Piden 22 años de cárcel para un intendente acusado de violar a tres mujeres

Se trata de Ángel Constantino, de Gilbert, Entre Ríos. Las tres víctimas declararon en el juicio. La sentencia se conocerá el 13 de marzo.

Clarín.com

Luego de dos semanas de juicio en los tribunales de Gualeguaychú, este martes fue el día de los alegatos de clausura y la querella pidió 22 años contra Angel Constantino, intendente peronista de Gilbert, Entre Ríos, acusado de triple abuso sexual. La sentencia, que se iba a conocer el 7 de marzo, se postergó al 13 «por la complejidad de cada caso en particular», señalaron a Clarín fuentes cercanas.

El lunes Constantino respondió preguntas solo a la defensa –rechazó contestarle a la parte acusadora–, desestimó las acusaciones y se declaró inocente. El jefe comunal se encuentra desde abril del año pasado con prisión domiciliaria, gozando de los haberes de su puesto.

«Me saqué un elefante de encima. Costó mucho revivir todo lo que sufrí y encima delante de esa persona, si se puede llamar persona. Lo vi cuando entré a los tribunales, pero no después de declarar, porque tuve un ataque de pánico que me descompensó. Sentir al degenerado que me violó brutalmente tan cerca fue como volver a sentir su respiración como aquella vez».

Norma S. tiene 59 años y es una víctima de Constantino. Ella es de Gualeguaychú, pero vive en Gilbert, «el pueblo del infierno», como lo llama. Junto a ella están Luján A. (40) y Verónica P. (29), también víctimas, que este martes asistieron a los Tribunales de Gualeguaychú -a unos 70 kilómetros de Gilbert- pero no presenciaron la jornada de audiencias.

«Es demasiado volver a escuchar todo. No queremos seguir torturándonos, estamos aquí, sentimos que teníamos que venir, pero con estar aquí afuera, en la calle, pidiendo por su condena es suficiente», dice Luján. Verónica, a su lado, piensa similar. «Verle la cara a ese tipo es aterrador. Prefiero estar aquí, me siento más contenida».

Norma, la más grande de las tres, pide paciencia. «Tenemos que confiar en el buen trabajo de nuestro abogado, Juan Ignacio Weimberg y de la fiscalía. Más no podemos hacer».

Constantino, quien cumple prisión domiciliaria, está siendo sometido a juicio -empezó el 13 de febrero- en los Tribunales de Gualeguaychú, acusado de abusar sexualmente de tres mujeres.​

Angel Constantino, el jefe comunal, en el banquillo de los acusados. Pidieron 22 años de cárcel.

«Estoy más aliviada, sólo espero que la Justicia esté a la altura», le dice a Clarín Norma, la tercera víctima de Constantino, que pudo declarar días atrás, en los tribunales de Gualeguaychú, como hicieron también María Luján y Verónica.

«Vi al monstruo»

María Luján A. (40) trabajó en el área de prensa de Gilbert y respondía directamente para Constantino. Su oficina en la Municipalidad lindaba con la del jefe comunal. Luján revive ante este medio las vivencias de su reciente declaración en los Tribunales de Gualeguaychú. «Fue una tortura estar ahí».

Luján declaró con Constantino a unos metros suyo. «Verlo y contar todo adelante de él fue como vivir por segunda vez lo que deseo olvidar para siempre. Pero sabía que tenía que hacerlo así y que era la única oportunidad para vomitarlo todo. Fui a buscar Justicia porque necesito quedarme en paz y porque no quiero que nadie más sufra lo que sufrí yo».

Fueron seis eternas horas de testimonio para esta mujer que sentía que se deshacía por dentro. «En un momento quería salir de ahí corriendo, cuanto antes, las preguntas nunca terminaban. Y de reojo lo veía a él, sentado, escuchando todo como un gran señor. Me había concientizado que tenía que enfrentar a ese monstruo que había arruinado mi vida y a quien volvía a tener enfrente».

