Una encuesta realizada por la Universidad Austral muestra datos elocuentes sobre la crítica situación que atraviesa el campo por las malas condiciones climáticas.
El Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral dio a conocer la primera edición de 2023 de su índice de confianza de los productores agropecuarios, elaborado en base a la encuesta Ag Barometer Austral.
Los datos surgidos del relevamiento son elocuentes en relación a la crítica situación que atraviesa el campo por las malas condiciones climáticas que se han ido sucediendo a lo largo de la campaña: fundamentalmente la sequía, pero también las heladas tardías en el ciclo invernal y las olas de calor en la temporada estival.
Como primer dato que constituye un resumen de todo, el índice de condiciones presentes se ubicó en solo 38 puntos, una caída del 59% en relación al año pasado (94 puntos) y la peor cifra desde que la Universidad Austral inició estos estudios, en 2018.
“La sequía es la protagonista del pesimismo. Un 86 % de los productores enfrentan condiciones climáticas desfavorables con el consiguiente impacto negativo en la rentabilidad y los flujos de fondos para enfrentar los costos incurridos”, explicó la casa de altos estudios.
Y todo esto tiene una consecuencia directa sobre la situación financiera de los productores, que también es la peor de toda la serie desde octubre del 2018: con un índice de apenas 35 puntos, un 72% de los productores manifiestan estar peor que un año atrás.
Este valor representa una baja del 50% en relación al año pasado.
PANORAMA AGROPECUARIO
Según Carlos Steiger, uno de los autores del informe, “los valores son similares a los de mediados de 2020, donde una serie de factores políticos e institucionales, como la intervención fallida a Vicentin, impactaban en forma muy negativa en el ánimo de los productores”.
En lo referido a las expectativas del sector agropecuario en los próximos 12 meses, un 49% piensa que el sector va a estar en una situación peor que la actual, con una sensación de marcado pesimismo, “aunque con un cierto dejo de esperanza por la mejora en las variables climáticas y eventuales cambios en las políticas dirigidas al sector”, suma Steiger.
Para el experto, es muy claro el “enorme” impacto negativo que tiene el contexto en los flujos de fondos de los productores, que perdieron los ingresos tradicionales del trigo y ahora se proyectan mucho más escasos con las malas perspectivas tanto para soja como para maíz, sobre todo de primera o de siembras tempranas.
“Los resultados de la campaña de trigo generaban recursos para financiar la cosecha gruesa y esperar, luego, las ventas de maíz y soja para cancelar los compromisos adquiridos. Y, eventualmente, guardar la soja como instrumento para preservar el capital, como defensa ante una inflación fuera de control”, recordó Steiger.
En tanto, otro índice que muestra una caída de gran magnitud es el de “Oportunidad para realizar inversiones”: para el 79% de los productores, es un mal momento para realizar inversiones en activos fijos o hacienda vacuna. El valor de 41 puntos está más de un 60% por debajo de enero de 2022 que, al contrario, había sido el pico más alto registrado.
EL EFECTO SEQUÍA
Adentrándose en el principal factor de desánimo, la sequía, del 86% que esperan malos resultados, el 37% cree que los efectos serán desfavorables, y el 49%, muy desfavorables.
Aquí también se advierte el desequilibrio financiero: el Ag Barometer Austral indica que, en el caso del trigo, una proporción muy importante de los costos de implantación han sido financiados con capitales de los propios productores, pero solo un 39% manifiesta que el producto de la cosecha alcanza para cubrir esos costos.
En el caso de la cosecha gruesa, también un porcentaje importante ha sido financiado con fondos propios. En base a los rendimientos esperados a la fecha, un 60% de los productores opina que deberán utilizar entre el 50% y el 80% del producido para recuperar la inversión. Por otro lado, un 12% piensa que deberá utilizar el total de lo producido para cubrir los costos, mientras que el 13% manifiesta que no podrán cubrirlos.
“Esto, sin duda, tendrá un impacto muy grande en lo referido al efecto multiplicador del agro en la compra de maquinarias e, incluso, en la financiación de la campaña 2023/24”, consideró Steiger.