con trabajo en blanco. De la mano de esto, hay 16.598 empleados registrados más. Sin embargo, los datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo también evidencian que aún se contabilizan 169 empleadores menos que en noviembre de 2019 y que algunos sectores todavía no logran terminar de recuperarse.

En el penúltimo mes del año pasado había 21.543 empleadores y 420.738 empleados, mientras que un año antes los registros mostraban que había 20.858 y 404.140, respectivamente. Cuando la comparación se extiende a 2019 -antes de que la pandemia impactara en la economía mundial-, se observa que había 21.712 empresas (169 más que los datos más actuales).

Los sectores que concentran el crecimiento en el número de empresas en el último año son: los Servicios de alojamiento y comida, en el que se sumaron 181, al pasar de 832 a 1.013; Comercio al por mayor y menor, donde hay 172 más (la diferencia entre las 5.172 de noviembre de 2021 y las 5.344 del mismo mes de 2022); e Industria manufacturera, con un incremento de 101 firmas, ya que se pasó de 2.206 a 2.307.

En tanto, cuando se considera el porcentaje de incremento en la cantidad de empleadores formales, los rubros con mayores variaciones porcentuales fueron Servicios de alojamiento y comida (+22%), Actividades administrativas y servicios de apoyo (+14%), e Información y comunicaciones (+9%).

Como contraparte, los que más perdieron empresas en la comparación interanual fueron: Suministro de agua, cloacas, gestión de residuos y recuperación de materiales y saneamiento público (-8%); Servicios de organizaciones y órganos extraterritoriales (-5%); Servicios profesionales, científicos y técnicos, sector que tiene 25 empleadores menos (-2%); Explotación de minas y canteras (-2%); y Servicios inmobiliarios (-1%).

Mientras que, cuando se observan los números prepandemia, en noviembre de 2019, las actividades con mayor crecimiento del empleo formal son: Información y comunicaciones (+23%); Actividades administrativas y servicios de apoyo (+19%); Servicios de asociaciones y servicios personales (+8%); y Servicio de alojamiento y servicios de comida (+8%).

En tanto que las que mayor pérdida de puestos de trabajo registrados en los últimos tres años evidencian son: Servicios de organizaciones y órganos extraterritoriales (-19%); Suministro de agua, cloacas, gestión de residuos y recuperación de materiales y saneamiento público (-14%); Servicios artísticos, culturales, deportivos y de esparcimiento (-10%).

José Vargas, economista de la consultora Evaluecon, analizó que los sectores que mayor crecimiento han tenido están relacionados con el turismo, el comercio mayorista y minorista, el transporte y servicios de alojamiento. Esto, por el flujo de turistas internacionales que llegan al país y por lo visitantes nacionales, a través del PreViaje, y que también tuvieron su impacto en el comercio.

Sumó que el atraso cambiario no sólo ha favorecido la llegada de viajeros extranjeros, sino también de argentinos, porque muchos vacacionan con sus ahorros en dólares. De ahí que sean las actividades que más hayan crecido, sobre todo después de la pandemia, con un repunte en 2021 y una explosión en 2022. Además, indicó, se trata de sectores muy dinámicos que reaccionan rápidamente cuando la actividad económica comienza a mejorar.

Con respecto a los que no crecieron, Vargas señaló que la agricultura está muy condicionada tanto por las regulaciones internas como por el comercio internacional y todo lo que ha sucedido con la guerra, que provocó una menor demanda de los productos argentinos (y mendocinos), una mayor competencia con el resto de los países y las limitaciones para exportar. En cuanto a las actividades de servicios, planteó que han tenido una caída importante, que se traduce en una menor demanda laboral.

Raúl Mercau, economista del Observatorio Económico de la Federación Económica de Mendoza (FEM), señaló que, cuando se compara 2022 con 2019, el mayor crecimiento se da en Información y comunicaciones, seguido de Actividades administrativas y servicios de apoyo. Y en tercer lugar se ubica Servicio de alojamiento y servicios de comida, que sería turismo.

Señaló que lo que más ha crecido es el sector servicios, que no es transable internacionalmente, mientras que los que sí lo son, como agricultura e industria manufacturera no han tenido incremento. Y la construcción creció en 2022 con respecto a 2021 (+6%), pero cayó en comparación con 2019 (-7%).

Cuando uno ve procesos de largo plazo, explicó Mercau, los sectores que primero pierden participación son los de la producción primaria y luego la industria, para dar lugar a un mayor desarrollo de los servicios, pero de alta calidad, como sucedió en Panamá con su canal. En cambio, en Mendoza esta transición se asocia a la pérdida de competitividad, ya que la caída de un sector transable va de la mano de un atraso del tipo de cambio real. Aunque también, reconoció, la provincia está teniendo un impulso tecnológico con las empresas del sector TIC.

Para 2023, adelantó, se espera muy poco crecimiento en la provincia, de entre un 1,1% y un 1,8%. Con respecto a la construcción, indicó que es muy sensible a los niveles de actividad pero que, por ser un año electoral, podría crecer un poco por encima de este porcentaje -en general, se mueve al ritmo de la economía-, ya que el Gobierno provincial ha estado teniendo un superávit, aunque a nivel nacional no se anticipan grandes inversiones en obra pública.

Por su parte, el economista y docente Carlos Rodríguez manifestó que ha crecido tanto el número de trabajadores como de empleadores, sin producirse una concentración de estos últimos, lo que implica que han ingresado nuevos jugadores. Pero también señaló que más de un tercio del trabajo en Argentina sigue siendo no formal, en parte producto de que más del 60% del salario son cargas que no van al bolsillo del trabajador, lo que dificulta la generación de empleo registrado.

Asimismo, explicó que, en términos generales, las cifras del PBI han vuelto a valores de 2017, es decir, previos a la recesión de 2018 y 2019, y la pandemia. En este sentido, resaltó que es recuperación, no crecimiento y que aún se esperan los datos del último cuatrimestre de 2022.

Rodríguez manifestó que, aunque se ha retornado a los números más altos de la serie (2017), le preocupa lo que pueda suceder hacia adelante, por las restricciones en el sector externo, asociadas a las trabas para acceder a dólares e insumos que se necesitan, como también a las interferencias que produce la inflación. Por esto, estimó difícil que se sostenga el crecimiento y que es más probable que se produzca un amesetamiento.

Esto, en un escenario favorable, que el que se lograr llegar hasta la próxima gestión. El otro, que considera tiene un 50% de probabilidades de concretarse, es que la situación se torne insostenible, porque los pasivos remunerados busquen una salida, y entonces podría complicarse el panorama.

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