Bariloche dio de baja un largo listado de antiguas ordenanzas

Casi 40 ordenanzas fueron dejadas sin efecto por el Concejo municipal de Bariloche, entre ellas hay varias curiosas como las del seguro municipal de la salud o la resolución que destinaba el 10% de impuesto a espectáculos públicos para un fondo para

Los concejales de Bariloche dejaron sin efecto varias normas que ya no eran prácticas.

Un total de 39 ordenanzas y resoluciones que habían perdido actualidad y ya no tenían efecto práctico quedaron «abrogadas» ayer por decisión del Concejo Municipal.

El listado abunda en curiosidades, ya que desaparecieron -por ejemplo- las prohibiciones que regían para la actividad de los «limosneros» en la vía pública y para los espectáculos «con travestis o similares». Durante la sesión que presidió Andrés Martínez Infante (Encuentro) también fue sancionada la reglamentación de las audiencias públicas, en cumplimiento de la Carta Orgánica.

Esta normativa no entrará en vigencia en la audiencia convocada para el próximo viernes a fin de analizar la regulación de los casinos. Pero sí tendrá uso intenso a futuro, dado que la nueva COM obliga a emplear ese mecanismo de participación para definir el presupuesto anual del municipio y para cualquier proyecto relacionado con concesiones y tarifas de servicios públicos, entre otros temas.

En cuanto a las ordenanzas dadas de baja, son varias las que llaman la atención. Aparece, por caso la reglamentación de un «seguro municipal de la salud» hoy inexistente, que data de 1963.

También quedó «abrogada» (es decir, derogada por desuso) la ordenanza 2-C-1961 que prohibía la actividad de limosneros en la vía pública, aunque exceptuaba a «incapacitados autorizados por Inspección General».

Los concejales decidieron entonces dejar sin efecto con un acto jurídico expreso aquellas ordenanzas y resoluciones «que se encuentran en apariencia vigentes pero fácticamente se han dejado de aplicar por la existencia de otra que tácitamente las deroga o han caído en desuso».

Los fundamentos de la ordenanza sancionada ayer señala justamente la necesidad de desactivar «aquellos preceptos que carecen de posibilidad de vigor legal ya que por falta de uso generalizado y convicción común en la población sobre que resultan ser de práctica obligatoria, se encuentran implícitamente abolidos».

Algunas de las más curiosas son la ordenanza 3-C-1963 que creó la Escuela Municipal de Enfermería y la 37-I-1970, que ordenó dedicar parte del Vivero Ñireco a la formación de una «granja modelo experimental», cuyos productos serían entregados «a los agentes jornalizados de más escasos recursos». Desde ya, al día de hoy ninguna de estas experiencias está vigente.

Tal vez la que mayor disgusto y nostalgia genere sea la resolución 20-C-1958, que destinaba «el 10% del impuesto a espectáculos públicos al fondo de creación del Teatro Municipal». Si ese fondo llegó a conformarse, nada se sabe hoy de su destino.

– Río Negro