París pone un límite a la altura de los rascacielos

La irrupción de los rascacielos es considera perjudicial para el ambiente y el perfil urbano de la capital francesa.

Por Mario MinervinoLa capital francesa volvió a poner un límite a la altura de sus edificios, poniendo un tope de 37 metros, es decir unos 12 pisos, retomando la normativa que rigió entre 1977 y 2010.

La decisión es consecuencia en gran medida de la polémica desatada por la construcción de la denominada Tour Triangle, un diseño del estudio suizo Herzog & De Meuron, la cual trepó a los 180 metros y cuya aprobación se logró luego de una década de batallas legales y fuertes discusiones. A partir de esa obra comenzó una discusión sobre esos límites, sobre todo, considerando criterios ambientalistas y buscando reducir las emisiones de carbono.

 

 

La torre Triángulo en el ojo de la tormenta

El primer tope autorizado en la mayor parte de la ciudad data de 1977, buscando poner freno en un período de ferviente construcción y también como reacción a la cuestionada construcción de Tour Montparnasse, un edificio de oficinas de 210 metros ubicado a pocas cuadras de la torre Eiffel. Sin embargo, en 2010 se modificó esa legislación y se estableció un límite de 50 metros, para torres residenciales, y de 180 para las destinadas a oficinas.

Los 300 metros de la torre Eiffel dominan el paisaje

El triángulo

El controvertido Tour Triangle se comenzó a construir en 2021 y quedará terminado en 2026. Se trata de un rascacielos piramidal de 42 pisos, completamente vidriado, la primera obra de gran altura que se construye dentro de los límites del camino de circunvalación que rodea el centro de París.

El edificio de 180 metros fue muy criticado por estar fuera de escala con el resto de la ciudad, al punto que será el tercero más alto después de la Torre Eiffel y el Montparnasse.

El Plan Urbanístico Bioclimático alienta además la rehabilitación y transformación de edificios existentes antes que la construcción de nuevos. También rechaza la supuesta calidad “ecológica” de las torres. “Tenemos que dejar de hormigonar París y su cielo y volver a tener una altura razonable”, señala.

La nueva normativa es considerada “una victoria cultural” por los ecologistas, quienes además plantean la necesidad generar más espacios verdes y viviendas públicas para garantizar que París siga siendo “un sitio atractivo y agradable” frente la aceleración de la temperatura.

La Nueva

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