La decisión de instrumentar mecanismos para que las empresas productoras de litio asignen un porcentaje de dicha producción para la industrialización y el agregado de valor dentro de la República Argentina, es una medida que intenta compatibilizar la potencialidad exportadora del país con la disponibilidad de litio para impulsar un proceso de industrialización local que potencie el desarrollo de las provincias litíferas, en este caso Jujuy, Salta y Catamarca, a la que se podrían sumar otras jurisdicciones como San Juan y La Rioja en donde se analizan nuevos proyectos con posibilidades reales.

Esta estrategia de producción ha sido diseñada por la, denominada, Mesa del Litio conformada por los gobernadores de las tres provincias con mayor producción de este mineral, en conjunto con la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Nación y la empresa Y-TEC. Se parte de la idea de que la economía del litio representa una oportunidad para fortalecer la industrialización y el desarrollo territorial, y que el país en general no está participando de las ganancias extraordinarias de este producto que está siendo exportado con muy poco aprovechamiento.

Hay que tener en cuenta que el precio del litio a nivel internacional ha tenido últimamente un gran aumento y eso no se vincula con la renta que están recibiendo ni las provincias productoras ni la Argentina como país proveedor.

Argentina junto a Chile y Bolivia conforman el denominado Triángulo del Litio de América del Sur, que concentra el 58% de los recursos del mundo. La importancia del litio como mineral estratégico está referido a que es un componente esencial de los sistemas de energía limpia del futuro y esto es lo que está determinando que es necesario, no sólo exportarlo sino también aprovecharlo internamente para el desarrollo de la industria tecnológica. Es una de las pocas ocasiones en que el tema ha sido planteado de esta manera, resaltando la necesidad de que nuestra riqueza mineral sea considerada como un valor esencial para incrementar el patrimonio del país, en base a un aprovechamiento integral de los recursos.

La experiencia, de llegar a ser positiva, podría ser aplicada para otros tipos de minerales sacando al país de su papel netamente productor y exportador de materia prima, y convirtiéndolo en un país abocado a desarrollar industrias vinculadas a sus recursos mineros. Para esto hay que seguir promoviendo la formación y perfeccionamiento de profesionales vinculados a la industrialización minera, de tal forma de garantizar el desarrollo científico-tecnológico que se requiere para alcanzar ese objetivo.

Editorial Diario de Cuyo