En el sector rural ya hay voces de alerta por la falta del insumo, clave para la labor de siembra. En la mayoría de las estaciones de servicio de la región venden con cupos de 100 a 250 litros por cliente, y así y todo -dicen los empresarios- «el stock se agota en cuestión de horas».
La escasez de gasoil cada vez se agudiza más y ya no sólo preocupa al sector del transporte o a la actividad agropecuaria del norte del país, sino también a la esta zona del país, donde las labores de siembra fina se están iniciando.
La Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) difundió en los últimos días un informe que indica que al menos 19 provincias tienen problemas con el abastecimiento de gasoil. Hasta el 25 de mayo eran 13.
“El panorama es cada día más complicado. La producción agropecuaria e industrial, que ya sufren demoras, se verán aún más afectadas si no se revierte la situación actual. Si no aparece el combustible, el transporte se va a paralizar y van a faltar productos básicos. En algunas zonas del país ya se han registrado faltantes de verduras”, advirtió ayer Roberto Guarnieri, presidente de la Fadeeac, en diálogo con LU2 Radio Bahía Blanca.
Buenos Aires se encuentra, según el informe, entre las provincias donde se entregan 20 litros por carga en promedio. En Bahía Blanca y la zona, de acuerdo con un sondeo de La Nueva., esa cifra se eleva a unos 100 litros, con picos de hasta 250 en algunos casos puntuales.
“Veníamos con restricciones, pero en junio se agravó la situación. Hoy tenemos una provisión reducida, por lo que cada estacionero define si vende rápido lo poco que tiene o lo cuotifica para abastecer a un poco más de gente. Quienes aplican cupos, en nuestra zona, venden entre 100 y 250 litros por cliente”, indicó Fabio Rodríguez, titular de la Cámara de Operadores de Combustibles de Bahía Blanca y dueño de dos estaciones de servicio en la región.
Más allá de si limitan o no los litros que venden a cada cliente, todos los consultados coincidieron en algo: el gasoil se agota en cuestión de horas.
“Con cupos o no, se vende todo. Y luego, claro, nos quedamos gran parte del día sin combustible”, confió Sergio Briane, encargado de la estación de servicio Ruta 33 (YPF), de Pigüé, una de las más importantes de la zona.
Destacó que la petrolera estatal “abastece a la estación tal como indica el convenio”, pero no alcanza para hacer frente a “una demanda que nos desborda”.
En las estaciones de servicio que venden más de 100 litros por cliente el gasoil se agota en no más de 12 horas.
“Vienen a cargar cada vez más camiones de otras regiones. Son transportes que antes no paraban aquí, pero ahora se ven obligados porque no consiguen la cantidad de gasoil que necesitan en sus propias estaciones”, explicó.
“Van haciendo, como se diría vulgarmente, ‘la del lechero’: donde hay gasoil, paran y cargan todo lo que pueden. Algunas estaciones les venden 50 litros, otras 100. Nosotros en cambio hemos fijado un cupo de hasta 200 litros”, añadió.
Ese cupo, reconoció, provoca que en pocas horas se termine el combustible disponible.
“20 mil litros, que es una cantidad considerable, prácticamente ‘vuelan’ en 6 horas. Y ni hablar cuando la petrolera nos manda 11 o 15 mil litros. Nunca alcanza”, lamentó Briane.
Los camiones hacen fila por horas para conseguir un poco de gasoil.
El cupo de 200 litros por vehículo –reconoció- es elevado respecto del que ofrecen otras estaciones, pero permite a la empresa una adecuada operatoria de expendio y venta.
“Es cierto que a veces no alcanza para todos los clientes, pero no podemos estar vendiendo de a 50 litros porque se harían filas enormes de vehículos y camiones, haciendo engorroso también el expendio de naftas y GNC”, aclaró.
Un problema en alza
Darío Savoia, dueño de dos estaciones de servicio Axion en Patagones, sostuvo que el problema ya lleva cinco meses y, en la medida en que avance la siembra fina (que ya comenzó en ese distrito), el problema podría agravarse.
“En la estación de servicio que tenemos en el centro de Carmen de Patagones a los clientes de siempre no les vendemos con cupo. Y a quienes no lo son, depende: si podemos darles 300 o 400 litros, porque tenemos stock, no hay problema; si no, les cargamos 100 o 200 litros, como para que puedan seguir viaje”, describió.
“En cuanto al otro punto de venta, la situación es distinta. En primer lugar, porque es un canal mayorista, donde el gasoil está más caro y, por ende, cada vez menos gente se acerca a cargar. Así y todo, hemos estado hasta 15 días sin recibir un litro de gasoil. Eso nos pasó en la primera quincena de abril”, añadió.
Para el empresario, casi desde inicios de año el problema es similar.
“Tal vez abril fue el peor mes, pero en general seguimos igual. La petrolera cumple con los envíos pactados en su momento, pero la demanda nos desborda. Y podría ponerse peor a medida que avance la siembra fina”, alertó.
