La dirigencia del agro observa una subordinación del ministro Domínguez hacia el secretario de Comercio Interior. Lo mismo que hace 11 años.
PROTAGONISTA. El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, con un rol activo en la política agropecuaria.
La historia parece repetirse. En 2011, durante la primera gestión de Julián Domínguez al frente del Ministerio de Agricultura de la Nación, el hombre fuerte en materia de política agropecuaria era el entonces secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. Por él pasaban todas las decisiones comerciales para el sector: la implementación de subsidios, los permisos y las habilitaciones de las exportaciones.
Mientras Domínguez se mostraba conciliador y abierto al diálogo con las entidades rurales, Moreno era quien alteraba los ánimos de los dirigentes y de los productores.
Una década después, la relación se plantea en los mismos términos, aunque con un nuevo integrante. Ya sin Moreno, la secretaría de Comercio Interior tiene en Roberto Feletti a otro hombre fuerte del Gobierno en el comercio agropecuario.
En su segunda etapa al frente de Agricultura, Domínguez sigue manteniendo, a juzgar por quienes participan de las reuniones en el ministerio, un rol de subordinación hacia el mandato que viene desde la repartición ubicada en avenida Julio Roca 651, donde funciona el Ministerio de Desarrollo Productivo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Pidan una reunión con Feletti”, fue la sugerencia que el propio Domínguez les dio a los dirigentes rurales que participaron de la reunión de las mesas intersectoriales de maíz y de trigo, cuando le expresaron sus críticas al fideicomiso que el Gobierno estudia implementar para subsidiar la venta interna de productos panificados y avícolas.
“Después de dos horas de reunión y de expresar al ministro nuestra oposición al fideicomiso no enteramos que ya era una decisión tomada, por lo que restaría esperar sólo el anuncio; incluso con la complicidad de algunos sectores que ven este tipo de mecanismos con buenos ojos, debido al impacto que les genera el sistema de precios cuidados y que hacen inviable cualquier producción de alimentos”, admitió Gabriel De Raedemaeker, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Según el dirigente, en esa misma reunión, el ministro les comunicó que era una determinación (la de poner en marcha el fideicomiso) que no manejaba su cartera. “Indudablemente hay una decisión superior que lo deja a él cumpliendo órdenes”, observó el dirigente cordobés.
A partir de la propia sugerencia de Domínguez, de solicitar una audiencia con Feletti, el propio Consejo Agroindustrial Argentino pidió la reunión con el secretario para analizar el sistema de compensaciones. El encuentro se demoraría al menos un par de días, debido a que el funcionario se encuentra abocado a la actualización del programa de precios cuidados, según les informaron.
La puesta en vigencia del fideicomiso, para subsidiar con el aporte de los exportadores de trigo y de maíz la compra doméstica que realicen de ambos cereales los molinos y las empresas avícolas, es rechazada por la dirigencia rural. Aseguran que es una nueva retención para la producción primaria, ya que será ese eslabón el que termine recibiendo un precio menor. “La exportación va a terminar trasladando a los productores el costo que les representará aportar al fideicomiso”, admitió De Raedemaeker.
Luego de la salida de la entidad del Consejo Agroindustrial Argentino, por no sentirse representada y apoyada en ese ámbito de negociación, CRA analizará puertas adentro su participación en otras mesas de discusión. La que está bajo la lupa es la de las carnes, donde habría cierto malestar con su coordinación
Alejandro Rollán – La Voz del Interior