Por la bajante del Paraná, algunas terminales de carga de granos y subproductos ya están en un punto que se complica la logística para los buques.
La merma de soja en Argentina y Paraguay, y los sobrecostos que supone la bajante del Paraná complican a la agroindustria.
El sector agroindustrial y agroexportador enfrenta en esta nueva cosecha 2022 importantes desafíos de índole externo, pero que forman parte fundamental del mercado. Debemos comenzar por la producción de soja, que la Bolsa de Comercio de Rosario estima ahora en 40,5 millones de toneladas, el volumen de producción más bajo en 14 años.
El factor Paraguay es el segundo. Fuentes privadas consideran que ya se ha perdido el 50% de la cosecha, y que la producción final seria de cinco millones de toneladas. Esta es una mala noticia para el sector industrial aceitero de la Argentina, ya que se verá reducido el volumen de soja de Paraguay que se importa bajo el régimen de importación temporaria a nuestro país. En las últimas dos campañas las aceiteras importaron un promedio de 4,5 millones de toneladas anuales de soja guaraní.
El otro tema importante es que la calidad de la soja de Paraguay este año muestra datos muy preocupantes, muy bajo nivel de proteína, exceso de granos chuzos y granos verdes. Usualmente la industria aceitera importa soja de Paraguay por dos motivos, volumen adicional para su molienda y el alto nivel de proteína, que mejora los niveles de la harina de soja resultante del proceso.
El factor caída en el calado es el tercero. La bajante del Paraná llega a niveles históricos muy bajos para un mes de enero y sigue afectando la logística portuaria del Gran Rosario, en plena cosecha de trigo. Afecta por igual las exportaciones de todos los granos, aceites y subproductos, de acuerdo a un análisis efectuado por la Bolsa de Comercio de Rosario
La escasez de lluvias en Sudamérica, en un contexto de un segundo año Niña consecutivo, viene impulsando una pronunciada bajante del Paraná. Enero mostró una altura promedio de -0,15 metros, el registro promedio más bajo en 77 años. Como consecuencia de la escasa profundidad del río, la capacidad de carga de los buques en la Hidrovía se reduce.
En enero pasaron por los puertos del Up River más de 160 buques con cargas de granos, harinas y aceites vegetales. La carga de estos barcos promedió 29.084 toneladas, casi un 11% por debajo de la carga promedio de enero del 2021. En los primeros días de febrero, a la altura de Rosario el Paraná se muestra con un nivel de -0,37 metros, lejos de los 2,28 metros a principios del mismo mes el año pasado, aunque para lo que resta del mes, todos los escenarios de evolución para el caudal del Paraná anticipan una mejora en la altura del río según el Instituto Nacional del Agua (INA), aunque lejos de las mejores marcas de años anteriores.
COSTOS EXTRA PARA EXPORTAR
El mejor escenario proyecta terminar el mes de febrero con 0,75 metros y marzo con 1,79, cuando en los últimos diez años los promedios de altura para estos meses son 3,39 y 3,22 metros respectivamente. Aún en el caso de cumplirse estos escenarios de mejora, la carga promedio podría caer por debajo de las 28.000 toneladas este mes.
La menor carga de los buques graneleros obliga a los exportadores a completar carga en puertos como Bahía Blanca y Necochea, encareciendo los costos operativos portuarios por la demora en los tiempos de navegación y el doble costo de elevación en un puerto adicional.
Este sobre costo se estima en 15 dólares por tonelada de acuerdo al informe y análisis de Pablo Adreani & Asociados sobre la base de información de empresas marítimas y portuarias. A este sobre costo operativo hay que adicionar el mayor precio que se debió pagar por los granos para poder tentar a los productores a entregar los mismos sobre Bahía Blanca o Necochea, los dos puertos de aguas profundas y con calado suficiente para buques Panamax.
Esta situación se vivió durante todo 2021 en el negocio del maíz, y en los cambios que se produjeron en la logística de exportación. Las empresas exportadoras se vieron obligadas a derivar sus buques para completar carga en los puertos de Necochea y Bahía Blanca. Para ello tuvieron que sobrepagar entre 20 y 30 dólares por tonelada de maíz. Hoy enfrentamos el mismo desafío. Así será mientras el Paraná no mejore su calado y profunidad de carga
Pablo Adreani – La Voz del Interior