Horacio Salaverri, titular de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), confió esta semana en el programa Panorama, de LU2 Radio Bahía Blanca, que el sector rural se encuentra “preocupado y en alerta”.
“En la provincia de Buenos Aires, donde no está terminada la cosecha (gruesa) ni se completó la nueva siembra de trigo y cebada, la situación es preocupante. No sólo por la falta de combustible en sí, sino por el estado de incertidumbre en el que están los dueños de los fletes y los productores que deben planificar el trabajo en los lotes”, explicó.
Precios “pisados” y descalzados de los costos
La escasez de gasoil se debe, básicamente, a la diferencia que hay entre los precios internacionales y el valor de venta que tiene el producto en Argentina.
Se calcula que el 70% del gasoil que se consume en el país es de industria nacional y el 30% es importado. En ninguno de los dos casos, se quejan las petroleras, los precios internos vigentes cubren los costos.
“Por cada litro de gasoil que vende un estacionero en el mercado interno, la petrolera que lo importó pierde 38,63 pesos; es decir, 350 dólares por cada mil litros comprados en el exterior. Esto explica el faltante”, denunció en un reciente informe Coninagro, una de las cuatro entidades madres del campo.
Añadió que el valor de importación está “30% por encima” del precio al que se vende al público en general en el surtidor, lo que “genera pérdidas en la industria”.
A las estaciones de la zona siguen llegando transportistas de otras regiones, desesperados por un poco de gasoil.
En el mercado mayorista –es decir, el gasoil que se vende al campo o a las industrias- el precio del combustible es más alto que en los surtidores comunes, pero tampoco compensa los costos de producción o de importación.
“Además, como hablamos de una diferencia importante en los precios, de hasta 50 pesos en algunos casos, los camiones que antes cargaban en el mercado mayorista ahora vienen a las estaciones de servicio. Y así es como no damos abasto”, confió un conocido estacionero de la zona sur que pidió reserva de su identidad.
Fabio Rodríguez señaló que el atraso en los precios provocaba que cada vez más personas cruzaran la frontera desde Brasil, Bolivia y Paraguay para cargar combustible en Argentina. Por eso la petrolera YPF anunció esta semana que cobrará un adicional a los rodados con patente extranjera que concurran a sus estaciones de servicio.
“El origen de todo el problema es la guerra Rusia-Ucrania, que elevó el precio internacional del barril de petróleo crudo a 125 dólares. Cuando el barril había llegado a U$S 80 los precios de venta en Argentina habían quedado un 10 o 15% atrasados respecto de los costos de producción, así que ahora el desfasaje es mucho mayor”, señaló el dirigente.
“Ahora bien, ¿por qué otros países no tienen problemas? Porque, a diferencia de Argentina, dejaron que los precios de los combustibles acompañaran el aumento de los costos. Esto explica por qué hoy en Brasil un litro de nafta súper cuesta 300 pesos y, en Argentina, 155”, añadió.
Para el dirigente, la idea de “pisar” el precio de los combustibles en una economía inflacionaria es equivocada.
“Creer que, con estos niveles de inflación, 8 de 10 productos pueden subir de precio, pero los restantes dos no por un capricho (del gobierno), es un error. Cuando un precio es ‘pisado’ en una economía de mercado, la consecuencia lógica es que aumente la demanda y baje la oferta, como sucede hoy con el gasoil en Argentina”, cerró.
«Hay cosas que no cierran»
Manuel Rivera, dueño de la histórica estación de servicio La Tacuarita, ubicada sobre la ruta 51, en Coronel Pringles, sostuvo que hay un “desequilibrio enorme” entre los precios de producción, importación y venta de los combustibles.
“Acá hay cosas que no cierran. Si el litro de agua envasada cuesta más que el litro de gasoil, es porque hay algo que no se está haciendo bien”, reflexionó.
El empresario señaló que la petrolera (Axion) le entrega la misma cantidad de litros de gasoil que el año pasado, pero la demanda desborda a la oferta.
“Los transportistas del norte no encuentran combustible y van bajando cada vez más, hasta que llegan a Pringles. Hacen cola de 2 o 3 horas para cargar 50 litros. Es una locura”, lamentó.
“De cada tres días, uno lo pasamos sin gasoil. El sector de los choferes en cualquier momento estalla. Están tardando hasta tres días para hacer viajes que, en una situación normal, no demoran más que uno”, añadió.
En su estación se expenden de 200 a 250 litros a los clientes habituales, pero a los que no lo son se les venden hasta 100.
“Igualmente no alcanza. Llega el camión, descarga, se arman filas enormes de vehículos, vendemos… y a las 12 horas no nos queda más”, señaló el empresario dueño de la tradicional estación La Tacuarita
Juan Ignacio Schwerdt / jschwerdt@lanueva.com – La Nueva Provincia