«La extracción de recursos naturales viene acompañada de conflictos»

El documental «En el nombre del litio» se encuentra disponible para su visionado gratuito en la web www.enelnombredellitio.org.ar, donde permanecerá hasta el próximo lunes.

“EN EL NOMBRE DEL LITIO” EL DOCUMENTAL SE PUEDE VER GRATIS ONLINE EN WWW.ENELNOMBREDELLITIO.ORG.AR.

El Tribuno de Jujuy habló con uno de los realizadores del filme que muestra las reacciones de comunidades originarias jujeñas ante la progresión de la actividad minera en Salinas Grandes.

«En el nombre del Litio» tiene como protagonista a Clemente Flores, originario de la comunidad El Moreno, en Salinas Grandes quien junto a otros pobladores de la zona intentan hacerse oír para ser parte de la toma de decisión ante el desembarque de mineras multinacionales para extraer litio en el territorio. El filme despliega dos líneas definidas con el objetivo de exhibir opiniones contrapuestas, una más contemplativa relacionada con lo etnográfico, donde se percibe cómo las prácticas ancestrales se hallan en peligro por el avance de la modernidad, y por otro lado, con un planteo estético y narrativo más vertiginoso, saturado de información, se habla del valor del litio, uno de los metales hoy por hoy más deseados a nivel mundial.

Así la propuesta muestra testimonios de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (Farn) y reúne voces de especialistas, funcionarios del Gobierno jujeño y de integrantes de las comunidades originarias. Sin duda la película apunta a propiciar el debate en la búsqueda de caminos y alternativas de concientización.

¿Cuál fue el recorrido de la película?

En 2019 teníamos un primer corte que logramos proyectar en el Green Film Fest, un festival de cine ambiental que nos brindó el espacio en 2019. Y después a finales de ese año logramos hacer una muy linda proyección al aire libre en la Puna frente a una luna llena hermosa para las comunidades en el marco de un encuentro de jóvenes en Piedra Quemada (Cochinoca). Allí había chicos de todas las comunidades de la zona de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc. Queríamos hacer una prueba piloto porque la idea era salir a proyectar el filme por las comunidades puneñas al aire libre pero por la pandemia tuvimos que frenar y como esto de hacer las proyecciones itinerantes se fue posponiendo, decidimos largar el documental online para que se pueda visibilizar el conflicto y no quede desactualizado.

¿Por qué les interesó este caso? ¿Cómo se contactaron con las comunidades?

En 2016 surge la idea, nos juntamos con Tian Cartier con quien dirigimos la película y con Pía Marchegiani que venía haciendo una investigación para su tesis de doctorado sobre el tema del triángulo del litio entre Chile, Bolivia y Argentina, ella nos comentó la problemática y nos puso en tema. Nosotros desde hace 15 años que venimos trabajando en el audiovisual y nos pusimos a disposición para poder hacer un trabajo audiovisual que pudiera comunicar esto porque a veces un paper o un informe no llega a tanta gente y nos parecía importante visibilizar el caso. Y además, el tema tenía que ver con las cuestiones que nosotros veníamos trabajando con nuestra productora Calma Cine que implican conflictos sociales, culturales y ambientales y nos parecía algo muy concreto para poder llegar a la pantalla.

¿Qué fue lo que más le llamó la atención a lo largo de este proceso de investigación?

El problema de la extracción de cualquier recurso natural viene acompañado de conflictos y desde un comienzo eso nos generó interés. Y después llaman la atención los conceptos nuevos que fuimos aprendiendo sobre la marcha como por ejemplo el de «zona de sacrificio», que es que en el nombre del progreso y el desarrollo económico se extermina una forma de vida en algún lugar de la tierra y ahora lo estamos graficando acá, es algo que ocurre en nuestro norte. Y después la sorpresa la encontramos allá, una vez que viajamos nos asombró la sabiduría de las comunidades, su cosmovisión, qué tiene que ver con el respeto a la Pachamama que es algo que todos debemos aprender.

¿Qué objetivos perseguían con el filme?

La idea es poner en agenda el tema e invitar al debate y que se piense sobre estos asuntos que nos llevan a replantearnos nuestras formas de consumo y el respeto que tenemos que tener por todas las formas de vida y por el medio ambiente.

El documental desde lo estético y narrativo sigue dos líneas diferenciadas, ¿qué nos puede contar al respecto?

Trabajamos sobre discursos bien marcados a medida que fuimos viajando y conviviendo con las comunidades (fueron más o menos seis viajes los que hicimos, de entre 15 y 20 días cada uno) y cada vez que viajaban fuimos encontrando cierto ritmo y cierta cadencia en el comportamiento de las comunidades allá, qué es lo que intentamos reflejar con el lenguaje audiovisual más observacional relacionado con el documental etnográfico y de esta manera ser lo más fieles posible a lo que veíamos, sin intervenir. Y por otro lado, queríamos dejar claro todo este exceso de información que hay acerca del tema y los diferentes puntos de vista y nos parecía que lo más apropiado para entrar en este discurso era encontrar un lenguaje dinámico, moderno e intervenido de imágenes y efectos, un lenguaje más atractivo para el espectador.

¿Qué sabe de la actualidad de la situación de las comunidades? ¿Siguen teniendo contacto con ellas?

Sí, mantenemos vínculo con las comunidades sobre todo con nuestro protagonista Clemente, con él tenemos un lazo ya de amistad después de tantos años de haber pasado momentos juntos. Lamentablemente el contexto pandémico no les jugó a favor porque no les permitió continuar con sus asambleas presenciales y si a eso le sumamos los problemas que ya tenían y que se aprecian en la película, con el tema de los celulares y que suelen quedar incomunicados, las empresas con el aval del Estado siguieron avanzando sigilosamente en la explotación de las Salinas. Pero por lo que sabemos, en este momento no están explotando, pero sí siguen avanzando con las investigaciones y con los permisos para hacerlo. Y a nivel anecdótico puedo contar algo que pasó en este tiempo, una familia (que se ve en la película), de la zona de Olaroz, donde están los piletones, donde se procesa y se extrae litio, ya no están ahí, tuvieron que abandonar su lugar.

¿Cómo sigue el camino del filme?

Ahora estamos concluyendo trámites con el Instituto de Cine y la idea es hacer un recorrido en las plataformas del Incaa (online y TV) e ir a salas. Y por otro lado, se está generando interés para proyectar la película en distintos espacios y armar rondas de debate. Y a través de esos medios vemos un muy buen potencial para la difusión de la película.

¿Qué recuerdo le quedó de Jujuy?

Jujuy me encantó, la gente es amable y de buen corazón y tienen esta cosmovisión que se aprecia mucho en la Puna pero es algo que también se siente en todo Jujuy, es algo muy lindo que creo que hay que rescatar y hacérselo llegar al resto del país y a diferentes partes del mundo

Silvia Herrera – El Tribuno de Jujuy