Las paredes de la capital mendocina son constantemente vandalizadas, una situación que preocupa a vecinos y autoridades.
Mientras la municipalidad al frente de Ulpiano Suarez puso en marcha un programa de reparación de veredas para mejorar la cara de la Ciudad de Mendoza, los grafitis y tags, las firmas con nombres incompresibles en aerosol o fibrones, siguen multiplicándose en las paredes de manera incontrolable.
La situación no sólo causa dolores de cabeza a los frentistas, también a la comuna que apela a la conciencia ciudadana, pese a que el Código de Convivencia Municipal y el Código Contravencional de la provincia prevé multas para «el que, manchare, ensuciare, fijare carteles, dibujare cualquier anuncio, leyenda o expresiones de cualquier tipo» tanto bienes públicos como privados, con valores que van de entre $27 mil a $36 mil.
«El primer paso es fortalecer y promover la cultura ciudadana, el cuidado de estos bienes y, obviamente, en algunos edificios hemos avanzado con intervenciones. Esto es un costo porque sucede todos los días y en cualquier horario», indicó el intendente Ulpiano Suarez sobre el paisaje que ofrecen las calles.
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Y agregó: «Hemos labrado sanciones, pero más importante que la sanción es poder lograr que todos entendamos que hay que cuidar el espacio público. Son cosas que no hacemos en nuestra casa y tenemos que pensar que la Ciudad es la casa de todos. Tenemos que cuidarla».
Pese a que la municipalidad ha realizado eventos con artistas para la creación de distintos murales en la vía pública, por ejemplo, debajo del puente de calle Suipacha, el jefe comunal sostuvo que el vandalismo avanza más rápido que las acciones que puedan hacer para combatirlo.
«El martes estuve en una actividad en la Plaza San Martín, donde veíamos unos bancos con grafitis. Es una lástima y los vamos a poner en condiciones», dijo Suarez.
La pulseada grafiteros-artistas visuales
Una de las marcas que se disputan los muros son los tags, las formas más primitivas del grafiti, una especie de firma que, habitualmente, son realizadas por adolescentes que buscan registrar su presencia con estas inscripciones.
Para los artistas visuales, estas pinturas molestan porque rompen los códigos, manchan obras o escriben en cualquier vivienda. Por el contrario, los artistas visuales buscan paredes abandonadas o deterioradas y que, incluso, intervienen con permiso de sus dueños
Adriana Lui – El Sol