La geopolítica del litio y el camino argentino

El litio es utilizado en la nueva generación de baterías recargables en celulares, computadoras, drones, satélites y vehículos eléctricos, porque tiene una gran densidad energética y resuelve el problema del “efecto memoria” permitiendo múltiples recargas sin pérdida de eficiencia.

Las baterías de litio son la clave para descarbonizar el transporte, cuyos motores eléctricos se vuelven ecológicos, en la medida que se los recargue con electricidad proveniente de fuentes renovables. El litio representa aproximadamente un 5% del costo de una batería; su comercio global (2020) no supera los USD 2.000 M, muy debajo del cobre y del petróleo/gas. Si bien el litio no llega a ser una commodity, tiene un enorme potencial, porque su demanda crecerá hasta 10 veces en los próximos 10 años.

Mercado global en expansión. Las necesidades ambientales de las grandes ciudades reclaman que el transporte público se realice con motores eléctricos. Europa, USA y China le están dando un nuevo impulso, invirtiendo muchísimo dinero para implementarlo. El mercado de vehículos de pasajeros eléctricos pasaría del 10% (2025) al 50% en el 2040; serían unos 60 M de vehículos, de los cuales 10 M en USA. Las baterías para todos esos vehículos eléctricos tendrían un valor de unos USD 100.000 M, lo cual hace lucrativa su fabricación descentralizada, que permite además no depender de proveedores externos. También está en juego la competitividad de la industria automotriz de USA y de Europa, altamente influyente en cada PBI. Empresas coreanas y japonesas ya producen baterías en USA: Panasonic para Tesla, Honda, Toyota, Ford y otras, y LG Chem, para GM, son las principales. Se observa que las baterías de litio son eslabones de las cadenas de valor entre empresas globales.

USA, China y Europa describen a la movilidad eléctrica como una cuestión de soberanía. En 2017 se creó la European Battery Alliance, una iniciativa política para compensar el dominio chino, siendo un plan que permitirá asegurar la fabricación de baterías y la provisión de suministros. Cada fabricante de vehículos ha desarrollado fabricantes cercanos de sus propias baterías, configuradas a las necesidades de cada modelo y además porque el flete para importarlas de terceros, resulta demasiado oneroso por su alto peso (un celular requiere 3 gr. de litio, el auto eléctrico de Tesla precisa 45 kg. y un bus eléctrico casi 240 kg.) y también, porque las baterías de litio son consideradas cargas peligrosas, según las regulaciones internacionales de transporte por barco.

Reservas globales de litio. Entre un 65 y un 80% de las reservas mundiales exploradas se encuentran en los salares del famoso “triángulo del litio”, integrado por el salar de Uyuni en Bolivia, el de Atacama en Chile y el de Hombre Muerto y otros en la Argentina. El resto proviene de un mineral llamado espodumena, cuyos yacimientos se encuentran en Australia, USA, Brasil, y Rusia.

Producción. Los principales productores actuales de Carbonato de litio (CL) son Australia, China y Chile. Argentina exportó 27.000 Ton (2019) de CL por valor de USD 166 M, unos 6000 USD/ton, valores muy deprimidos por la pandemia, ya que en el 2017 se ubicaban globalmente en unos 13.000 USD/ton. Los exportadores nacionales fueron la norteamericana Livent (Salar del Hombre Muerto, Catamarca) y la operada por la australiana Orocobre, Toyota y JEMSE (Salar de Olaroz, Jujuy). A esas dos minas en producción, hay que sumarle tres más en construcción, la chino-argentina EXAR, la francesa ERAMET y la coreana POSCO, más varios proyectos en factibilidad y otras en etapas tempranas de exploración.

Uno de los problemas es el alto consumo de agua dulce, que según estimaciones para el año 2022, sería de unos 8 M de m3/año, que es una enormidad si se la compara con los consumos poblacionales en la zona del Salar del Hombre Muerto (70.000 m3/año) y en Cauchari- Olaroz (240.000 m3/año). Si bien tenemos marcos regulatorios de política ambiental, el manejo práctico se basa en datos aportados por las propias empresas, lo cual hace que su monitoreo sea de carácter simbólico. Las regalías provinciales son muy pequeñas (

Ricardo Auer – INFOBAE