Por iniciativa propia los docentes de la escuela Santa María de las Misiones cambiaron el bufet de los chicos. Ahora venden manzanas, bananas y yogur con cereales sin azúcar al mismo precio que el pancho
Posadas. Ingerir periódicamente comida rápida o chatarra puede ser una delicia que conlleve a un sobrepeso pero las consecuencias podrían ser peores: una corta esperanza de vida. Desde la década del 60 los argentinos fueron cambiando todas sus costumbres: Ahora comen un 30% más; duermen un 30% menos y realizan un 40% menos de actividad física.
La sociedad argentina cada vez es más sedentaria, es decir, no se mueve. Si bien en las escuelas se enseña la vieja pirámide alimentaria saludable, los chicos compran y comen toneladas de chisitos y papas fritas y beben kilómetros cúbicos de gaseosas y jugos azucarados durante todo el año. A este panorama se agrega un dato concreto: la obesidad de la población escolar argentina oscila entre el 7% y el 10%.
En Posadas, en la escuela Santa María de las Misiones, decidieron, por iniciativa propia, educar en el quiosco lo que hace mucho ya se enseña en las aulas: la buena alimentación. El colegio cuenta con unos 800 alumnos en nivel inicial, EGB 1 y 2, está ubicado en la chacra 150 de Villa Cabello y desde hace tres días iniciaron el emprendimiento de un “quiosco saludable”.
La noticia encontró su eco rápidamente y ayer medios locales y nacionales se acercaron a inmortalizar la escena.
Ayer se cocinaron los últimos panchos que quedaban y no hay ninguna marca de gaseosa. Aún hay bolsitas de palitos salados, alfajores con dulce de leche y otras golosinas que una vez vendidas ya no serán restituidas en el stock.
Ahora se vislumbran relucientes manzanas, saludables bananas y en una jarra un sabroso yogur de frutilla que es servido con cereales sin azúcar al mismo precio que el pancho.
La vicedirectora de la escuela, Mabel Urbina, dijo a El Territorio que “la idea surgió cuando la directora, Mabel Lorenzo, manifestó interés en aplicar en el establecimiento los valores que enseña la pirámide alimentaria. Entonces la propuesta comenzó en abril con los chicos del nivel inicial. Hubo un consenso con los padres y aceptaron gustosos la idea”.
Para los desayunos o las meriendas, según el turno, los chicos traen galletitas saladas o jugos naturales. Luego, decidieron promover el consumo sano al quiosco, que es administrado y atendido por colaboración de la portera y una docente, quienes también, con otras maestras, organizan las compras de los productos en la verdulería del barrio.
Nunca recibieron un asesoramiento específico pero al menos una vez al mes invitan a algún médico pediatra o nutricionista para brindar charlas sobre alimentación e higiene en la escuela. Y escuchando aprendieron lo que ahora promueven en la escuela. Porque no se persigue a los alumnos que traen una bolsa de papas fritas para comer en el recreo sino que la idea principal es sembrar una conducta y “masificar algo bueno”, según expreso la profesora de Educación Física, Miriam Ramos, quien también disfruta en los recreos de su yogur con cereales.
Que dicen los chicos
No es un gran problema para los chicos el degustar una fruta en vez de alfajor triple. Melisa Cáceres, de 12 años, consideró que este cambio de hábitos “está muy bien” y que los productos naturales los “alimenta mejor”.
Graciela Gazal, docente que atiende el quiosco escolar, dijo que cuando llega un chico a pedir un alfajor le explican las ventajas nutritivas de la fruta y muchas veces son convencidos. La oferta es pequeña pero la demanda ya se vio venir.
Los alumnos ya preguntan para cuando la ensalada de fruta, la gelatina y los licuados. Según aseguró la directora y los encargados del quiosco en verano llegaran esos pedidos. Para entonces habrá que pelar, cortar o licuar las frutas y alguien deberá preparar la gelatina. Todo será con un esfuerzo de más pero al costo de una vida más saludable.
En otras provincias
En Misiones, los diputados sancionaron en abril de este año el «Programa Integral de Alimentación Saludable en todos los establecimientos educativos de gestión pública y privada de la Provincia» que propone alimentos de bajo tenor graso y poco contenido de azúcar en los quioscos escolares.
En Buenos Aires, los diputados dieron este año media sanción al «Programa de Lucha contra la Obesidad Infantil y Adolescente» que prevé restringir la comercialización de productos grasos en escuelas y crear una campaña de concientización prohibiendo, por ejemplo, la venta de gaseosas y papas fritas, y en su lugar ofrecer barritas de cereales y lácteos.
En Córdoba, los recreos saludables en las escuelas públicas promueven cambiar las golosinas por frutas y barras de cereales o directamente se las dan.
Las autoridades pidieron que en los quioscos escolares sólo vendan ensaladas de frutas, yogures y productos con cereales.
– El Territorio