Termómetro del agro para 2022: pesimismo sobre el rumbo del país, pero con optimismo tranqueras adentro

A poco de haber comenzado el 2022, casi 9 de cada 10 empresarios del agro tienen una visión mayormente pesimista sobre el rumbo general y el futuro del país para este año.

Mientras que, aunque suene algo contradictorio, la gran mayoría tiene una visión optimista sobre cómo le irá tranqueras adentro a sus propios emprendimientos y negocios.

Estos son algunos de los datos que reveló una encuesta sobre expectativas realizada a 575 empresarios y lectores de sus boletines por la Consultora Zorraquín+Meneses.

Termómetro del agro

Vaso medio vacío, vaso medio lleno. Así se podría resumir el humor de los empresarios del agro para este 2022, ya que la mayoría es pesimista sobre el futuro del país, pero a la vez es optimista con el de sus propias empresas.

De esta manera, para tener un “termómetro”, o al menos procurar establecer lo que piensan sus lectores, la Consultora Zorraquín+Meneses lo midió a través de dos preguntas. Por un lado, consultaron con una mirada global “Cómo le irá al país este año”, y por otro lado, preguntaron “Cómo le irá a su empresa”.

Sobre la evolución esperada del país para este año, el 44,3% respondió que posee una percepción pesimista y el 42,3% medianamente pesimista. O sea que tan sólo un 13% tiene una mirada con sesgo optimista sobre el futuro de la Argentina.

Pero cuando a los consultados se les preguntó sobre las expectativas respecto a sus propios emprendimientos, las respuestas fueron mayormente con una visión optimista. En este sentido, el vaso medio lleno mostró que casi el 67% tiene cierto optimismo, pero el medio vacío muestra que más de un 33% tiene una mirada con sesgo pesimista.

Precisamente, la consulta arrojó que el 9,6% posee una visión optimista y el 57% una medianamente optimista sobre cómo le irá a su empresa en este año.

En base a estos números, desde Zorraquín+Meneses comentaron que “en las respuestas seguramente hay muchos factores que influyen (preferencias políticas, indicadores de la economía, indicadores sociales, presión fiscal, impacto del clima, situación financiera, acceso al crédito, costo laboral y diversas situaciones personales) con lo que no se pretende explicar cuál es más relevante, sino sólo mostrar una gran radiografía”.

En este sentido aclaran, que “esta consulta no pretende tener el rigor estadístico que una encuesta profesional requiere, pero sin duda refleja lo que muchos empresarios del agro hoy perciben”.

Reflexiones y conclusiones

“La motivación que hay en las empresas para invertir y para ‘seguir haciendo cosas’ es estimulada (o no estimulada) por múltiples factores: anímicos, financieros, estratégicos, de necesidades operativas, de ajustes de competitividad, y varios más”, indican los consultores.

Para Zorraquín+Meneses, en realidad “la pregunta empresaria de fondo es ¿qué gano si arriesgo e invierto?. La respuesta a esta pregunta es diferente para cada persona y para cada empresa. Hay razones externas y razones internas que condicionan las decisiones de invertir y arriesgar o de no hacerlo”.

“Estas decisiones son distintas según si la mirada a futuro es optimista o pesimista. Tanto para la empresa como para las personas que la integran. Esta mirada puede variar cuando se mira al país que cuando se mira a la propia empresa”, explican.

Por eso, analizando los resultados de la encuesta, señalan que “suena contradictorio que con casi el 90% de la muestra indicando algún rasgo de pesimismo respecto a lo que sucederá en el país, haya ‘solamente’ un 33% que tenga una mirada pesimista sobre la empresa en la que se desenvuelve”.

“¿Qué pasa con el otro 67%? ¿Es un rasgo de inconciencia? ¿O refleja que parte de los empresarios y su gente han desarrollado una cierta pericia para navegar en la incertidumbre y en entornos complicados?”, se preguntan.

Y a renglón seguido se responden, que “por suerte, muchas empresas están dispuestas a seguir jugando el partido a pesar del mal clima. Esto ayudará a sostener empleo y generar divisas en un año complicado. Lo que da pena es que cuando reina el pesimismo sobre la macro y sobre la política, se generan lucros cesantes, hay cosas que no se hacen, producciones que caen, inversiones que se frenan y empleo que no se genera”.

“Las empresas, sean del rubro que sean, son parte de la solución. Los empresarios, la cadena de valor y su gente, son el camino de la generación genuina de riqueza. Ojalá la sociedad y la clase dirigente puedan percibirlo a tiempo”, concluyen

Claudio Vaca – Agroverdad