El Gobierno vuelve a tratar al campo como el escorpión a la rana

La suba de tasas bancarias a los productores que no vendan soja es un palo en la rueda del sector aportante de dólares a la economía. Fuertes críticas de toda la agroindustria.

El Gobierno vuelve a tratar al campo como el escorpión a la rana
Miguel Angel Pesce, presidente del Banco Central, que este jueves dispuso una restricción crediticia para los productores de soja que no vendan el 95% de la cosecha.

El Gobierno celebra el éxito del “dólar-soja” pero en vez de haber aprendido la lección de que con incentivos se puede avanzar, dispuso una suba de tasas para los créditos bancarios de quienes no vendan el 95% de su cosecha de soja. Enseguida, toda la agroindustria lo calificó como un palo en la rueda productiva y la generación de divisas.

La medida lleva la financiación bancaria para el campo a niveles cercanos al 100% y representa una traba para toda la dinámica comercial, desde los insumos hasta la maquinaria agrícola. Menos crédito significará menos inversiones para mejorar la productividad que finalmente redunda en los dólares que necesita la economía y en los empleos que también escasean.

El momento fue al menos inoportuno. Porque el Banco Central lo dispuso el mismo día, el jueves, que la cadena del campo (desde los productores hasta los exportadores) ingresó un récord de divisas diario en 10 años, US$623 millones, de los US$2.200 millones que se sumaron toda la semana, para sofocar el “incendio económico” (de cual el campo no es responsable, sino todo lo contrario).

Por eso, desde la Mesa de Enlace, Acsoja y las bolsas de cereales rechazaron en forma unánime lo que calificaron como una extorsión discriminatoria, justo contra quienes aceptaron colaborar, cumpliendo con los objetivos planteados por el ministro de Economía, Sergio Massa.

Los presidentes de CRA, Coninagro, Federación Agraria y Sociedad Rural cuestionaron inmediatamente la medida. Nicolás Pino (SRA) habló de “atropello provocador» y «apriete extorsivo». Jorge Chemes (CRA) dijo que “es una tasa impagable, que no ayuda si lo que se busca es generar confianza para que la producción aporte más al país”.

Carlos Achetoni (FAA) lo interpretó como “un mamarracho. Pretenden obligarnos a que vendamos, porque ellos necesitan atender su despilfarro. No entienden, o se hacen los sonsos y lo niegan, que debemos tener un ahorro, un resguardo de lo producido, y es nuestra única herramienta para seguir trabajando”.

Más allá de las duras declaraciones, los ruralistas se quejaron ante el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, quien se manifestó sorprendido, lo habló con el ministro y prometen tratar de rectificar la medida.

Se difundió como una “decisión autónoma” del Banco Central. Pero es “curioso” que el Gobierno haya hecho el anuncio del “dólar soja” mostrando el alineamiento de Miguel Pesce con lo dispuesto por Massa y ahora se argumente que la autoridad monetaria es autárquica… Son dichos falaces que la dinámica de la política se encarga de sincerar más temprano que tarde.

Uno de los que envió mensajes de queja al Gobierno fue Carlos Iannizzotto (Coninagro). Destacó que “es al revés. Para salir de este escenario no hay que subir las tasas, sino bajarlas para impulsar un desarrollo agroindustrial que vaya incluso más allá de la soja e incluya a todas las economías regionales”.

En un sentido similar se expresó este viernes la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja). Consideró que “el crédito es fundamental para el desarrollo de la actividad productiva y discriminar a un sector dinámico sin dudas tendrá impacto en el potencial de producción”. Por lo tanto, solicitaron al Gobierno “revertir esta medida que perjudica el desarrollo del interior y el aumento del flujo de exportaciones”.

Las bolsas granarias de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Bahía Blanca, Entre Ríos, Santa Fe y Chaco consideraron que “esta medida es totalmente discriminatoria y distorsiva y atenta contra el normal desarrollo de las actividades productivas, poniendo en riesgo no solo posibles inversiones del sector sino también el acceso al capital de trabajo que este año será muy necesario debido a la severa sequía que está poniendo en riesgo a la producción de la próxima campaña”.

En este contexto, vale recordar que la idea del “dólar-soja” surgió –tal como adelantó Clarín- durante la crisis cambiaria que provocó la salida del ex ministro de Economía, Martín Guzmán, pero las internas en el Frente de Todos lo postergaron durante 40 días entre las dudas iniciales y la implementación fallida de la primera versión. Hasta que Massa fijó una mejora efectiva se perdió más de un mes, porque de entrada se sabía que sin un incentivo del orden del 40% en el tipo de cambio no se iba a motivar que los agricultores cambien un producto con precio (la soja acopiada) por otro de valor incierto (los pesos).

A pesar de algunas confusiones y efectos negativos colaterales, el nuevo «dólar soja» generó un acercamiento entre el Gobierno y el campo. Pero duró 4 días. Porque el Gobierno volvió a provocar al campo y el vínculo evidentemente se volvió a tensar.

Se habla de provocación porque es improbable que un productor liquide el 95% de sus granos para poder obtener un crédito. Entonces, se interpreta que el objetivo es efectuar un castigo que se pueda mostrar como trofeo a quienes creen que al campo hay que “sacarle” en vez de incentivarlo.

Así, reapareció el telón de fondo ideológico que rige desde 2008 -prácticamente desde la misma época que la economía no crece- y que tiene como eje la dominación –en algunos casos humillante- del Estado sobre el sector privado más productivo. En este último incidente, la situación se emparenta con la fábula de la rana y el escorpión. Porque el Gobierno (simbolizado en esta metáfora por el escorpión) necesita del campo (la rana) para cruzar el río (evitar una crisis económica mayor, llegar hasta la próxima cosecha y competir en las elecciones del año que viene). Pero, como sucedió también en los 40 días de cavilaciones sobre el “dólar soja”, el Gobierno parece jugar al límite y no define una posición clara de estímulo a quienes pueden ayudarlo.

El comunicado de las bolsas granarias señaló que “hoy más que nunca es necesario dar señales claras hacia el futuro”. El mundo no termina a fin de mes. Y las decisiones de hoy tendrán efecto en los días y meses por venir. Por ello solicitan a las autoridades del Banco Central “la derogación inmediata de la mencionada norma”.

El escorpión necesita de la rana para llegar a tierra firme, pero en el cuento de ficción sigue su instinto y provoca un final trágico. La historia real de un país debería ser más civilizada…

– Clarín Rural