Luján dice que es un cúmulo de nervios y ansiedad. No ve la hora de cerrar esta etapa. «Solo la condena a ese hijo de p… me devolverá algo de la vida perdida. Tengo mucha fe en que todo el proceso vaya por el camino de la ley».

Está nerviosa Verónica P. (28), «ansiosa, ya no quiero hablar más, sólo espero que la Justicia lo condene como se merece». Remarcar que no fue sencillo atravesar el juicio, «volver a revivir todo el infierno, nunca había pasado por algo así», le comenta a Clarín.

Sin embargo, se arma de coraje. «Si bien cada una tiene si vida no somos amigas, las tres nos entendemos… Basta una mirada, una lágrima, sólo el el silencio, o un abrazo».

Son días de mucho estrés, «pero sabía que iba a ser así, hay que pasarla, ya falta mucho menos, pasó el juicio, sólo restar implorar que la Justicia esté a la altura. ¿Cómo fue el interrogatorio? Los abogados de Constantino me hacían preguntas fuera de lugar, muy difíciles de contestar, por suerte el juez me protegió», comparte Verónica.

«Me mataron en 2019»

«A la Norma polentosa, enérgica, alegre y disfrutadora de la vida la mataron en 2019», luego del abuso sexual por el que denunció al intendente Constantino.

Dice que nada tiene que ver con su rostro actual, entumecido por una profunda tristeza. «No reconozco a esta mujer -señala-, hoy soy otra persona, que necesita medicación para no pensar en cosas horribles, tengo veinte kilos y nada me satisface. Estuve mucho tiempo encerrada, con miedo, bronca e impotencia».

Pide disculpas, llora con necesidad después de haberse contenido durante mucho tiempo. «Ese degenerado me arruinó la vida, me hundió, yo soy una zombie que para mantenerse en pie tiene que tomar antidepresivos y tranquilizantes, y ver constantemente a médicos. ¿Qué vida es ésta?», dice la mujer que se gana la vida como costurera.

En octubre de 2019, Norma fue a una pollería del centro de Gilbert, que entonces atendía Ángel Fabián Constantino (57). Meses antes, en junio este hombre, había sido electo intendente y asumiría en diciembre.

«En ese entonces, además del local que atendía, él era director de Cultura y nos proveería de los vestidos y trajes para el ballet del acto para el día de la Tradición, previsto para noviembre. Yo tenía que buscar mi vestido para empezar los ensayos y me dijo que pasara por allí, que los tenía en un vestuario», cuenta la mujer.

Poco y nada se conocían Santos y Constantino, apenas se habían visto un puñado de veces. «Él había venido a mi casa a fines de mayo, comienzos de junio, cuando estaba haciendo la campaña preelectoral. Entró a mi casa, parecía un señor, sensible y humilde. Su forma algo exagerada me convenció y lo terminé votando. ¿Tan ciega pude haber estado?».

Norma fue citada en la pollería por Constantino, «algo que me parecía raro -dice-, porque Cultura funcionaba en el edificio de la Municipalidad», y se dirigieron «hacia una piecita al fondo, detrás del local. ‘Entrá Normita, ahí tenés la ropa, fijate y elegí lo que te quede mejor‘, me dijo y se fue».

«Mientras yo veía qué prendas había, pasaron unos cinco minutos y se me apareció por atrás, me agarró del cuello y de las manos y empezamos a forcejear. Grité con alma y vida pero él no me soltaba. Me tiró al piso, me largó un rosario de barbaridades irreproducibles», contó la mujer. Luego empezó un forcejeo pero Constantino igual logró abusarla.

«Fueron unos segundos eternos, horrorosos, hasta que pude salir despavorida, llorando, pero en la calle me sentía extraviada, no entendía cómo me había podido suceder semejante espanto», contó la mujer.

MG

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