¿Qué es lo peor de las intervenciones, regulaciones en los mercados? Podemos hacer una lista, obviamente, entre varias cosas, además dependiendo el grano del que hablemos.
En soja, por ejemplo, se distorsiona no sólo el mercado “intervenido” sino muchos otros. En cualquier grano, se modifica o altera el libre mercado, poniendo techos a los precios de distintas maneras.
Se altera inclusive la relación comercial con otros países, porque también se altera el libre juego de oferta y demanda, ¿La Argentina “está” o no está como oferente? ¿Si le compro y después cambia las reglas? Así se puede escribir 10 notas enteras de lo que generan las intervenciones.
Pero, para mí, lo que peor efecto tiene es “eliminar” directamente una de las fuerzas de demanda. Vamos al caso del trigo o el maíz: en ambos mercados sabemos perfectamente el efecto que provoca que por cierre de registros de exportación no haya “exportación” comprando.
Hace meses que tenemos mercados de exportación freezados, no por “cierre” de registros, sino porque no se “reabren” o “no se amplían los volúmenes de equilibrio”. Lo único que “fluye” libremente es la soja y sus subproductos. Fluía en base al libre mercado, luego con el dólar soja “fluyó” a toda máquina en septiembre, se paralizó en octubre y ahora va por una situación intermedia.
Pero vamos de lleno al trigo. En una campaña donde las primeras proyecciones hablaban de más de 20 millones de toneladas, al día de hoy las estimaciones de las bolsas de cereales están entre 11 y 12 millones de toneladas y muchos productores en plena cosecha consideran que esos números son elevados.
Precios
En un contexto sin intervención del mercado, ¿cuánto podría valer el trigo local? Con una exportación que tenía DJVE por 9 millones de toneladas, de las cuales 90% eran para embarques diciembre-enero-febrero, y una producción que no para de caer, no tiene mucho sentido mirar hacia atrás o hacia lo que no va a suceder.
Hoy el mercado local sigue en niveles muy altos, a pesar de las intervenciones del Gobierno (primero estableciendo volumen de equilibrio y después con la prórroga de embarques por un año). Algunos datos por los cuales podemos decir que los valores siguen siendo muy altos:
Si uno compara con los valores hace tan solo dos meses, cuando el 1° de septiembre el trigo enero valía US$270 por tonelada.
Si se compara con el mercado internacional, para tener de referencia Chicago, perdió desde el 12 de octubre US$82 o un 23%. Mientras, el trigo local en dólares por tonelada perdió un 7% de su valor en el mismo período.
Si lo comparamos con los valores de exportación, es decir los FOB de otros países exportadores. Por ejemplo, Francia (g1 Rouen) ofrece su trigo a US$335, Rusia a US$320/330, Australia en torno a 330/360 según calidad.
Muchos me preguntan si el trigo local puede volver a los máximos que vimos este año. Respuesta difícil: el mercado internacional es otro, totalmente distinto al que teníamos en mayo cuando tocó US$370. Ese valor duró un día, el 16 de mayo. El mercado internacional perdió todo lo ganado en 2022 y volvió a los niveles de septiembre 2021.
Por otro lado, a pesar de la catástrofe productiva, el mercado local sigue estando intervenido, es difícil imaginar que los precios “vuelen” si el principal comprador “habitual” que es la exportación está “sin necesidad” de salir a comprar con urgencia. Lo mas dañino de las intervenciones de los mercados es, justamente, que en algunos momentos directamente no haya un comprador cuando se quiere vender por precio o por necesidad logística.
Por eso, el mejor negocio que un productor/o empresario puede hacer en la Argentina es el que puede hacer cuando quiere/o necesita hacerlo. Hoy el precio sigue siendo bueno, está a tan sólo 10% de ese máximo que duró un día. Por el contrario, está 22% arriba del mínimo del 1° de septiembre. Otro efecto de las intervenciones es que le quitan transparencia a los mercados; seguramente habrá negocios de oportunidad a los que habrá que estar atentos, según procedencia, calidad, volúmenes, etc. La incertidumbre crece cada día, cada empresa sabe qué es lo mejor para cada caso.
La autora es analista del mercado de granos
Paulina Lescano
Paulina Lescano – LA NACIÓN Campo